Los
largometrajes
procedentes
de
Europa
siempre
fueron
una
oferta
atractiva
para
el
espectador
argentino.
Hoy,
cuando
numerosas
películas
norteamericanas
agotan
la
capacidad
de
asombro
en
el
público,
con
fórmulas
derivadas
de
franquicias
y
superhéroes
inmersos
en
multiversos,
las
temáticas,
la
diversidad
en
géneros,
las
historias
profundas
que
propone
la
cinematografía
europea,
aparecen
como
una
opción
más
acorde
con
la
idea
de
ver
cine
en
pantalla
gigante.
Pero
a
pesar
de
este
atractivo,
las
propuestas
del
Viejo
Mundo
son
cada
vez
más
esporádicas
y
llegan
en
cuentagotas.
En
2023,
según
cifras
oficiales
del
INCAA,
el
número
de
boletos
vendidos
por
las
salas
de
cine
argentinas
rondó
los
44,16
millones,
lo
que
representó
un
aumento
de
alrededor
del
28%
en
comparación
con
2022.
Pero
de
las
20
películas
más
vistas,
18
provenían
de
Hollywood
y
dos
eran
locales
(“Muchachos”
y
“La
extorsión”).
Muy
detrás
están
los
95.868
tickets
de
la
francesa
“Anatomía
de
una
caída”,
los
44.957
de
la
británico-polaca
“Zona
de
interés”,
competidoras
en
los
Oscar.
Miradas
Años
atrás,
la
situación
era
completamente
diferente.
Los
exigentes
cinéfilos
locales
descubrieron
y
consagraron
a
directores
como
el
sueco
Ingmar
Bergman,
el
italiano
Federico
Fellini,
el
francés
François
Truffaut
o
el
alemán
Wim
Wenders,
entre
otros.
“El
histórico
y
revolucionario
descubrimiento
de
Bergman
en
la
Argentina
es
el
ejemplo
más
notable
de
las
altísimas
capacidades
de
consumo,
selectividad
y
afanes
investigativos
del
público
cinematográfico
argentino.
Expresado
sin
demagogia
alguna:
uno
de
los
mejores
del
mundo”,
afirma
el
crítico
Carlos
Morelli,
qye
fue
productor
y
conductor
del
legendario
programa
de
televisión
“Función
Privada”
de
canal
7,
junto
a
su
colega
Rómulo
Berruti.
Ambos
difundieron
algunos
de
los
mejores
exponentes
del
cine
español
como
la
recordada
“El
crimen
de
Cuenca”,
de
Pilar
Miró,
con
un
elenco
en
que
se
destacaban
Héctor
Alterio
y
Fernando
Rey.
Con
sus
descarnadas
escenas
de
tortura,
fue
todo
un
boom
en
ocasión
de
su
estreno,
cuando
el
país
se
dirigía
hacia
un
camino
de
libertad
y
democratización.
“Tiene
que
ver
con
nuestras
raíces,
con
las
mismas
tradiciones
culturales
que
heredamos
y
prolongamos,
y,
en
medida
determinante,
con
una
mayoría
de
contenidos
profundos,
aplicados
a
la
indagación
social,
al
desentrañamiento
de
los
procesos
históricos
y
políticos
fundamentales,
al
compromiso
con
la
criatura
humana
y
sus
conflictos.
También,
la
pantalla
europea,
en
principio,
parece
asegurar
valores
de
puesta,
de
interpretación
y
estéticos
especiales”,
resume
quien
también
dirigió
Pantalla
Pinamar,
el
encuentro
cinematográfico
Argentino-Europeo
que
diseñó
para
el
INCAA
y
se
desarrolló
hasta
2017.
Sobre
la
menguante
presencia
en
pantallas,
sostiene:
“Las
crisis
económicas
influyen
de
manera
determinante
en
la
escasez
de
cine
europeo
en
las
pantallas
argentinas.
También,
la
apabullante
presencia
del
producto
norteamericano
de
las “majors”.
O
sea,
los
agujeros
libres
en
la
programación
son
muchos
menos
que
los
deseables,
Aún
así,
el
empeño
y
la “obstinación”
de
algunas
ejemplares
distribuidoras
independientes
(Mirada,
Zeta
Films,
IFA,
CDI,
etc.)
mantienen
la
llama
encendida
y
es
posible
detectar
semanalmente
arribos
estimulantes,
circunscriptos,
eso
sí,
a
determinados
horarios”.
Francés
Mucho
de
lo
poco
que
se
estrena
en
estas
orillas,
surge
principalmente
a
través
de
diferentes
semanas
que
establecen,
a
lo
largo
del
año,
organismos
de
difusión
de
cultura
como
el
Institut
Français
d’Argentine,
el
Instituto
Italiano
de
Cultura,
el
German
Films
o
el
Centro
Cultural
de
España
en
Buenos
Aires,
siempre
acompañados
por
las
respectivas
embajadas
y
sponsors
que
apoyan
la
patriada.
Antoine
Sebire
se
desempeña
como
Agregado
de
Cooperación
Audiovisual
Regional
en
la
Embajada
de
Francia
en
Argentina,
y
fue
delegado
general
del
Festival
de
América
Latina
de
Biarritz.
