Lee Child: “La gente en la cima hoy pretende ser la víctima”

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Hubo
cosas
que
realmente
me
impactaron,
porque,
claro,
uno
escribe
a

Jack
Reacher
,
e
imagina
ciertos
escenarios.
No
es
que
apelo
al
realismo,
pero
empezás
a
darte
cuenta
cuando
lo
ves
en
vivo
en
otro
medio
que
hay
otras
formas
de
ocupar
el
plano”,
quien
habla
es

Lee
Child
,
uno
de
los
escritores
más
famosos
del
mundo,
creador
de
Jack
Reacher
y
de
sus
casi
treinta
libros.
Child
celebra
la
tercera
temporada
de
Reacher,
estrenada
en
Prime
Video,
y
que
confirma
a
Alan
Ritchson
como
el
gigante
más
cool
de
la
televisión
actual.
Child,
un
nombre
crucial
de
la
literatura
actual,
festeja
la
serie
con
su
característica
seriedad:
“El
espacio
físico
real
es
una
cosa
que
no
puede
casi
crearse
desde
la
literatura.
Así
es
cómo
una
persona
se
pararía,
así
es
cómo
hablaría,
así
cómo
ocuparía
su
rincón
en
la
habitación.
A
veces
no
es
tanto
una
sorpresa,
sino
que
a
veces
confirma
que
mi
imaginación
funcionaba
correctamente”.


—¿Qué
creés
que
representa
la
idea
de
un
héroe?

—Es
un
momento
complicado
para
esa
respuesta,
porque
un
héroe
sería
alguien
que
hace
lo
correcto,
que
defiende
lo
correcto,
siendo
lo
correcto
cuidar
al
débil.
Impartir
justicia
sin
importarle
si
rompe
las
reglas.
Es
un
concepto
romántico,
por
supuesto.
Pero
también
es
un
concepto
peligroso,
porque
creerse
un
héroe
y
romper
las
reglas
es
algo
muy
a
la
orden
del
día.
Defender
a
quien
no
puede
defenderse
es
algo
bueno.
Romper
las
reglas
no
es
ideal,
pero
lo
aceptamos
en
este
marco
porque
creemos
que
genera
un
bien.
Un
héroe
en
este
caso
es
alguien
que
tuerce
las
reglas
por
el
bien
de
una
persona
que
no
puede
defenderse.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

“Creerse
un
héroe
y
romper
las
reglas
es
algo
muy
a
la
orden
del
día”


—¿Hay
algo
de
este
personaje
que
todavía
te
intriga?

—Algunos
personajes
desarrollan
toda
una
biografía
para
su
personaje.
Incluso
si
esa
información
no
aparece
en
la
obra.
Quieren
entender
todo
de
su
personaje.
Pequeños
datos.
Cosas
que
no
van
a
usar.
¿En
qué
escuela
se
educaron?
Nosotros
podemos
ser
amigos
durante
años
y
aún
así
no
saber
todo
del
otro.
Ni
remotamente.
Siempre
hay
cosas
que
no
se
saben.
Siempre
hay
secretos.
No
quiero
saber
todo
de
Reacher,
nunca
quise
eso.
Me
gusta
que
me
sorprenda.


—¿Qué
pensás
que
la
serie
está
haciendo
con
el
personaje?

—A
lo
largo
de
la
temporada,
con
todo
el
tiempo
disposible
que
tiene
una
serie,
se
puede
trabajar
mucho
más
las
partes
más
silenciosas,
las
graciosas,
las
tranquilas.
Me
gusta
mucho
ver
los
momentos
en
que
los
personajes
salen
del
universo
de
la
acción
y
siguen
demostrando
quién
soy.
Esos
momentos
incluso
de
relajo,
donde
se
crea
el
personaje
cuando
está
en
calma.
De
ahí
nace
mi
admiración
a
los
actores,
a
cómo
han
construído
ese
universo.
Y
yo
siempre
puedo
escribir
lo
que
quiera.
Siempre
puedo
inventar.
Ellos
trabajan
con
un
sistema
de
reglas.
Y
gracias
a
ello
disfruto
mucho
lo
que
están
creando
ahora.
Es
un
tributo
al
talento
de
los
actores
y
sus
habilidades.


—Alguna
vez
dijiste
que
te
interesaba
invertir
el
mito
de
David
y
Goliath,
¿qué
pasa
con
esa
idea
en
un
momento
donde
muchos
que
infligen
violencia
sobre
otros
se
siente
David
y
están
más
cerca
de
Goliath?

—Realmente
hoy
hay
en
el
mundo
una
tendencia:
la
gente
en
la
cima,
en
el
poder,
quiere
pretender
que
son
el
maltratado,
el
héroe
descastado.
Me
gusta
la
idea
con
la
que
empezó
Reacher:
un
Goliath,
de
tamaño,
un
gigante,
que
es
bueno.
Yo
quería
hacer
de
Goliath
el
bueno,
y
realmente
siento
que
lo
he
logrado.
El
éxito
de
Reacher
me
ha
sorprendido
mucho.
De
alguna
manera
esperaba
que
fuera
un
éxito,
pero
no
que
fuera
un
fenómeno.
Me
ha
sorprendido
su
migración
a
la
cultura
general.
Es
mencionado
en
diferentes
lugares.
Por
ejemplo,
en
Nueva
Zelanda,
en
debates
parlamentarios
han
citado
a
Jack
Reacher.
Han
pasado
muchos
años
para
que
Reacher
saliera
de
los
libros
y
avanzara
a
la
cultura.
Verlo
siendo
referencia
en
la
cultura
popular,
desde
la
expresión,
por
ejemplo,
“este
auto
es
el
Jack
Reacher
de
los
autos”
o
“esa
persona
se
hace
el
Jack
Reacher”.
Es
algo
que
me
pone
muy
contento,
pero
que
por
ejemplo
no
estaba
esperando.


