Este
29
de
abril,
la
infanta
Sofía
de
Borbón
y
Ortiz
cumple
18
años,
consolidándose
como
una
figura
cada
vez
más
visible
dentro
de
la
monarquía
española.
Segunda
hija
de
los
reyes
Felipe
VI
y
Letizia,
y
hermana
menor
de
la
princesa
Leonor,
Sofía
ocupa
el
segundo
lugar
en
la
línea
de
sucesión
al
trono.
Aunque
vive
a
la
sombra
mediática
de
su
hermana
mayor,
su
carisma
natural
y
su
personalidad
independiente
la
convirtieron
en
un
miembro
de
la
realeza
que
despierta
curiosidad.
Desde
su
infancia,
la
infanta
tuvo
pequeños
detalles
que
la
hicieron
única
entre
su
familia
y
como
miembro
de
la
realeza.
Uno
de
ellos
es
un
pequeño
antojo
en
su
pierna
izquierda,
una
marca
de
nacimiento
que
Sofía
siempre
lució
con
naturalidad,
incluso
en
retratos
oficiales.
En
su
camino
dentro
de
la
institución
monárquica,
Sofía
dio
importantes
pasos.
Durante
la
pandemia
de
coronavirus,
se
animó
a
hablar
en
público
junto
a
su
hermana
Leonor,
leyendo
fragmentos
del
Quijote
en
el
Día
del
Libro
y
enviando
un
mensaje
de
ánimo
a
la
sociedad
española.
La
infanta
Sofía
y
sus
curiosidades
En
cuanto
a
su
estética,
Sofía
también
siguió
su
propio
ritmo.
A
diferencia
de
Leonor,
que
se
perforó
las
orejas
a
los
ocho
años,
Sofía
todavía
no
elige
llevar
pendientes.
Prefiere
mantenerse
fiel
a
su
estilo
sencillo,
algo
que,
según
observadores
de
la
realeza,
refleja
su
espíritu
más
libre.
Amante
del
teatro,
tal
como
se
evidenció
en
el
cumpleaños
número
50
de
Felipe
VI,
la
infanta
se
muestra
interesada
en
el
arte
y
la
cultura,
aspectos
que
podrían
ser
clave
en
su
futuro.
De
hecho,
se
especula
que,
a
diferencia
de
su
hermana,
Sofía
podría
elegir
un
camino
más
autónomo,
lejos
de
los
deberes
oficiales.
Esto
sería
posible
gracias
a
una
medida
impulsada
por
su
propio
padre:
hoy
los
miembros
no
herederos
de
la
familia
real
deben
optar
entre
servir
oficialmente
a
la
Corona
o
tener
una
carrera
profesional
propia.
En
cuanto
a
sus
vínculos
familiares,
la
joven
mantiene
una
apegada
relación
a
sus
raíces
griegas
y
destaca
su
apego
a
su
padrino
de
bautizo,
Konstantin
de
Bulgaria,
un
príncipe
devenido
en
banquero
de
renombre
internacional,
y
su
evidente
parecido
físico
con
la
princesa
Irene
de
Grecia,
tía
abuela
materna.
Hoy,
al
alcanzar
la
mayoría
de
edad,
la
infanta
Sofía
enfrenta
un
futuro
lleno
de
posibilidades:
seguir
apoyando
institucionalmente
a
su
hermana
en
las
labores
reales
o
construir
una
vida
propia
al
margen
de
los
estrictos
protocolos.
Lo
que
es
seguro
es
que,
como
hasta
ahora,
lo
hará
a
su
manera.