Florencia Peña: “Soy quién soy, más por mis caídas que por mis éxitos”

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Decir
Florencia
Peña
es
sinónimo
de
actuación,
canto
y
baile,
pero
siempre
con
una
sonrisa
en
su
rostro.
Ahora
se
la
puede
ver
de
miércoles
a
domingo
en
el
Teatro
Astral
encabezando
el
espectáculo
Pretty
Woman.
El
musical.
Lo
hace
con
la
dirección
de
Ricky
Pashkus
y
junto
a
un
numeroso
elenco
integrado
por
Juan
Ingaramo,
Alejandra
Perlusky,
Mariano
Condoluci,
Alfredo
Staffolani,
Walter
Canella,
Leo
Bosio,
Mariano
Magnífico
y
varios
más.
Acaba
de
bajarse
del
éxito
de
Mamma
mía,
que
continúa
ahora
con
Marisol
Otero
y
deberá
luchar
con
la
imagen
de
Julia
Roberts
en
la
célebre
película
de
1990,
pero
esta
versión
musical
se
estrenó
en
los
Estados
Unidos
en
el
2018.
Además
de
contar
con
cinco
músicos
que
interpretan
en
directo,
algo
cada
vez
más
infrecuente,
hay
que
subrayar
la
decisión
de
tener
entradas
que
se
consiguen
desde
$
12
mil.

—Encarnás
a
una
prostituta:
¿qué
diferencia
tiene
con
las
anteriores?

—¡Es
mi
cuarta!
Hice
Sweet
Charity.
Cabaret
y
Disputas
en
la
televisión.
A

me
parece
que
la
de
Sweet
Charity
era
una
joven
que
estaba
buscando
quién
quería
ser,
salir
de
ahí,
pero
no
era
feliz,
alguien
muy
inocente
y
frágil.
En
esta
versión
hay
algo
de
lo
moderno,
tiene
que
ver
con
una
mujer
tratando
de
encontrarse
y
tomándose
el
tiempo
de
decir:
“pará
ésta
no
quiero
ser
yo.”
Es
alguien
que
necesita
creer
en

misma.
Hay
algo
del
empoderamiento
que
me
parece
moderno.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—¿Fue
difícil
elegir
después
del
éxito
de
“Mamma
mía”?

—Nunca
había
hecho
dos
musicales
pegados.
Siempre
voy
por
más,
no
quiero
hacer
nada
de
taquito.
Necesito
tomar
clases,
prepararme
y
sentir
que
voy
a
hacer
algo
distinto
o
más
difícil.
Mamma
mía
hablaba
de
la
maternidad
y
la
elección
de
ser
madre
soltera,
una
empoderada.
Había
una
frase
que
la
hicimos
nuestra
en
el
elenco:
“el
techo
me
lo
arreglo
sola”.
Pero
Vivian
pertenece
a
otra
clase
social,
a
la
que
necesitamos
ver
y
tenemos
que
tender
una
mano.
Me
gustó
el
libro,
las
canciones
de
Brian
Adams
y
las
letras
de
Pretty
woman,
donde
no
se
romantiza
a
la
prostitución.
Es
una
mujer
que
no
encontró
su
destino,
ni
sabe
quién
es.
Ella
al
final
rechaza
el
dinero,
porque
espera
el
amor.
En
un
mundo
donde
pareciera
que
hay
que
tener
plata
para
comprar
cosas
materiales
y
tener
estatus.
Aquí
se
muestra
que
el
estudio
es
una
salida,
un
camino.
Es
una
luz,
porque
te
da
la
posibilidad
de
mejorar
en
la
vida.
Además
aparece
la
solidaridad
con
el
que
está
al
lado.
Muestra
la
empatía,
a
ella
la
discriminan,
pero
otros
la
ayudan.
Es
poder
vibrar
con
el
corazón
del
otro.

—¿El
espectáculo
le
responde
al
mundo
actual?

—Con
el
avance
del
capitalismo,
el
mundo
se
ha
puesto
cada
vez
más
con
el
libre
mercado.
No
solamente
en
Argentina,
donde
lo
estamos
viviendo
con
mucha
virulencia,
sino
en
todos
lados
parece
que
si
no
tenés
dinero,
no
existís.
Si
no
supiste
hacer
plata
te
tenés
aguantar
y
te
morís
de
hambre.
Lucho
contra
eso
y
tengo
tres
hijos,
que
estoy
criando
fuera
de
este
pensamiento.
En
un
mundo
tan
hostil,
que
alguien
tienda
una
mano
a
otro
que
la
necesita,
ya
me
parece
un
hermoso
mensaje,
en
estos
momentos.

—¿Qué
recuerdos
te
dejó
“Casados
con
hijos”
en
el
teatro?

—Tengo
mi
amor
y
mi
odio
por
Moni,
era
mi
estigma.
Nunca
pensé
lo
que
iba
a
pasar
después,
los
veinte
años
de
repetición.
Decidimos
llevarlo
al
teatro
porque
la
gente
nos
lo
pedía.
Fue
impresionante
ver
el
Teatro
Gran
Rex
entero
gritar.
El
nombre
de
nuestros
personajes.
Siento
que
Moni
atraviesa
la
grieta,
es
alguien
que
quieren
unos
y
otros.
No
importa
lo
que
piensen.
Tengo
una
postura,
una
manera
de
mirar
la
vida.
Lo
expreso
y
hay
gente
que
le
gusta
y
otra
que
no.
Lo
que
he
podido
hacer
en
este
último
tiempo
es
que
me
venga
a
ver
gente
que
no
piensa
como
yo
y
eso
está
buenísimo.
Me
lo
dicen
y
lo
siento.

