La ley marcial y la represión no detienen las multitudinarias protestas contra el golpe

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Miles de personas volvieron a las calles de Myanmar por quinto día consecutivo en protesta contra el golpe de Estado

Miles de personas volvieron a las calles de Myanmar por quinto día consecutivo en protesta contra el golpe de Estado

 
Decenas de miles de personas volvieron masivamente a las calles de Myanmar por quinto día consecutivo en protesta contra el golpe de Estado, pese a la respuesta represiva del Ejército, en una crisis por la que el país asiático ya empieza a sufrir las consecuencias externas, como las sanciones anunciadas por Estados Unidos, que incluyen el congelamiento de activos.

Tras los ataques nocturnos contra la sede de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi, decenas de miles de personas marcharon por el centro de Yangón, la capital económica del país, haciendo caso omiso del recrudecimiento de la represión de ayer y la determinación de los generales golpistas ante los llamados de restablecer la democracia, informó la agencia de noticias AFP.

Varios miles de personas se concentraron también en Naipyidó, capital administrativa de Myanmar, en el centro del país.

Los golpistas prohibieron el lunes por la noche todas la congregaciones de más de cinco personas en Yangón, Napypidó y otras ciudades y decretaron un toque de queda.

En los últimos días, centenares de miles de manifestantes salieron a las calles del país, pidiendo la liberación de los detenidos, el fin de la dictadura y la abolición de la Constitución de 2008, hecha a medida del ejército.

Desde el golpe de Estado, el 1 de febrero, el número de personas detenidas ascendía a 190, según una ONG que ayuda a presos políticos.

El golpe de Estado fue condenado por Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y muchos otros países, como Nueva Zelanda que anunció que suspendía sus relaciones militares y políticas de alto nivel con Myanmar, convirtiéndose en el primer país en tomar medidas para aislar a la junta.

El presidente Joe Biden anunció medidas contra la junta militar, incluyendo el congelamiento de sus activos en territorio estadounidense, al tiempo que instó a los generales a renunciar al poder.

“Aprobé una nueva orden ejecutiva que nos permite sancionar de inmediato a los líderes militares que dirigieron el golpe, sus intereses comerciales y a familiares cercanos”, dijo Biden.

“Hoy vuelvo a pedir a los militares birmanos que liberen inmediatamente a los líderes políticos y activistas democráticos que están deteniendo, incluyendo a Aung San Suu Kyi y también a Win Myint, el presidente”, agregó Biden.

“Los militares deben abandonar el poder”, instó el mandatario estadounidense, quien indicó que su administración cortará el acceso de los generales a 1.000 millones de dólares en fondos en Estados Unidos y que pronto revelará nuevas sanciones.

Poco después, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo que Estados Unidos espera que sus socios implementen acciones de manera colectiva en respuesta al golpe de Estado en Myanmar.

“Hemos escuchado de algunos de nuestros socios qué están trabajando”, dijo Price en una conferencia de prensa, “creo que cuando escuche de nosotros y de nuestros socios esta semana quedará muy claro que lo que estamos implementando colectivamente impondrá costos elevados y profundos a los responsables de este golpe”.

Ayer la ONU condenó lo que calificó como el uso “desproporcionado” e “inaceptable” de la fuerza del ejército, que el 1 de febrero perpetró un golpe de Estado y puso fin a diez años de experimento democrático en el país asiático.

El relator especial de Naciones Unidas para Myanmar, Tom Andrews, condenó el uso de la fuerza y aseguró que la policía disparó contra una mujer que resultó herida en Naipyidó, mientras en las redes sociales los internautas compartieron masivamente las imágenes que recogían esta acción policial.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrará este viernes una sesión especial para analizar la crisis en Myanmar.