“El Quilmes Rock es historia viva; es parte de nuestra historia musical”

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La
historia
de
los
festivales
de
rock
en
Argentina
parece
ser
un
libro
en
proceso,
una
tradición
que
se
remonta
al
Buenos
Aires
Rock,
cuya
primera
edición
fue
en
1970.
Para
la
edición
de
1982,
Héctor
Olivera
hizo
una
cobertura
que
derivó
en
película,
estrenada
en
1983.
Por
esos
meses,
la
oscuridad
y
el
terror
de
la
dictadura,
declinaba
lentamente,
aunque
el
gobierno
militar
todavía
imponía
su
régimen
de
represión
y
tortura.
La
libertad
que
propone
el
rock
como
expresión
y
movimiento
es
un
bálsamo
desde
que
se
importó
al
país
y
se
transformó
en
una
parte
constitutiva
del
genoma
musical
argentino.

Después
de
21
años
de
aquella
edición
se
celebró
la
primera
edición
del
Quilmes
Rock.
Corría
el
año
2003
y
la
crisis
económica,
política
y
social
todavía
sobrevolaba
los
ánimos
y
las
charlas.
Iniciativa
de
la
productora
Pop
Art,
liderada
por
Roberto
Costa
y
de
la
cervecería
Quilmes,
liderada
por
Martín
Ticinese,
la
idea
fue,
desde
un
principio,
poner
en
valor
al
rock
nacional,
en
un
contexto
en
el
cual
la
posibilidad
de
que
una
banda
de
afuera
se
acercara
a
estas
tierras
se
había
vuelto
improbable.

El
festival
prosiguió
y
el
sábado
5,
domingo
6,
sábado
12
y
domingo
13
de
abril
celebrará
una
nueva
edición,
en
Tecnópolis.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

Fede
Bareiro
dirigió
y
Juan
Parodi
produjo
Quieren
Rock?,
documental
que
el
martes
11
tuvo
su
preestreno
en
los
cines
Hoyts
del
DOT
y
que
se
estrenó
oficialmente
en
la
TV
Pública
al
día
siguiente.

Al
cierre
de
esta
edición
no
se
confirmó
cuándo
se
estrenará
en
plataformas.

PERFIL
habló
con
las
dos
mentes
que
congeniaron
para
realizar
una
película
que
logra
mantenerse
orgánica
en
su
objetivo
de
resaltar
una
historia
ligada
a
una
marca,
donde
conviven
un
registro
elocuente
y
otro
desfachatado.
Con
rigor
y
responsabilidad,
la
dupla
se
permitió
el
humor,
incluyendo
cápsulas
realizadas
por
Tiranos
Temblad,
la
firma
con
la
que
Agustín
Ferrando
Trenchi
le
ofrece
a
YouTube
sus
poéticos
resúmenes
de
la
cotidianeidad
uruguaya.

—¿Cómo
surgió
el
proyecto
del
documental?

—JP:
Matías
(ndr:
Loizaga,
uno
de
los
productores
del
Quilmes
Rock)
me
contó
que
quería
producirlo
y
justo
en
ese
momento
estaba
lanzando
mi
productora.
Me
pareció
la
manera
perfecta
de
arrancar,
porque
Quilmes
Rock
es
parte
de
nuestra
historia
musical.

—FB:
De
mi
lado
surgió
un
poco
antes,
participando
de
un
podcast
de
historias
en
el
Quilmes
Rock,
que
armó
Pop
Art
y
que
trabajé
con
Laura
Costa
y
con
Sofía
Montecchia,
un
equipo
muy
lindo
con
el
que
nos
contactamos
con
parte
del
material
de
archivo
del
festival,
el
material
histórico.
Entonces
ahí
yo
tenía
como
un
camino
recorrido.
Cuando
Matías
Loizaga
me
escribe,
me
dice
que
hay
un
proyecto
para
hacer
un
documental
del
Quilmes
Rock,
con
una
estructura
obviamente
más
grande.
Yo
quizás
ya
contaba
con
ese
know-how
y
les
pareció
que
era
la
persona
para
dirigirlo.
Ahí
me
pongo
en
contacto
con
Juan
Parodi,
que
es
el
productor
general,
y
con
Gustavo
Neistat,
también
productor,
y
empezamos
a
pensar
las
mil
maneras
de
encarar
una
película
con
tanta
información,
tantas
historias,
archivo
y
material
valioso.

—Después
de
abordar
al
festival
con
tanta
rigurosidad,
¿qué
conclusiones
sacaste
de
lo
que
representa
el
festival
para
la
cultura
rock?

