River se trae de Mendoza la punta en soledad y está más cerca del título que le falta

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Los resultados previos de otros equipos que pelean por el campeonato habían sido favorables a River en la previa. Las caídas de Argentinos Juniors -en Santa Fe, ante Unión- y de Lanús -en Mar del Plata a manos de Aldosivi; el empate de Vélez en La Plata y hasta las igualdades de Arsenal -con Newell’s- y de San Lorenzo- con Estudiantes de La Plata- fueron a pedir del conjunto de Núñez. Faltaba que el equipo de Marcelo Gallardo diera un paso firme para empezar a tener grandes chances de conquistar la Superliga, esa diva difícil para el ciclo del Muñeco. Y lo dio en una noche mendocina de mucho calor, en la que empezaron a mirarse muy de cerca. Es que River venció 1-0 a Godoy Cruz en la provincia cuyana y quedó como único líder de la Superliga.

Justo en Mendoza, tierra sagrada en la era Gallardo. Con él como entrenador River ganó los once partidos oficiales que disputó aquí. El Malvinas Argentinas fue el escenario de tres títulos (dos Copa Argentina y la recordada Supercopa ganada a Boca) y ahora de quedar en soledad en la cima del certamen doméstico, algo que no sucedía desde noviembre de 2014. Es decir, hace cinco años y dos meses. Mucho tiempo para el equipo más ganador de Ligas locales en la Argentina.

Para lograrlo, sufrió más de la cuenta a pesar de que apenas le bastaron 16 minutos para salir del trance inicial en el que lo había puesto Godoy Cruz con una corrida de Carrasco y otras de sus jóvenes delanteros. Tras una segunda jugada, a la salida de un tiro libre, con un centro preciso de De La Cruz y un cabezazo certero de Suárez, River se puso en ventaja. Y a partir de allí dominó el encuentro. Con un esquema de corte ofensivo a pesar de haber cinco defensores. Es que Montiel y Casco fueron volantes y no laterales (más allá de la obligación para retroceder cuando Godoy Cruz tenía la pelota) y Nacho Fernández y De La Cruz jugaron adelante de Enzo Pérez. Gallardo armó un 3-3-2-2, dejando, por cuestiones tácticas y de rendimientos, al capitán (Ponzio) y al subcapitán (Pinola) en el banco de suplentes. Todo un mensaje. En su equipo juegan los que están mejores, tal como lo marca su discurso.

Más allá del exiguo resultado, la jerarquía de River fue demasiada para un equipo diezmado como el de Godoy Cruz, al que le faltaron varios titulares, entre ellos el Morro García, quien estuvo en un palco ya que le faltaba cumplir una fecha de suspensión. Ni siquiera el equipo mendocino pudo aprovechar algunas distracciones de su visita, sobre todo en el segundo tiempo, en el que el conjunto del Muñeco fue menos incisivo.

River podría haber liquidado el encuentro en la primera mitad pero falló jugadas que parecían tener destino de gol. Una de Montiel (gran atajada de Rey) y otra de Suárez.Y una más en la que le ahogaron el grito a Borré. Y en el complemento, el colombiano falló en un par de veces en la definición. Por eso, seguramente, Gallardo lo sacó. También a Suárez. Y mandó a la cancha a Scocco y a Pratto para buscar más potencia y gol. Pero tampoco lo encontró. De La Cruz siguió acelerando y dándole precisión a cada jugada y Nacho Fernández y Enzo Pérez también aportaban al armado del juego pero el segundo tanto no aparecía.

Entonces, River tuvo algún sofocón. Pero Robert Rojas salvó el empate del Tomba. Y se resguardó en la seguridad el paraguayo y de Armani. Aunque los mendocinos lo hicieron sudar con algunas pelotas paradas.

Evidentemente, la Superliga no se la iba a hacer tan fácil a River. Le dejó en claro que tendrá que seguir trabajando para caer en sus brazos. “Ya nos vamos a amar con la Superliga”, dijo Gallardo alguna vez. Ahora que están solos le quedan seis citas más para intentar conquistarla definitivamente.