—¿Qué
te
fascina
de
la
idea
de
contar
una
historia?

—Es
una
pregunta
muy
profunda.
¿Por
qué
contamos
historias?
¿De
dónde
sale
esa
necesidad?
No
hay
una
razón
evolutiva
para
contar
historias.
Pero
de
alguna
forma
fueron
vitales
para
nuestra
supervivencia.
Quiero
decir,
todo
lo
que
ha
sobrevivido
al
paso
del
tiempo
es
algo
que
ha
sido
crucial
a
nuestra
existencia
actual.
Entonces
¿qué
hay
en
las
historias?
Nos
ayudaron
a
sobrevivir,
a
que
mañana
fuera
posible
estemos
aquí.
Las
historias
inspiran,
nos
dan
poder,
hasta
el
punto
de
consolarlos,
de
darnos
valor,
forman
una
parte
vital
de
nuestro
cerebro.
Las
historias
no
podrían
existir
si
no
hubieran
sido
útiles
de
alguna
forma.
¿De
qué
forma
han
dado
protección?
Es
algo
que
me
gustaría
realmente
entender,
viajar
en
el
tiempo
y
ver
cómo
eso
se
configuró
de
una
forma
que
hoy
no
podemos
concebir
el
mundo
sin
historias.

“No
quiero
saber
todo
de
Reacher,
nunca
quise
eso.
Quiero
sorpresas”


—¿Por
qué
casi
siempre
elegís
situar
a
Reacher
en
estos
pueblos
pequeños,
algo
que
vive
en
la
serie,
y
hacer
de
ellos
el
escenario
de
una
conspiración?

—En
Estados
Unidos
hay
muchos
pueblos
que
crecieron
hace
más
de
un
siglo.
Luego,
con
la
construcción
de
las
autopistas
en
los
años
50,
algunos
quedaron
aislados.
Son
lugares
donde
la
comisaría
más
cercana
puede
estar
a
cientos
de
kilómetros,
lo
que
permite
que
se
oculten
secretos.
En
Europa,
que
es
mucho
más
densa
en
población,
eso
es
imposible.
Todo
el
mundo
conoce
los
asuntos
de
los
demás.
Pero
en
estos
pueblos,
es
totalmente
creíble
que
haya
cosas
ocurriendo
fuera
del
radar
del
resto
del
mundo.
Hay
una
regla
en
la
escritura
que
dice
que
el
final
debe
ser
tanto
inesperado
como
inevitable.
Ese
es
el
truco.
Tiene
que
ser
lógico,
plausible,
algo
que
el
lector
pueda
aceptar
como
posible,
pero
que
no
vea
venir.
Yo
no
sigo
un
plan
cuando
escribo,
simplemente
avanzo
y
veo
qué
pasa.
Si
el
lector
se
sorprende,
es
porque
yo
también
me
sorprendí.


—Las
adaptaciones
al
cine
o
la
televisión
pueden
ser
un
éxito
o
un
fracaso.
¿Qué
creés
que
hace
que
esta
serie
original
de
Prime
Video
sea
una
gran
versión
de
tus
novelas?

—Es
un
proyecto
enorme,
con
cientos
de
personas
trabajando
en
él.
Pero,
en
el
fondo,
todos
son
fanáticos
de
los
libros.
Lo
hacen
porque
aman
las
historias
y
su
instinto
es
respetarlas
al
máximo.
No
quieren
desviarse
demasiado,
buscan
trasladar
la
mayor
parte
posible
del
libro
a
la
pantalla,
porque
es
lo
que
los
motiva.


—¿Alguna
vez
tuvieron
que
descartar
algo
de
los
libros
porque
no
funcionaba
en
la
serie?

—Todo
el
tiempo.
Es
algo
curioso
porque,
para
mantener
la
esencia
del
libro
en
pantalla,
muchas
cosas
tienen
que
cambiar.
Pasamos
del
mundo
de
la
imaginación
al
mundo
físico.
Cuando
escribo,
todo
está
en
mi
cabeza
y
cuando
alguien
lee,
lo
imagina
a
su
manera.
Pero
al
llevarlo
a
la
pantalla,
se
convierte
en
algo
tangible,
con
actores
en
escenarios
reales.
Algunas
cosas
no
son
viables
y
tenemos
que
buscar
soluciones,
pero
lo
importante
es
que
la
sensación
general
se
mantenga.
Si
lo
hacemos
bien,
los
lectores
no
notan
los
cambios.
Hay
limitaciones
prácticas.
Por
ejemplo,
en
61
Hours,
la
historia
transcurre
en
un
paisaje
cubierto
de
nieve
virgen.
En
el
libro,
esa
imagen
funciona,
pero
en
la
realidad,
filmar
en
la
nieve
es
complicado
porque
cualquier
movimiento
deja
huellas.
También
hay
escenas
en
ciudades
llenas
de
gente
que
son
difíciles
de
rodar,
así
que
hay
que
buscar
alternativas.
Pero
en
general,
me
gusta
ambientar
mis
historias
en
lugares
solitarios
y
abiertos,
lo
que
facilita
la
producción.