—¿Creés
que
pudiste
vencer
a
la
grieta?

—Sí,
porque
el
arte
es
más
fuerte.
Sería
un
pensamiento
muy
sesgado
si
no
ven
a
Darín
por
lo
que
dijo
del
precio
de
las
empanadas.
Me
dediqué
a
hacer
reír.
El
agradecimiento
que
recibimos
los
que
hacemos
comedia,
es
muy
grande.
Recibo
mucho
amor
por
hacer
reír.
No
sabés
quién
está
del
otro
lado
necesitando
una
sonrisa
en
un
momento
difícil.
Hemos
sido
parte
de
salvar
momentos
duros
de
mucha
gente
sin
saberlo.
Nunca,
jamás
recibí
en
la
calle
odio.
A
lo
mejor
pueden
algunos
ser
indiferentes,
los
que
no
piensen
como
yo,
pero
no
recibí
palabras
feas.
Todo
lo
contrario,
siempre
hay
mucho
amor
conmigo
y
agradecimiento
porque
los
he
hecho
reír.
También
les
gusta
mi
manera
de
ser
mamá,
por
mi
libertad.

—¿Con
más
de
cuarenta
años
de
profesión
te
arrepentís
de
algo?

—No
me
arrepiento
de
nada,
incluso
de
las
cosas
que
por
ahí
han
sido
duras
y
dolorosas,
porque
me
han
hecho
crecer
y
evolucionar.
Soy
quien
soy
más
por
mis
caídas
que
por
mis
éxitos,
porque
con
ellos
una
no
se
pregunta
nada.
Con
la
caída
tenés
la
sensación
de
estar
siendo
más
fuerte
y
que
te
vas
a
sobreponer.

—Hace
muy
poco
desde
un
programa
de
TV
te
acusaron
de
formar
parte
de
una
organización
de
trata
de
personas…

—Llega
un
momento
donde
se
me
pone
en
un
lugar
de
buscarme,
de
ver
dónde
pueden
encontrar
la
grieta
para
meterse
y
decir:
“ves
que
no
es
alguien
creíble”.
El
que
me
odia
o
no
le
gusto
no
va
a
cambiar.
Todo
lo
que
me
han
dicho
en
los
últimos
años,
no
es
para
convencer
a
los
ya
convencidos,
sino
para
convencer
a
los
que
me
bancan.
Lo
que
pasó
con
esta
denuncia,
sigo
sin
entenderlo,
pero
no
me
quiero
detener
porque

que
no
es
verdad,
es
una
mentira.
Estoy
tranquila
y
es
una
más
de
las
que
me
han
hecho.
Pero
no
deja
de
dolerme
que
se
metan
conmigo
cuando
yo
no
me
meto
con
nadie.

—Tenés
tres
hijos
en
una
sociedad
como
la
Argentina
actual:
¿cómo
decidís
educarlos?

—Somos
una
familia
fuerte,
que
no
nos
entran
mucho
las
balas.
Ellos
básicamente
fueron
criados
por
mí,
que
me
ha
pasado
de
todo
y
me
han
acompañado.
Me
quieren
tal
cual
soy
y
bancan
mi
libertad,
como
lo
hago
con
ellos.
Mis
hijos
son
divinamente
diferentes
y
eso
me
encanta.
No
fui
una
madre
estándar,
fui
distinta
para
cada
uno.
Realmente
elegí
ser
mamá.
Siempre
fui
una
laburante
y
nadie
me
regaló
nada,
ni
me
mantiene.
Soy
una
mujer
muy
independiente
con
mi
dinero.
Mis
hijos
han
visto
a
alguien
que
se
esfuerza,
con
tenacidad
y
que
no
se
derrumba
fácilmente.
Con
los
hijos
no
es
tanto
lo
que
uno
dice,
es
más
lo
que
se
hace.
Hay
que
ser
bueno,
respetuoso,
empático,
pero
si
vos
no
sos
así,
no
sirve.

—Varias
veces
dijiste
la
palabra
libertad…

—Siento
que
está
muy
mal
utilizada
en
este
momento.
La
libertad
no
es
la
libertad
de
mercado.
Es
tener
opciones
para
que
una
pueda
elegir,
pero
si
no
tenés
para
comer,
no
tenés
libertad.
No
estoy
de
acuerdo
con
esta
batalla
cultural.
Soy
una
persona
que
vive
en
esta
Argentina
a
la
que
amo
y
siempre
voy
a
querer
que
a
los
gobiernos
que
estén
de
turno
les
vaya
bien.
No
estoy
de
acuerdo
con
el
odio,
ni
con
la
falta
de
empatía.
No
puedo
creer
lo
que
está
pasando
con
el
Hospital
Garrahan,
me
parte
el
corazón.
Lo
mismo
con
los
jubilados
y
con
el
área
de
discapacidad.
Estamos
en
democracia
y
siempre
voy
a
preferir
vivir
en
este
sistema.
Necesitamos
un
Estado
eficiente,
con
un
Incaa
y
un
Instituto
Nacional
del
Teatro.
En
nuestro
espectáculo
somos
setenta
personas
entre
los
que
están
frente
al
público
y
atrás
del
escenario.
No
es
un
gasto
la
cultura,
por
el
contrario
genera
miles
de
puestos
de
trabajo.
Cuando
nos
va
bien
se
llenan
los
restaurantes
y
los
garajes.
Quien
gobierna
tiene
que
gobernar
para
todos
y
todas,
le
guste
o
no
le
guste.