Era un día lluvioso. Aquél 22 de mayo de 2004 ingresaban a la Catedral de Almudena de Madrid para convertirse en marido y mujer. Ella, Letizia Ortiz, una periodista divorciada, plebeya y él, el príncipe de Asturias, el primogénito de Sofía y Carlos, Reyes de España. La reina Sofía ofició de madrina de su hijo.
Al bajar del carruaje, se pudo distinguir el imponente vestido de la novia realizado por Manuel Pertegaz quien respetó cada uno de los símbolos y detalles que exigen el protocolo y la Corona y como el mismo diseñador afirmó, era “clásico y regio y no tenía nada de extravagancias ni modernidades”. El vestido era blanco inspirado en la línea princesa con corte continuado, escote en pico con cuello chimenea y bordados en hilo de plata y oro patinado, que formaban la flor de lis, el emblema de los Borbones.
Madrid estaba engalanada para la ocasión, la más importante de los últimos 100 años. Miles de curiosos rodearon la catedral para ver a los recién casados. y la copiosa lluvia no impidió que se pueda ver tanto a los novios como a los importantísimos presentes. La familia Ortiz, en pleno, estuvieron ataviados adecuadamente: Desde su abuelo, taxista hasta las hermanas de la novia, Paloma, Erika y Telma, fueron el centro de atención ya que, de ser totalmente anónimos, en poco tiempo se transformaron en el centro de atención de los presentes y de la prensa mundial.
Alrededor de 1500 invitados asistieron al acontecimiento, muchos de ellos representantes de las casas reales, jefes de Estado, empresarios, políticos y también magnates. La ceremonia que duró poco más de 3 horas permitió a los ciudadanos escuchar el momento del “Si, quiero”, que se puso en altavoz. Felipe lo hizo de manera tranquila en tanto que a Letizia se la notó tensa y hasta con su voz temblorosa.
Luego, se trasladaron al Palacio Real, donde los reyes y los recién casados, se asomaron al balcón para saludar a los presentes. Primero Carlos y Sofia, quienes dieron paso a los novios y como es tradición, se dieron el primer beso público de recién casados. Sin embargo, fue enorme la sorpresa de todos, cuando Letizia, en vez de posar sus labios con los de su marido, giró su cara y puso la mejilla.
Los príncipes de entonces ahora son reyes. Tienen dos hijas, La Princesa Leonor y la infanta Sofía.
La supuesta buena relación entre Letizia, hoy reina consorte, con su suegra, mostró en varias oportunidades que no era tal. Sin embargo, siempre prudente, la mamá de Felipe prefirió callar ante las diferencias, que perder a su hijo y sus nietas.
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