Ya
lo
dice
la
canción:
“Eso
de
durar
y
transcurrir
no
nos
da
derecho
a
presumir,
porque
no
es
lo
mismo
que
vivir,
¡honrar
la
vida!”.
Y
Raúl
Lavié
lo
sabe
muy
bien.
Lo
aprendió
desde
que
era
Raúl
Alberto
Peralta,
un
pibe
dotado
con
una
voz
dispuesta
a
cumplirle
todos
los
sueños.
Se
lo
encuentra
entusiasmado,
palpitante
y
ansioso
por
su
show
en
el
Teatro
Broadway
el
29
de
agosto,
bautizado
“88
años
de
honrar
la
vida”.
Una
velada
para
gozar
de
recuerdos
envueltos
en
grandes
canciones
y
después
comer
unos
ñoquis
por
algún
restaurante
céntrico
que
abra
hasta
tarde.
Conmemora
88
de
vida
y
73
de
carrera,
ocasión
ideal
para
dialogar
con
NOTICIAS,
en
una
charla
para
transitar
por
una
trayectoria
inabarcable.
Noticias:
¿Es
verdad
que
su
nombre
artístico
fue
idea
de
Antonio
Carrizo?
Raúl
Lavié:
Sí,
de
Antonio
Carrizo
y
de
Víctor
Buchino.
Yo
llegué
desde
Rosario,
allí
cantaba
en
una
orquesta
muy
importante,
pero
al
director
no
le
gustaba
mi
estilo
y
me
echó.
Antes
de
buscar
trabajo
allá
decidí
venir
una
semana
a
Buenos
Aires
y
eso
selló
mi
vida,
yo
no
creo
mucho
en
las
casualidades,
creo
en
el
destino,
para
mí
está
escrito
el
camino
que
debemos
recorrer.
Acá
me
crucé
con
un
amigo
rosarino
que
me
armó
una
reunión
con
Víctor
Buchino,
en
ese
entonces
director
de
la
Orquesta
Estable
de
Radio
El
Mundo
y
con
Antonio
Carrizo
que
era
el
director
artístico
de
la
emisora,
fue
en
el
55.
Dí
una
prueba,
veía
que
tardaban
mucho,
hablaban
entre
ellos,
no
sabía
qué
pasaba,
estuve
como
una
hora
cantando.
Finalmente
me
pidieron
que
los
acompañara
a
la
Dirección
de
la
radio,
el
interventor
de
la
radio
me
puso
un
papel
delante
y
me
dijo:
“Pibe,
¿cuánto
querés
ganar?”
Yo
quedé
estático,
pensé
que
estaba
soñando.
Con
la
firma
del
contrato
llegó
el
cambio
de
apellido,
antes
se
estilaba
mucho
lo
del
nombre
artístico.
Noticias:
¿Siempre
tuvo
tan
buena
voz
o
la
fue
desarrollando
a
través
del
tiempo?
Lavié:
La
tengo
desde
la
cuna.
Y
otra
vez
volvemos
a
las
cuestiones
del
destino.
Yo
trabajaba
desde
que
terminé
la
primaria
a
los
12
porque
mis
abuelos
dependían
de
mí.
Era
cadete,
me
la
pasaba
arriba
de
la
bicicleta,
no
iba
a
la
secundaria
pero
mi
manera
de
estudiar
era
leer
la
enciclopedia
“El
tesoro
de
la
juventud”,
en
esa
época
no
existía
la
televisión,
solo
la
radio.
Vivíamos
en
una
casa
que
compartíamos
con
otras
tres
familias,
nuestro
lugar
era
el
garage
que
tenía
una
puerta
de
hierro,
¡hacía
un
calor
tremendo
en
verano
y
un
frío
de
locos
en
invierno!
A
los
14
conocí
a
un
muchacho,
Carlos
Lila,
gran
admirador
de
Gardel,
que
vino
de
Pergamino
a
estudiar
canto,
nos
hicimos
amigos
y
me
pidió
que
lo
acompañara
a
hacer
una
prueba
en
el
Instituto
Musical
Serafino.
