La maternidad cantada con humor

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Para completar una cartelera que crece día a día se sumaron desde el 13 de este mes estas cuatro actrices, Sabrina Garciarena, Paula Kohan, Flor Otero y Viviana Puerta, presentan la obra Madres, de la norteamericana Sue Fabisch, en el teatro El Picadero. Irán los viernes, sábados y domingos a las 20. El texto resultó un éxito en el off Broadway y aquí en Buenos Aires trajo la originalidad de conformar un equipo totalmente femenino. 

—La obra es norteamericana: ¿cómo fue la adaptación?

GARCIARENA: Leí la primera versión que se había hecho en Perú. Me encantó la idea. El desafío fue para el adaptador nacional ver cómo la traeríamos a nuestra realidad, ya que tenemos otro humor. 

KOHAN: La adaptación fue brillante y la hizo Ricardo F. Hornos, un argentino que vive en Nueva York y pudo reunir los dos mundos. Los argentinos somos muy irónicos, casi como un segundo lenguaje, él lo encontró y puso ese toque nacional. 

OTERO: La mujer y la maternidad cambiaron mucho en estos últimos diez años, en nuestra sociedad que es distinta a la americana. También en los ensayos con la directora, Josefina Pieres surgieron algunas pequeñas modificaciones. 

PUERTA: El texto fue muy exitoso en el off Broadway y después se replicó en varios países siempre con mucha repercusión, ya que la temática es muy universal. Es una comedia, con mucha ironía. La autora fue muy generosa y nos permitió adaptarla a nuestra idiosincrasia. 

—¿Cómo aparece el tema de la maternidad?

G: Las actrices además somos madres y nos sentimos muy identificadas con los personajes. Es una obra cercana para todos. Encuentro muchos puntos en común. Mi personaje se llama Dani. Está embarazada, es obsesiva y meticulosa y son sus amigas las que le muestran el lado B de la maternidad.

K: Tiene mucho humor, de todos los colores, trasmite ese mundo maravilloso y contradictorio como es el de la maternidad. En mi caso personal, soy madre primeriza, mi hija Olimpia cumplió cuatro meses. El público se sentirá identificado, sean mujeres u hombres. 

O: El espectáculo plantea que no hay una sola forma de la maternidad. Cada uno desde el amor y el respeto puede elegir el camino. 

—¿Qué lugar ocupa la música en este espectáculo?

P: Mucho de lo que contamos se relata a través de las canciones, están enlazadas, por eso es una comedia musical. A mí me gusta decir que es teatro musical. Todo está integrado. Cantamos en vivo sobre una pista grabada. 

G: Tiene escenas que terminan en canción, lo cual lo hace muy lúdico, alegre y la música es muy pegadiza. Soy una actriz que puede cantar y lo disfruto mucho. 

K: Me considero una actriz que canta y con la directora abarcamos este teatro musical, cuando la palabra no alcanza ahí aparece la canción. Estudié canto desde muy chica, por lo cual lo tengo incorporado. 

O: Es un recurso fundamental ya que es un musical. Desde mis diez años hago este tipo de propuestas, empecé con Los Miserables, pero creo que fue Rent mi espectáculo bisagra, a mis diecisiete. En ese momento llegaron textos mucho mejores para este género, donde aparecen las canciones cuando las palabras ya no alcanzan. 

—¿Cuáles son sus posiciones frente al feminismo y los pañuelos verdes? 

P: Tengo el pañuelo verde y siento que desde que este movimiento se hizo más masivo me abrió los ojos y me sacudió. Me replanté muchas cosas. No soy una militante, ni voy a las marchas. Mi actitud está dentro de mi casa, con mis hijos adolescentes, tanto con Pedro como Miranda. 

G: A mí no me gusta encasillarme en una palabra, como “feminista”: nunca me manifesté en ese tema. Me considero una mujer que defiende los derechos de la mujer, si eso es feminismo lo soy. Lo mismo con los pañuelos verdes, me duelen los abortos, pero estoy totalmente de acuerdo con una ley que los permita. Donde haya una mujer vulnerada estaré junto a ella. 

K: Estoy a favor de los derechos de la mujer, no me considero feminista, para nada. Quiero la igualdad de género, pero no quiero separar en bandos. Defiendo los derechos míos, de mi hija y los de todas las mujeres. 