—FB:
Fuera
de
todo
mensaje
institucional,
el
Quilmes
Rock
es
historia
viva.
Soy
público,
he
ido
a
casi
todas
las
ediciones
y
también
creo
que
el
público
argentino
se
transforma
y
saca
la
chapa
que
saca
en
el
mundo
por
festivales
como
el
Quilmes
Rock.
Y
el
documental
le
dedica
también
un
espacio
a
lo
importante
que
es
esa
pata
más
underground
en
un
ecosistema
de
festivales.
Obviamente
hace
hincapié
en
las
historias
de
los
grandes
artistas,
pero
también
hay
un
momento
que
relata
Flavio
Cianciarulo
de
los
Fabulosos
Cadillacs,
Juanse,
Ema
Horvilleur
y
la
periodista
Ceci
Elía
sobre
cómo
ese
conjunto
de
bandas
underground
también
hace
a
la
historia
de
los
festivales.

—Es
un
documental
que
logra
una
armonía
entre
testimonios
y
un
archivo
abundante.
¿Con
qué
desafíos
te
encontraste
a
la
hora
de
pensar
la
historia
desde
los
materiales
disponibles
y
lo
que
tenían
que
salir
a
buscar?

—FB:
Desde
el
principio
tuve
una
pregunta
en
la
mesa:
¿qué
hago?,
¿qué
hacemos?
Por
ejemplo:
¿hacemos
una
recapitulación
cronológica
y
eso
es
todo?
Y,
nos
parecía
que
no.
Entonces,
para
evitar
eso,
buscamos
que
el
documental
dialogue
con
la
época.
Y
desde
el
guión,
que
trabajamos
con
el
periodista
Sebastián
Chávez,
entendimos
que
hubo
un
momento
que
quizás
desde
afuera,
en
la
historia
del
Quilmes
Rock,
se
puede
entender
como
un
pequeño
desvío
en
la
identidad
rockera
del
festival.
Entonces,
encontrar
ese
momento
de
pequeño
paso
en
falso
era
una
manera
también
de
contar
una
historia
y
de
darle
una
respuesta
después.

—¿Y
en
cuanto
al
título?

—FB:
Creo
que
calza
bien
porque
es
la
historia
de
cómo
un
festival
que
construyó
una
escena
de
rock
tan
potente
termina
rescatándolo
trayendo
a
la
banda
más
rockera
del
mundo.
Los
testimonios
amalgaman
un
poco
todo
esto
que
te
digo.
La
construcción
de
la
época,
la
construcción
de
conflictos
y
obviamente
muchas
historias
pequeñas
que
es
algo
que
siempre
trato
de
incluir
en
los
proyectos
que
encaro.

—JP:
Además,
el
desafio
fue
darle
unidad
a
todo.
Teníamos
una
cantidad
enorme
de
material,
pero
había
que
encontrar
el
hilo
narrativo
para
que
no
fuera
solo
un
collage
de
recuerdos,
sino
una
historia
con
peso
propio.

—Manejaron
una
tónica
emotiva
y
humorística,
¿por
qué
esos
dos
registros?

—FB:
Mi
manera
de
trabajar
va
casi
inevitablemente
a
esos
dos
pinceles.
Dentro
de
las
entrevistas
hay
mucho
de
ambas
cosas,
pero
también
obviamente
contamos
con
Tiranos
Temblad.

—JP:
Porque
así
es
el
rock.
Es
emoción,
nostalgia
y
energía,
pero
también
tiene
mucho
humor,
sobre
todo
en
las
anécdotas
de
los
músicos.
No
queríamos
hacer
algo
solemne,
sino
fiel
al
espíritu
del
festival.

—¿Alguna
anécdota
del
rodaje?

—FB:
Bueno,
hacerle
una
nota
a
Los
Piojos
y
que
den
un
testimonio
después
de
que
se
hayan
juntado,
y
que
hasta
ahora
la
única
entrevista
que
hayan
hecho
sea
para
este
proyecto
fue
toda
una
responsabilidad.
Entonces,
desde
lo
personal
hay
varias
medallas,
pero
hay
una
para
los
colegas
también
que
ya
lo
vieron
y
que
siguen
el
trabajo
que
hago,
que
lo
entendieron
como
un
momento
“Fede
Bareiro”,
o
así
me
llegó
y
me
puso
contento,
que
es
la
participación
del
rollinga
que
protagonizó
hace
20
años
el
video
de
“Yo
no
me
quiero
casar
y
usted”
de
Turf.
Entonces,
me
alegra
haber
propuesto
la
posibilidad
de
que,
si
cruzamos
al
hombre,
que
se
llama
Emiliano,
con
la
banda,
tendríamos
algo
valioso.
Y
disfruté
todo
lo
que
implicó
producir
ese
momento,
buscarlo,
encontrarlo,
generar
un
encuentro
y
ser
testigo
de
esa
reunión
20
años
después.