Filipinas es el segundo país más afectado del Sudeste Asiático
Con una curva en pleno ascenso, Filipinas superó este domingo los 100.000 contagios y 2.000 muertos y, ante el optimismo del Gobierno de Rodrigo Duterte, más de 80 agrupaciones de médicos y trabajadores de la salud reclamaron tomar medidas urgentes para evitar un colapso sanitario.
Hace solo unos días, Duterte se había congratulado por haber liderado una gestión “rápida y eficaz” de la pandemia. Sin embargo, las cifras diarias siguen creciendo, aún en Manila, tras más de cuatro meses de cuarentena y con una fuerte represión, y la acumulación de denuncias de posible colapso sanitario.
Filipinas es el segundo país más afectado del Sudeste Asiático y, con un sistema sanitario mucho más frágil y empobrecido, ya supera con creces el número de contagios de China, lugar donde nació el brote a fines del año pasado.
Manila y otras importantes ciudades y provincias del país permanecen aún en una fase intermedia de confinamiento que permite la recuperación parcial de la actividad económica, pero restringe los movimientos entre regiones, según la agencia de noticias EFE.
Pero esta medida no ha sido suficiente para frenar la curva de contagios o, al menos, fortalecer al sistema sanitario para hacer frente a las crecientes cifras de casos.
Por eso, ayer, más de 80 agrupaciones de médicos y trabajadores de la salud reclamaron al Gobierno que tome medidas concretas para frenar la transmisión del virus y, principalmente, para evitar el colapso sanitario, que consideran inminente.
El Ministerio de Salud prometió revisar y actualizar los protocolos en menos de siete días, mientras que Duterte se reunió hoy con miembros claves de su gabinete para discutir qué nuevas medidas se pueden tomar.
Hasta ahora, el Gobierno se había concentrado solo en el confinamiento y un despliegue masivo de fuerzas de seguridad para hacerlo cumplir, incluyendo importantes abusos denunciados por organizaciones de derechos humanos internacionales.