El
profesor
que
tomaba
la
audición
me
vio
ahí
y
me
preguntó
qué
iba
a
cantar.
Le
respondí
que
solo
estaba
acompañando
y
me
dijo:
“Tenés
muy
buena
voz.
Deberías
estudiar
canto“.
Noticias:
¿Y
lo
convenció
en
ese
momento?
Lavié:
¡Yo
no
quería
saber
nada!
El
hombre
era
tajante,
muy
serio.
Me
preguntó
dónde
vivía
y
dos
días
después
fue
a
casa
a
hablar
con
mi
mamá,
nosotros
éramos
una
familia
muy
humilde,
parecía
imposible
tomar
clases,
pero
el
profesor
le
dijo:
“Yo
no
le
pedí
dinero,
solamente
quiero
que
aprenda
a
cantar”.
Y
así
fue,
a
raíz
de
eso
empecé
a
entrar
en
el
ambiente
de
la
música,
primero
en
el
Coro
del
Conservatorio,
después
en
la
Orquesta
Juvenil
y
me
propusieron
cantar
profesionalmente
a
los
15.
Viajaba
los
fines
de
semana
a
hacer
shows
por
todos
los
pueblos
vecinos.
Noticias:
¿Para
alguien
tan
chico
la
noche
era
peligrosa
Lavié:
No
había
demasiado
peligro
para
los
chicos,
era
otra
época,
había
ciertos
códigos
que
no
se
rompían
a
pesar
de
que
ladrones
hubo
siempre.
Ya
de
muy
pibe
me
contrataron
para
hacer
bailes
en
Rosario
y
era
muy
conocido.
Todo
el
dinero
que
hacía
trabajando
se
lo
daba
a
mis
abuelos,
ellos
se
encargaban
de
mi
alimentación
y
de
comprarme
alguna
ropita,
hasta
que
a
los
15
ya
me
mandé
a
hacer
un
traje
con
pantalones
largos.
Con
el
primer
contrato
en
Buenos
Aires
empezó
otra
etapa
artística,
la
de
Lavié,
ahora
te
cuento
completo
por
qué
fue
lo
del
cambio
de
apellido…
Noticias:
¿Más
allá
de
los
usos
de
la
época
había
un
motivo
entonces?
Lavié:
Sí,
mi
apellido
Peralta
sonaba
más
relacionado
al
folklore.
Yo
cantaba
un
tango
un
poco
distinto,
los
arreglos
espectaculares
eran
de
Víctor
Buchino
al
estilo
de
Michel
Legrand
que
era
un
músico
y
compositor
de
cine
famosísimo,
se
cantaban
tangos
muy
selectos,
con
una
gran
riqueza
poética,
pero
no
había
bandoneón
sino
piano.
Fue
un
boom
total
y
el
nombre
acompañó
muy
bien.
Querían
algo
distintivo,
la
voz
en
francés
es
“la
voix”,
se
pronuncia
“lavuá”
y
quedó
“Lavié”.
Noticias:
Demos
un
pequeño
salto
y
hablemos
de
“El
Club
del
Clan”.
Ahí
ya
se
asoma
a
otro
tipo
de
música,
¿no?
Lavié:
Yo
tenía
18
años
y
se
estaba
produciendo
un
cambio
generacional
en
el
mundo,
se
perfilaba
otro
rumbo.
Alejandro
Romay
ya
me
había
ofrecido
antes
una
gira
más
una
hora
de
aire
en
Radio
Libertad,
así
surgió
“El
show
de
Raúl
Lavié”.
Les
pedí
una
mano
para
promocionar
las
nuevas
voces
y
fue
un
éxito,
varios
empezaron
a
grabar
y
a
vender
discos,
ahí
surgieron
algunos
celos
porque
ellos
se
volvían
figuras
y
no
querían
ir
a
un
programa
que
se
llamara
“El
show
de
Raúl
Lavié”.
