El
príncipe
Louis,
el
menor
de
los
hijos
de
los
príncipes
de
Gales,
supo
ganarse
un
lugar
especial
en
los
corazones
del
pueblo
británico
desde
su
llegada
al
mundo.
Con
su
carisma
natural
y
sus
ya
conocidas
travesuras
durante
los
actos
oficiales,
Louis
se
ha
convertido
en
una
de
las
figuras
más
entrañables
de
la
familia
real.
Pero
ahora,
además
de
su
personalidad
encantadora,
un
detalle
físico
está
llamando
la
atención
de
los
seguidores
de
la
monarquía:
su
asombroso
parecido
con
su
tío
abuelo,
el
príncipe
Eduardo,
hermano
menor
del
rey
Carlos
III.
El
príncipe
Louis,
que
el
próximo
abril
celebrará
su
séptimo
cumpleaños,
ya
muestra
rasgos
bien
definidos
que
evocan
los
genes
característicos
de
la
familia
Windsor.
Las
imágenes
recientes
del
joven
príncipe,
en
las
que
aparece
acompañado
por
sus
padres
y
hermanos
en
eventos
oficiales,
dieron
pie
a
las
comparaciones
con
el
álbum
familiar
de
la
realeza.
El
parecido
entre
Louis
y
el
príncipe
Eduardo
en
su
niñez
resulta
innegable.
Desde
la
forma
de
sus
ojos
hasta
el
arco
de
sus
cejas,
pasando
por
la
estructura
de
su
rostro,
Louis
parece
una
copia
en
miniatura
del
menor
de
los
hermanos
del
rey
Carlos
III.
Los
observadores
más
detallistas
incluso
señalaron
similitudes
en
su
postura
y
expresiones,
como
si
heredara
no
solo
los
genes,
sino
también
la
esencia
de
su
tío
abuelo.
El
príncipe
Eduardo
en
su
juventud:
el
espejo
de
Louis
Como
el
menor
de
los
cuatro
hijos
de
la
reina
Isabel
II
y
el
príncipe
Felipe,
Eduardo
también
era
conocido
por
ser
el
más
juguetón
y
espontáneo
de
sus
hermanos,
un
rasgo
que
parece
haber
pasado
directamente
a
Louis.
FUENTE:
HOLA!
ESPAÑA
Esta
conexión
entre
generaciones
no
solo
fascina
a
los
fanáticos
de
la
realeza,
sino
que
refuerza
el
vínculo
que
une
a
los
Windsor
como
una
de
las
dinastías
más
icónicas
del
mundo.
Más
allá
de
su
parecido
físico
con
el
príncipe
Eduardo,
el
príncipe
Louis
demostró
ser
el
más
desenvuelto
en
sus
apariciones
públicas,
especialmente
durante
el
Jubileo
de
Platino
de
la
reina
Isabel
II,
donde
no
paró
de
hacer
gestos
graciosos
y
expresiones
exageradas,
lo
convirtieron
en
un
favorito
de
los
medios
y
del
público.
A
diferencia
de
sus
hermanos
mayores,
George
y
Charlotte,
que
suelen
adoptar
una
actitud
más
reservada
en
los
actos
oficiales,
Louis
parece
disfrutar
de
robarse
las
cámaras
con
su
energía
desbordante.
Este
contraste
le
ha
otorgado
un
lugar
especial
en
el
corazón
de
los
británicos,
quienes
ven
en
él
una
mezcla
entre
la
formalidad
de
la
realeza
y
la
frescura
de
un
niño
que
aún
no
entiende
del
todo
la
magnitud
de
su
posición.