
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, salió en las últimas horas al cruce de los camioneros que bloquean las calles de Ottawa en protesta a las medidas sanitarias impuestas por su Gobierno, mientras el movimiento continúa extendiéndose tanto el país como en el extranjero.
“Esto debe terminar”, afirmó Trudeau, al término de una semana de aislamiento por coronavirus, durante un debate organizado de urgencia en la Cámara de los Comunes.
En el hemiciclo, el gobernante minimizó una vez más al movimiento de protesta, al que tildó de “minoría marginal y ruidosa”, y subrayó que el país “superó esta pandemia unido”, mientras que “unas pocas personas gritando y agitando cruces gamadas” no definen a los canadienses.
Desde el pasado 28 de enero, el denominado “convoy de la libertad” ha paralizado la capital canadiense en rechazo a la decisión del Gobierno de obligar a vacunarse contra la Covid-19 a los camioneros que cruzan la frontera entre Canadá y Estados Unidos.
Legisladores canadienses expresaron sus preocupaciones por los efectos económicos de las protestas contra las restricciones covid-19 en #Canadá tras el bloqueó más reciente en el cruce fronterizo hacia #EU. https://t.co/X9UCvU9UPo
— La Jornada (@lajornadaonline) February 8, 2022
Unos 400 a 500 camiones ocupan aún las calles de Ottawa, donde el lunes fue decretado el estado de emergencia por estar “fuera de control”, según denunció el alcalde Jim Watson.
“La gente vive con miedo y está aterrorizada”, dijo en una carta a Trudeau el intendente.
Los camioneros, que desde el lunes tienen prohibido tocar la bocina tras un fallo judicial, optaron por una nueva táctica para hacerse oír: acelerar los motores de sus vehículos pesados, haciendo el aire irrespirable, según reportó la agencia de noticias AFP.
En los últimos días, el movimiento de protesta se convirtió en una protesta contra las medidas sanitarias en su conjunto y, para algunos, contra el Gobierno.
Pancartas contra Trudeau, banderas canadienses, fogatas en las que se calientan los manifestantes, refugios improvisados y carpas se multiplican en las calles de una ciudad que tiene reputación de tranquila.
“No estoy de acuerdo con la forma de actuar de Trudeau ni con su dictadura”, dijo Martin Desforges, un camionero de 46 años originario del norte de Quebec que vive junto a su esposa en una camioneta estacionada desde el inicio del movimiento frente al Parlamento y a pocos metros de las ventanas de la oficina del primer ministro.
“Vacunarse debe ser una decisión tomada entre una persona y su médico. El gobierno no tiene que intervenir”, expresó John Hawley-Wight, un manifestante que se unió a la protesta hace dos días.
Pese a los llamados de ayuda formulados por las autoridades de la ciudad y por la policía de Ottawa, el Gobierno no hizo anoche ningún anuncio concreto durante la sesión excepcional en el Parlamento.
Provincia de Canadá retira restricciones por covid-19 debido a las protestas https://t.co/5eSEog6XUv
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Mientras tanto, el movimiento continúa extendiéndose fuera de la capital: el puente Ambassador, uno de los puntos fronterizos más concurridos, que conecta Windsor, en Ontario (Canadá), con Detroit, en Estados Unidos, fue cerrado el martes por la mañana debido a las manifestaciones.
Y en las últimas horas, ha inspirado acciones similares en el extranjero.
En Nueva Zelanda, un convoy de camiones y casas rodantes bloqueó el martes las calles en torno al Parlamento, en Wellington, para protestar contra las medidas sanitarias y la vacunación.
Las protestas antivacunas en Canadá inspiran una movilización internacional
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En Francia, miles de opositores al pase sanitario anunciaron en las redes sociales que querían “arrollar París” el sábado como parte de una acción ciudadana denominada “convoy de la libertad”.
En Canadá, donde las medidas sanitarias son en la mayoría de las provincias más restrictivas que en otras partes del mundo, el movimiento ha recibido un apoyo popular más amplio del previsto por parte de las autoridades.
Una última encuesta indica que un tercio de los canadienses apoya el movimiento y el 44% de los vacunados entiende “la causa y las frustraciones que transmiten los manifestantes”.