Abuso sexual en Almafuerte: la mujer acusada de matar a su padre recuperó la libertad

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Tribunales
de
Río
Tercero.

El
caso
de
parricidio
ocurrido
en
la
ciudad
cordobesa
de

Almafuerte

hace
pocos
días
ha
tenido
un
vuelco
significativo
en
los
últimos
días:
Jénifer
Raymondo
(30),
la
mujer
que
asesinó
a
su
padre
de
una
puñalada,
recuperó
la
libertad
este
miércoles,
tras
13
días
de
detención.

Ella
misma
había
confesado
el
2
de
enero
que
mató
a
Atilio
(63),
su
padre.
Fue
ella
quien
llamó
a
una
ambulancia
y
confesó,
en
el
lugar
del
hecho,
que
le
dio
una
puñalada.

Tras
el
reconocimiento
del
crimen,
el
fiscal
de
los
tribunales
de
Río
Tercero,
Alejandro
Carballo,
la
imputó
de
modo
inmediato de
homicidio
calificado
por
el
vínculo
 y
ordenó
su
detención.


El
contexto

La
fiscalía
trabajó
activamente,
convocando
a
numerosos
testigos
y
acumulando
evidencia,
que
incluyeron
pericias
psicológicas
y
psiquiátricas.
Con
todo
ese
cuerpo
probatorio,
el
fiscal
encargado
resolvió
un
cambio
en
la
imputación:
la
nueva
carátula
es
“parricidio
en
estado
de
emoción
violenta”.

La
“emoción
violenta”
es
considerada
una
atenuante
de
la
pena
o
eximente
incompleta,
esto
es,
que
no
elimina
la
punibilidad
sino
que
simplemente
la
reduce.
El
punto
es
que,
particularmente,
en
el
caso
del
homicidio
emocional,
previsto
en
el
art.
81
inc.1°,
la
pena
se
reduce
considerablemente
por
comparación
con
la
escala
prevista
para
el
homicidio
simple.


La
acusación
inicial
preveía
prisión
perpetua
en
caso
de
condena.
En
cambio,
la
nueva
imputación
prevé
de
10
a
25
años
de
penas,
en
caso
de
ser
hallada
culpable.

Aunque
esa
escala
ha
sido
declarada
inconstitucional
por
el
Tribunal
Superior
de
Justicia,
la
pena
podría
depender
de
los
vocales
de
la
Cámara
que
la
juzgue
y
de
la
interpretación
jurídica
que
puedan
aplicar,
en
caso
de
sentenciarla.
El
debate
sobre
los
atenuantes
será
clave.


Violencia
de
género

La
mujer
y
su
padre
vivían
en
una
casa
en
la
zona
rural
de
Almafuerte,
en
condición
muy
humilde.
Criaban
animales
para
su
subsistencia.
En
una
época
tuvieron
un
cortadero
de
ladrillos.

Todo
los
datos
que
obran
en
el
expediente,
y
que
motivaron
la
reciente
decisión
del
fiscal,
hacen
presumir
que
la
acusada
quiso
dar
un
final
a
una
historia
de maltratos
físicos
y
violaciones
que
habría
sufrido
de
parte
de
su
padre,
durante
toda
una
vida
.

Eso
se
conoció
durante
la
indagatoria
pero
fue
corroborado
por
otros
testimonios,
por
las
medidas
de
prueba
y,
especialmente,
por
las
pericias
psicológica
y
psiquiátrica
a
que
fue
sometida.

De
hecho,
pudo
corroborarse
que
tanto
la
madre
de
Jénifer
como
sus
hermanos
“huyeron”
de
la
casa
ante
la
violencia
y
maltrato
ejercidos
por
Atilio
Raymondo.
Los
hermanos
de
Jénifer,
al
igual
que
su
madre,
se
ausentaron
de
ese
hogar
y
se
mudaron
a
140
kilómetros
de
distancia,
al
norte
provincial,
hace
ya
varios
años.

Fuentes
de
la
causa
indican
que
otras
parejas
de
Atilio
declararon
que
“huían”
de
él,
y
no
solamente
que
lo
abandonaban.
Esos
relatos
se
habrían
sostenido
en
varios
casos.
Los
vecinos
de
la
casa
rural
también
habrían
confirmado
escalofriantes
relatos.

Estas
evidencias
habrían
aportado
a
la
causa,
para
hacer
lugar
al
pedido
del
abogado
defensor
de
la
mujer,
Carlos
Pajtman,
quien
desde
el
primer
momento
manifestó
que
su
defendida
actuó
como
consecuencia
del
abuso
sexual
padecido
y
planteó
que
el
caso
se
encuadre
dentro
de
la
figura
de
la
“emoción
violenta”.

Jénifer
casi
nunca
fue
a
la
escuela.
Apenas
llegó
a
tercer
grado
del
ciclo
primario.
Se
sabe
que
se
llegó
al
extremo
de
que
autoridades
educativas
interviniesen
ante
el
abandono
escolar
de
los
miembros
del
grupo
familiar.

La
defensa
anticipó
que
seguirá
profundizando
en
esa
línea,
porque
entiende
que
se
podría
morigerar
más
aún
la
situación
procesal
de
la
imputada
teniendo
en
cuenta
que
el
desenlace
habría
sido
el
corolario
de
un
abuso
sexual
y
maltrato
de
toda
una
vida.

Fuente:
Cba24n.com.ar


Almafuerte:
una
mujer
fue
detenida
tras
ser
acusada
de
asesinar
a
su
papá