El
germen
inicial
de
Parrandera’s
surge
en
el
verano
del
2015
cuando
soy
convocada
a
escribir
una
obra
breve
para
el
Ciclo
de
Teatro
Cumbiero.
La
primera
imagen
vino
clara.
Una
mujer
de
espaldas,
con
una
campera
de
flecos
y
un
sombrero
vaquero
alzando
sus
brazos
al
cielo.
En
ese
gestus
residía
una
gran
potencia.
Me
refería
a
un
personaje
mítico.
Una
mujer
que
deja
su
mundo
de
comodidades
burguesas
por
la
cumbia.
Que
sigue
su
deseo.
Que
cambia
su
vida,
su
identidad
por
entregarse
a
la
bailanta
y
a
sus
fieles.
Una
Helena
de
Troya
cumbiera.
Rápidamente
me
surgió
la
necesidad
de
escribir
la
versión
larga.
Así
fue
que
tomé
como
puntapié
el
mito
del
rapto
de
Helena
de
Troya
relacionándolo
con
los
cultos
paganos
populares,
las
figuras
cumbieras
endiosadas
como
Gilda
y
sus
trágicos
destinos
que
las
vuelven
mito.
Ídolos
a
los
que
se
les
pide
milagros
de
todo
tipo.
Y
la
música
como
espacio
sagrado
donde
hacer
catarsis,
donde
expurgar,
y
encontrar
una
identidad.
El
sociólogo
Rubén
Dri
fue
clave
para
desentrañar
y
entender
esto.
Él
indica
que
el
fraccionamiento
al
infinito
de
los
sectores
sociales
trae,
además
de
penurias
económicas
de
una
gravedad
inusitada,
una
pérdida
de
identidad
alarmante.
Para
salir
del
desamparo
que
provoca
la
falta
de
identidad,
los
sectores
populares
recurren
a
las
más
diversas
formas
religiosas,
en
las
que
se
mezclan
los
símbolos,
los
fetiches,
las
supersticiones,
y
las
doctrinas
exóticas.
Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios
El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.
Es
así
como
en
Parrandera’s
un
trío
de
cumbia,
llamado
Los
Rancheros,
nombran
a
Helena
su
nueva
líder
y
la
alaban
adjudicándole
poderes
milagrosos,
creando
así
alrededor
de
ella
un
nuevo
culto.
Leyendo
sobre
el
rapto
de
Helena,
descubrí
que
en
aquellos
relatos
o
se
le
saca
el
poder,
o
se
la
enjuicia.
Es
una
virgen
raptada
o
una
puta.
Una
mujer
que
sigue
su
deseo
molesta
desde
los
primeros
mitos.
Así
aparece
Helena
en
medio
de
pujas
patriarcales
y
como
objeto
en
disputa.
No
se
tiene
en
cuenta
su
decisión.
Un
hombre
raptándola,
otro
queriendo
rescatarla,
y
ella
anulada.
En
la
narración
de
este
mito,
no
se
cuenta
lo
que
ella
quiere.
En
Parrandera’s
se
rompe
con
estos
lugares
dicotómicos
en
los
que
se
pone
al
personaje.
Su
deseo
es
infinito
e
indescifrable.
“Yo
no
soy
mentira,
soy
mito”
dice
el
personaje
de
Helena
en
la
obra.
Y
es
que
en
esa
construcción
de
ficción
que
nos
damos,
nos
contamos
el
cuento
que
necesitamos
escuchar.
Nos
religamos,
nos
volvemos
a
reunir
con
nuestra
parte
perdida,
como
define
Mircea
Eliade.
Leyendo
sobre
la
historia
de
Yemanya,
El
Gauchito
Gil,
La
Virgen
de
Itatí,
descubrí
que
más
que
la
información
real
sobre
cada
personaje
era
más
potente
lo
que
narraban
sus
devotos
sobre
ellos.
Rubén
Dri
también
nos
indica
que
cuando
el
símbolo
se
convierte
en
fetiche
pasa
a
dominar
al
creyente.
En
Parrandera’s
se
atraviesa
por
esas
etapas
a
través
de
todo
este
culto
tan
particular.
Además,
el
choque
de
idiomas
se
pone
en
juego,
separando
poderosos
de
oprimidos,
en
una
comedia
que
late
con
el
pulso
de
la
tragedia.
En
2017
estrenamos
la
obra
larga,
y
la
hicimos
por
dos
años.
Fuimos
a
salas
de
la
provincia,
participamos
en
un
festival
provincial
en
Saladillo,
y
compartí
esta
investigación
en
un
Congreso
de
Tendencias
Escénicas.
En
el
2023
surgió
la
posibilidad
de
publicarla.
Policapo
Q
Ediciones
se
interesó
en
el
material
y
así
fue
como
presentamos
el
libro
en
el
Centro
Cultural
Recoleta
con
un
prólogo
de
la
socióloga
del
Conicet
María
Pía
Venturiello
y
una
contratapa
del
dramaturgo
Ariel
Farace.
Este
año
volvemos
a
hacerla
a
casi
10
años
de
su
surgimiento,
con
un
grupo
humano
y
artístico
que
ya
es
refugio
y
magia
en
escena.
Estaremos
todos
los
viernes
de
agosto
y
septiembre
a
las
21
en
el
Abasto
Social
Club
(Yatay
666)
esperándolos
para
contar
esta
historia,
escuchar
buena
música
(la
obra
tiene
música
original),
tomarse
unos
fernets,
y
si
las
palabras
quedan
resonando
poder
llevarse
el
libro
en
papel.
*Autora
y
directora
de
Parrandera’s.
Epifanía
de
un
rapto.