“El
público
argentino
es
bastante
cinéfilo
y,
me
parece,
muy
curioso
y
ansioso
por
saber
lo
que
pasa
en
Francia.
Creo
que
también
es
el
fruto
de
una
cercanía
histórica
que
va
mucho
más
allá
del
cine.
Artistas
como
Gardel
y
Piazzolla,
escritores
como
Borges
y
Cortázar
son
muy
valorados
en
Francia
que
es
quizás
el
número
uno
de
los
países
de
Europa
donde
se
ve
más
cine
argentino”,
interpreta
sobre
el
interés
recíproco
entre
ambas
naciones.
Sebire,
también
arroja
luz
sobre
la
producción
anual
del
país
galo;
unos
300
largometrajes
y
300
cortometrajes.
Aclara
que
muchas
son
coproducciones
con
otras
cinematografías,
incluida
la
argentina,
y
que
la
institución
que
regula
protege
y
fomenta
la
producción
audiovisual
es
el
Centro
Nacional
del
Cine
y
la
Imagen
Animada
(CNC),
fundado
en
1946
como
organismo
autárquico
del
Estado.
Se
financia
exclusivamente
con
el
impuesto
a
las
entradas
de
cine,
el
gravamen
de
los
servicios
de
televisión,
la
comercialización
de
videos
en
soporte
físico
y
un
canon
a
las
suscripciones
de
internet
y
plataformas
de
streaming.
“Es
plata
pública,
sí,
pero
sin
impacto
sobre
el
presupuesto
nacional.
A
eso
hay
que
agregar
también
que
algunos
gobiernos
provinciales
financian
producciones
en
una
medida
mucho
más
reducida”,
afirma
quien
se
desempeñó
durante
12
años
en
el
Ministerio
de
Asuntos
Exteriores
de
Francia
para
el
área
audiovisual
de
varios
países.
Italiano
La
última
y
décima
edición
de
la
Semana
de
Cine
Italiano
fue
propicia
para
ponernos
al
día
con
las
novedades
de
ese
país.
La
selección
fue
curada
por
Giorgio
Gosetti,
crítico
cinematográfico
y
director
general
de
Venice
Days,
una
sección
independiente
del
Festival
de
Venecia.
Cintas
como
“La
conversión”,
último
trabajo
del
director
Marco
Bellocchio,
la
tremendamente
exitosa
“Siempre
habrá
un
mañana”,
dirigida
por
Paola
Cortellesi,
que
cosechó
más
de
6
millones
de
espectadores
superando
en
su
tierra
natal
a
los
tanques
“Barbie”
y
“Openheimer”,
o
“Lo
mejor
está
por
venir”,
reciente
trabajo
de
Nanni
Moretti,
agotaron
entradas
en
las
salas
de
Cinépolis
Recoleta,
dando
cuenta
del
gusto
del
público
local
por
el
cine
italiano.
Cristina
Cassano
es
organizadora
por
Cinecittá,
de
este
muestrario
de
propuestas
de
alta
calidad.
Los
míticos
estudios
donde
se
rodaron
más
de
3000
películas
fueron
fundados
en
los
años
treinta
del
siglo
pasado,
con
el
propósito
de
competir
con
la
industria
americana
y
es
conocida
como
la
Hollywood
sul
Tevere
(Hollywood
sobre
el
Tíber).
Al
referirse
a
la
predilección
local
por
las
propuestas
de
la
península
itálica,
expone:
“La
gran
mayoría
de
los
argentinos
descienden
de
españoles
o
italianos.
Italia
y
Argentina
son
dos
países
muy
similares
en
ritos
y
costumbres,
y
que
tienen
relaciones
desde
siempre”.
Sobre
los
títulos
que
integraron
el
muestrario
escogido,
señala:
“Son
sobre
todo
largometrajes
que
participaron
en
festivales
internacionales
importantes,
como
Locarno,
Venecia,
Toronto,
Londres,
Busan,
Haifa,
Tokio
y
se
destacaron
porque
obtuvieron
premios
indistintamente
que
sean
directores
consagrados
o
jóvenes
promesas”.
Y
agrega: “Es
nuestro
deseo
apoyar
a
distribuidores
argentinos,
que
utilizan
la
semana
de
cine
como
preestreno
de
películas
que
serán
estrenadas
aquí
durante
las
siguientes
semanas.
Por
ejemplo, ‘Siempre
nos
quedará
mañana’, ‘Lo
mejor
está
por
venir’, ‘Mimi
–
El
príncipe
de
las
tinieblas’o ‘La
Conversión’”.
En
definitiva,
varias
son
las
razones
que
explican
nuestra
predilección
por
un
tipo
de
cine
que
no
es
mero
entretenimiento,
que
escapa
a
las
fórmulas
habituales
de
la
gran
industria
y
que
intenta,
como
loable
propósito,
tratar
de
entender
o
cuestionar
la
sociedad
en
que
vivimos.
Un
nicho
y
con
público
frecuente
que
las
salas
locales
no
deben
perder.