
El
4
de
octubre
de
1997,
Barcelona
se
convirtió
en
el
centro
de
la
realeza
europea
con
la
boda
de
la
infanta
Cristina
de
Borbón
e
Iñaki
Urdangarin.
Fue
un
evento
espectacular,
lleno
de
lujo,
tradiciones
y
un
toque
de
modernidad,
pero
que
con
el
paso
del
tiempo
quedaría
marcado
por
los
escándalos
y
las
sombras
en
la
vida
de
la
pareja,
que
terminó
en
divorcio.
La
ceremonia
de
la
hija
de
Juan
Carlos
I
y
el
deportista,
se
celebró
en
la
majestuosa
Catedral
de
Santa
Eulalia,
y
contó
con
la
presencia
de
representantes
de
40
casas
reales,
así
como
de
destacadas
personalidades
del
ámbito
cultural,
político
y
empresarial.
La
noche
anterior,
los
habitantes
fueron
testigos
de
un
espectáculo
inolvidable
en
la
Fuente
Mágica
de
Montjuïc,
con
agua,
luz,
música
y
fuegos
artificiales,
un
regalo
del
Ayuntamiento
para
los
novios.
Además,
cientos
de
claveles
fueron
repartidos
a
los
visitantes,
anticipando
el
gran
día.
El
look
de
la
infanta
Cristina
para
su
boda
La
infanta
Cristina
deslumbró
con
un
vestido
diseñado
por
Lorenzo
Caprile,
confeccionado
en
seda
valenciana
color
marfil.
De
corte
clásico,
con
manga
francesa
y
un
elegante
cuello
barco,
el
diseño
se
destacó
por
su
cola
de
tres
metros,
que
añadía
majestuosidad
al
conjunto.
La
novia
lució
la
tiara
floral,
una
pieza
histórica
de
platino
y
diamantes,
y
los
pendientes
de
chatones
de
diamantes
que
pertenecían
a
las
“joyas
de
pasar”
de
la
familia
real
española.
Completó
el
look
con
un
velo
restaurado
por
el
taller
de
Caprile,
el
mismo
que
había
sido
usado
por
la
reina
María
Cristina
décadas
atrás.
La
royal
llevó
un
peinado,
inspirado
en
los
recogidos
de
principios
del
siglo
XX,
que
evocaba
a
la
reina
Victoria
Eugenia
de
Battenberg.
La
ceremonia
y
los
invitados:
un
despliegue
de
realeza
internacional
Iñaki
Urdangarin
llegó
al
altar
del
brazo
de
su
madre,
Claire
Liebaert.
Poco
después,
la
infanta
Cristina
hizo
su
entrada
junto
a
su
padre,
el
rey
Juan
Carlos
I,
al
ritmo
del
Himno
Nacional.
El
cortejo
nupcial
estuvo
encabezado
por
el
entonces
príncipe
de
Asturias
y
la
reina
Sofía.
Entre
los
invitados,
destacaron
figuras
como
la
reina
Noor
de
Jordania,
los
reyes
de
Noruega
y
Suecia,
la
emperatriz
Farah
Diba
y
el
príncipe
heredero
Reza
Pahlavi,
entre
otros
representantes
de
las
dinastías
reales
más
importantes
del
mundo.
En
aquel
entonces,
la
boda
de
Cristina
e
Iñaki
era
vista
como
la
unión
de
una
pareja
joven,
moderna
y
llena
de
ilusiones.
Sin
embargo,
25
años
después,
los
ecos
de
aquella
celebración
contrastan
con
una
realidad
cargada
de
polémicas.
El
matrimonio
naufragó
entre
rumores
de
infidelidad
y
la
condena
de
Urdangarin
por
corrupción
en
el
caso
Nóos,
que
afectó
gravemente
a
la
imagen
de
la
monarquía
española.
Hoy,
aquel
día
de
celebración
quedó
como
un
recuerdo
de
tiempos
más
sencillos,
cuando
la
infanta
Cristina
e
Iñaki
Urdangarin
eran
el
símbolo
de
un
amor
que
parecía
inquebrantable.
VO