El salto desde el Gaumont, su refugio clásico, a Cinépolis Recoleta es solo la confirmación de algo que el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Cceba), la Embajada de España y el curador de programación Fran Gayo vienen generando desde hace años. La sexta edición de Espanoramas, del 5 al 11 de marzo, llega para dejar en claro que a la hora de programar algo distinto (incluso considerando el fundamental recorte que implica la producción anual de un determinado país) es solo cuestión de saber mirar, de sentir el cine con gracia, no mezquindad y vivirlo como un fragmento fundamental de cualquier historia (sea la española o los asistentes de estos venideros días de cine).
El consejero cultural Luis María Marina Bravo, crucial en el crecimiento de esto proyecto que hoy presenta 13 películas y tres invitados (la actriz Greta Fernández, el codirector y guionista Esteve Soler y el coguionista Carlo Padial), lo define así: “Con un esfuerzo importante, Espanoramas ofrecerá al público porteño una ventana a lo mejor de la producción cinematográfica española más reciente. Como cada año, apostamos por estrenos, representativos de la calidad y la diversidad del cine español actual.” Fran Gayo, que ha trabajado en festivales como Gijón, Bafici y más, es el curador desde siempre del ciclo y define la selección donde conviven Jonás Trueba, la animada Buñuel en el laberinto de las tortugas y la experimental Vestigios en Súper-8: una crónica amateur de los años del cambio, entre otras, como “una muestra anual de cine español y eso implica que sí o sí tiene que ser heterogénea, porque se supone que estás planteando un vistazo, a vuelo de águila, de lo que fue el cine español en los últimos 12 meses. Si hay un hilo conductor, responde no a nuestra intención, pero a la idiosincrasia del cine español durante ese año. El criterio es tan caprichoso como la calidad. Creemos en determinadas películas y creemos que tienen que ser vistas. Los motivos que nos mueven a defenderlas es creer que son buenas películas, que merecen tener este foco encima.”
Aun así, forzado a encontrar una línea, una columna vertebral entre los 13 títulos, Gayo remarca “los ejes aparecen una vez que está hecha la selección. Otros años había una línea divisoria entre cineastas consagrados y por otro lado estaban los jóvenes cineastas, del muchas veces llamado Nuevo Cine Español. Todos tienen unas llegada al público muy distintas. El año pasado ya notamos un pequeño cambio en ese sentido: una vía intermedia, de cineastas con películas más frágiles que ahora llegan a otros lugar (el caso de Jonás Trueba con La virgen de agosto, o Lo que arde, que podría decirse que hasta fue un éxito de público en las salas). Estas dos situaciones marcan el principio de lo que podría definirse como un posible relevo generacional. En el futuro inmediato eso va a servir para que asistamos a una nueva renovación en el cine español.”