Me
preguntaron
si
podían
cambiarle
el
nombre,
yo
inocentemente
acepté
y
le
pusieron
“Ritmo
y
juventud”.
Ahí
debutó
Palito
Ortega,
por
ejemplo,
ese
fue
el
inicio
de
la
nueva
ola.
Más
tarde
nos
fuimos
a
Canal
11
con
ese
mismo
formato
más
el
agregado
de
que
además
se
comía.
Cuando
nos
llamaron
de
Canal
13
para
continuar
con
otro
programa
estaban
dubitativos
con
el
título
“El
club
del
clan”,
mientras
nos
reuníamos
les
propuse
tomar
algo
con
los
muchachos
y
dije:
“¡Vamos
el
clan!”.
El
productor
lo
escuchó
y
reconoció
al
instante
que
ese
era
el
título.
Era
muy
joven
e
ingenuo,
después
cuando
comenzó
la
industria
del
“Club
del
Clan”
me
di
cuenta
de
que
me
fue
quitado
el
formato,
pero
igualmente
le
fui
fiel
al
canal.
Eso
tuvo
una
recompensa,
cuando
se
terminó
el
“Club
del
Clan”,
El
Trece
me
contrató
en
exclusividad
para
otro
programa
y
gané
muchísimo
dinero
haciendo
televisión
y
shows.
Noticias:
¿Recorrer
el
mundo
lo
convirtió
en
un
bon
vivant?
Lavié:
Sí,
fui
un
negro
exigente,
me
adapté
mucho
a
los
cambios,
a
la
nueva
ropa,
al
buen
vestir
y
al
buen
beber.
También
me
han
gustado
mucho
los
autos
de
colección,
tuve
dos
Jaguar,
un
XJ8
y
un
MK10.
Uno
de
ellos
también
me
sirvió
para
cambiarlo
por
un
barco
que
fue
donde
conocí
a
Laurita,
mi
mujer.
Mi
carrera
fue
in
crescendo,
yo
debo
ser
el
artista
de
más
edad
que
está
vigente
y
trabajando
todas
las
semanas,
parece
que
fuera
normal
porque
me
ven
bien,
¡pero
hay
que
subirse
al
escenario
con
88
años!
Noticias:
Justamente
dentro
de
poco
volverá
a
hacerlo
con
su
show
“88
años
Honrar
la
Vida”,
¿nos
puede
adelantar
algo?
Lavié:
Se
van
a
encontrar
con
un
show
igual
al
que
hacía
en
mis
mejores
momentos,
te
lo
puedo
asegurar,
y
eso
que
hice
musicales
donde
fui
el
Quijote,
Zorba,
El
Violinista
en
el
Tejado,
dos
personajes
en
Víctor
Victoria
y
el
transformista
de
“La
jaula
de
las
locas”.
No
hago
nada
de
taquito,
sigo
amando
lo
que
hago,
cuidándome,
rodeado
de
mi
familia
y
mis
amigos.
El
escenario
es
mágico,
subís
y
te
olvidás
de
todos
los
dolores
y
este
espectáculo
será
muy
importante.
Cuando
cumplí
80
armé
un
show
con
mis
amigos
Valeria
Lynch,
Patricia
Sosa,
Jairo…
Esta
vez
voy
a
invitar
a
jóvenes
que
están
luchando
por
crecer
como
artistas.
Una
de
ellas
es
Antonella
Fernández,
una
mujer
muy
hermosa
que
canta
extraordinariamente
y
a
la
que
apoyo
como
alguna
vez
lo
hice
con
Abel
Pintos.
También
estará
mi
hijo
Gastón
que
sigue
con
una
impronta
de
música
electrónica,
el
grupo
Pampas
Bravas
y
mi
Quinteto.
Te
cuento
algo,
en
diciembre
tal
vez
haré
por
primera
vez
teatro
para
niños
con
una
obra
de
Disney
llamada
“Navidad
en
las
películas”.
Nunca
he
pensado
en
parar,
me
gustaría
terminar
la
vida
en
un
escenario.
También
te
puede
interesar