El presidente de Galicia, el conservador Alberto Nuñez Feijóo candidato para las elecciones
El presidente de Galicia, el conservador Alberto Nuñez Feijóo, y su colega del País Vasco, el nacionalista Iñigo Urukullu, favoritos a ganar los comicios de este domingo en ambas regiones, cerraron hoy una inédita campaña electoral marcada por la crisis del coronavirus con un llamado a votar y evitar un alto abstencionismo.
En el País Vasco, por ejemplo, no podrán votar unas 200 personas infectadas de coronavirus en un brote en el municipio de Ordizia, en la provincia de Guipúzcoa, cercano a San Sebastián, que según Urukullu, “está controlado”.
Tampoco podrán votar más de 250 personas en Galicia afectadas por un brote activo en La Mariña, una zona de la costa del mar Cantábrico, que también está bajo control.
“Si ir a bares o comercios está bien, ¿ir a votar es peligroso?”, se preguntó Núñez Feijóo, aspirante a la reelección por el conservador Partido Popular (PP).
Muchos sondeos pronostican que ganará una nueva mayoría absoluta, mientras que la oposición sigue reclamándole la suspensión de las elecciones por el brote de coronavirus activo en La Mariña.
Los comicios de Galicia y el País Vasco son los primeros en España bajo la “nueva normalidad” inaugurada al levantarse el estado de alarma que rigió durante más de tres meses en el país, hasta el 21 de junio, y que llevó al aplazamiento de la primera fecha electoral prevista para el 5 de abril.
Tanto Urkullu como Feijóo, cuyos liderazgos se vieron reforzaron durante la crisis del coronavirus, no querían que los comicios se aplazaran demasiado y, ante la advertencia de los expertos de que llegarían nuevos brotes, decidieron fijar la fecha para el próximo domingo.
Si bien el coronavirus se cobró en España más de 28.400 vidas y dejó una grave crisis económica y social, en principio no parece que vaya a alterar el mapa político ni en Galicia ni en el País Vasco, regiones históricas que a principios de año decidieron adelantar de forma sincronizada sus comicios para evitar la inestabilidad que planteaban unas elecciones en Cataluña que ahora están en el aire.
Urkullu y Feijóo forjaron liderazgos sólidos y moderados en sus respectivas regiones, ejerciendo también un rol estratégico en clave nacional, que profundizaron durante la crisis del coronavirus colaborando de forma crítica con el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez.
En su jornada de cierre de campaña, en la que recorrió siete municipios con parada final en Ferrol, Feijóo subrayó que si renueva su mayoría “Galicia tendrá un Gobierno que siga gobernando” con la pandemia del coronavirus en España, y que trabaje para recuperar el empleo como “prioridad”.
Su principal rival, el socialista Gonzalo Caballero, por su parte, subrayó que “Galicia necesita un cambio político” porque el PP “no sabe gestionar los momentos de dificultad”, al tiempo que pidió que “el voto progresista no se quede en casa”.
El presidente Sánchez tenía previsto acompañar a Caballero en su mitin de cierre de campaña en Vigo, pero una avería en su avión se lo impidió, según explicó en un mensaje de Twitter, en el que llamó a hacer que Galicia “avance”, llenando las urnas de votos socialistas.
Feijóo lleva 12 años en el poder en Galicia, único feudo en el que el PP conserva una mayoría absoluta desde la irrupción de la nueva izquierda, el partido Ciudadanos y los ultraderechistas de Vox.
Otro triunfo del líder conservador puede catapultarlo de forma definitiva hacia La Moncloa.
En tanto, en el País Vasco, Urkullu se juega su alianza con los socialistas, ya que Pablo Iglesias, el líder de Unidas Podemos (UP) y socio de Sánchez en Madrid, vaticinó que una alianza de las tres fuerzas de izquierda “es más real de lo que parece”, y enviará al Partido Nacional Vasco “tarde o temprano a la oposición”.