O: Mi posición es con la libertad de la mujer. Estoy a favor de la ley del aborto, pero creo que estuvo mal comunicado. Quiero la posibilidad de elegir, lo mismo sucedió con el divorcio. 

—¿Cómo pasaron la pandemia junto a tus hijos?

G: El año pasado estaba embarazada, fue una experiencia diferente. Fue difícil por la economía. Por suerte, mi marido, Gemán (Paoloski) siguió trabajando en el noticiero. Soy de adaptarme a las situaciones y me puse en modo optimista, para que mis hijos pequeños no sintieran ese encierro. 

K: Además de actriz trabajo cerrando acuerdos comerciales entre las marcas y algunas personas de los medios. En el 2020, que no pude ejercer como actriz, me volqué a mi otro trabajo. Fue un desafío muy grande para todos, estaba embarazada y salió todo de manera positiva. Lo más triste es que mi padre murió durante la pandemia, lo deterioró el encierro. 

O: Fue complicado. Nosotros creímos que esto iba a durar menos. Pintamos una vida bella, como un juego. Después la angustia nos llegó a invadir también a nosotros. Lo positivo es que estuvimos más tiempo con nuestra hija, Nina.

—¿Qué balance hacen de haber integrado un espectáculo 100% femenino?

G: Es la primera vez en tantos años que me pasa. Se generó una hermosa comunión entre nosotras. Tanto Paula como yo tenemos bebés y los llevamos a los ensayos. Aquí siento que nos entendemos totalmente. Nunca me sentí mal en otros proyectos, pero en este grupo es muy evidente el cuidarnos mutuamente. 

K: Fue y es un placer gigante. Estoy fascinada por la buena energía y predisposición. Todas tenemos mucho carácter y nos potenciamos. Cada rubro es excelente. Nosotras manejamos un grado de complejidad y recovecos de pensamiento diferente al de los hombres. Tenemos maneras distintas de abordar los problemas. 

O: Al principio lo viví como un experimento: todas somos madres y mujeres. Aquí encontré mucha contención. Paula trae a Olimpia desde su primer mes, le da de mamar y la vimos crecer. Ahora vemos jugar a nuestros hijos ya que los de Sabrina y los míos se conocen desde que hicimos El violinista en el tejado. Disfrutamos de nuestro trabajo y vemos cómo juegan nuestros hijos. Es muy hermoso. 

P: Tenía mucho prejuicio, creí que iban a volar objetos, pero fue mágico. Nos escuchamos todas, incluso en los desacuerdos. Fue maravillosa la dirección ya que tuvo siempre mucha escucha, hacia todo el equipo, no solo con las actrices.

La mirada de Valentina y sus proyectos

J.M.D.

La productora de esta obra, que cuenta con un equipo enteramente femenino delante y detrás de escena, es Valentina Berger, una argentina radicada en Nueva York, que también es crucial con su plataforma Go! Broadway. Desde un Broadway a punto de abrir, confiesa: “Nada de esto hubiese sido posible sin un equipo tan sólido en Argentina. Ayudó muchísimo la tecnología, y nos permitió alinearnos. Tuve mucha suerte de viajar en un momento, para ensayos, pero también de comprobar que si estamos conectados, estemos donde estemos, podemos generar algo. En ese sentido lo veo como una puerta que se abrió. Me armé con un equipo de mujeres que son de oro. Y ojalá sea un proyecto de muchos, todo juntas”. Suma: “Me gusta mucho el mensaje de la obra, que todas las formas de ser mamá están OK mientras haya amor. Es una obra que me gusta porque no adoctrina, porque justamente trata los temas y los expone de un lugar positivo, sin tomar un lado u otro. La maternidad es eso, una montaña rusa, y cada uno lo vive como lo puede vivir. Me encanta que se genere un ámbito de trabajos de madres: cunas en camarines y niños aprendiendo a caminar en la platea. Es lindo alterar esa idea de que no se puede trabajar con niños pequeños. Fue una experiencia muy sanadora. Fue un propósito personal producir algo de un tema universal y que me toca, y también generar condiciones de trabajo flexibles y positivas para las madres. Mi rol preferido en el mundo es ser mamá. Y aunque no seas mamá, se puede disfrutar esta historia y cómo resuena en todos”.

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