“La música deja expuestas muchas cosas de uno”

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Angela Torres volvió con todo. Después del éxito de Simona, en televisión y en teatro, abandonó temporalmente la actuación para dedicarse de lleno a preparar su carrera como cantante durante casi dos años. El fruto de ese trabajo quedó plasmado en su primer EP, La niña de fuego, que grabó durante el verano pasado en España con la producción de Alizzz e Iberê Fortes. Si bien aún no tiene fecha de lanzamiento oficial, ya comenzó su difusión con dos cortes: los hits Aló y Guapo, que han conseguido casi cinco millones de visitas en Youtube.

—¿Cómo fue tu preparación antes de ir a grabar el disco a España?

—Fue una locura porque hace dos años que dejé de actuar para dedicarle toda la energía a encontrarme a mí en la música. Es como que me palpitaba mucho por ahí, pero no hallaba la forma de armar un disco, no terminaba de entender, porque estoy muy acostumbrada a que me den un guión e interpretar eso y a que haya un director que me diga cómo hay que hacer. Acá la directora es una. Es como ir forjando tu personalidad de alguna forma, porque estás saliendo a contar muchas cosas tuyas, entonces te metés muy para adentro. Fue como un año de juntarme con artistas que me inspiraron un montón, como Louta, con quien nos hemos metido en el estudio a hacer canciones juntos, y también estar observando y empezar a ir a muchos festivales. Estaba en una búsqueda un poco perdida: para dónde voy, qué es lo que quiero decir y cantar. Igual confiaba en que, en algún momento, eso iba a salir solo, pero con la incertidumbre de no saber hacia dónde va este nuevo tren que estoy arrancando. Cuando me fui a España, todo se acomodó de una manera medio mágica y conocí a Alizzz y a Iberê Forte, que son los productores de todo el EP.

—¿Cómo fue el proceso de trabajo en el EP?

—Apenas llegué les hablé de mi abuela [Lolita Torres], porque me venía resonando mucho la canción La niña de fuego. No sabía bien por qué me pasaba eso, ni por qué me lo estaba escribiendo tanto en mis manos y mis cuadernos, pero había empezado a ser parte de mi cotidiano, por lo menos esa forma de llamarme, como que me seguía. Rápidamente, eso nos unificó en una misma energía. Ellos entendieron por qué eso me interpelaba y nos inspiró muchísimo e hicimos los seis temas. Supieron cómo encaminarme: me dieron un apoyo que, en algún punto, necesitaba para confiar y decir: salgo con seguridad y con mis palabras a cantar lo que me salga del corazón. Ese empujón tan necesario hizo que pudiera abrir mi corazón y empezar a escribir y a tirar melodías sin miedos y eso comenzó a fluir mucho con ellos y se armó re-fácil. Pareció simple en el momento porque estaba como todo alineado para que se diera, pero estaba nerviosa porque no los conocía. Los vi directamente cuando nos pusimos a trabajar y teníamos pocos días y fue increíble. Fue el mejor viaje de mi vida.

—¿Cuál fue el aporte de Alizzz en la grabación del EP?

—Me resultó realmente muy inspirador, me acomodó las formas de hacer un disco. No sabía cuál podía ser mi aporte dentro de un estudio, no lo entendía bien. Me estaba metiendo en un territorio que no era el mío, que era algo muy nuevo y me generaba mucho respeto. Sentía que él, como productor, armando su música, hace algo muy grosso. Cada vez que iba a opinar, me daba pudor, porque pensaba que me estaba metiendo en un trabajo que él hace en forma muy espectacular. Pero si no te metés, nunca las canciones van a sonar como te las imaginás y sinceras. Me mostró que, en esos momentos claves, uno puede meter bocadillo: me gustaría que esto suene así o que esto crezca. Me ayudó mucho a tomar valentía, se copaba con lo que yo le proponía, le gustaban mis letras y melodías y me alentaba.

—Hay un cambio de estilo entre “Suerte”, que sacaste en 2019, y “Aló” o “Guapo”. ¿A qué se debió?

—Hay mucha diferencia. Todo se ve reflejado porque es parte de una búsqueda muy personal y la música termina hablando y dejando expuestas muchas cosas de uno. Suerte habla de un momento de mi vida, quizás un tanto más adolescente y emocional y en la que explayé unos sentimientos que tenía en ese momento sin pensarlo tanto, como escupirlo y sacarlo y permitirme hacer esa canción. Este EP es como una búsqueda de un montón de tiempo. Llegué a España con cuatro cuadernos en los que había escrito cosas mías, algo que hago desde los 15 años, cuando empecé a entender y a sufrir el amor, porque necesitaba largar esa data de alguna forma. Cuando se los leí a los productores, fue, de alguna forma, abrir mi corazón y armar un caminito de mi crecimiento y eso nos alineó. El disco arranca y termina con una idea y tiene todo un abanico para mostrarte. Las otras son canciones siento como que las escupí y las saqué.

—¿Cuál es ese concepto que planteás en “La niña de fuego”?

—Habla de tantas cosas. Las canciones cobran otra vida cuando salen y dejan de ser solo tuyas, se van volando los conceptos que uno se imagina. Después, es como cada uno lo interprete y lo escuche y así suene. El EP está muy inspirado realmente en mi abuela ya que ella fue como un portal clave para armarlo. Los temas hablan de mí. En muchos, me veo reflejada y me siento bien con lo que escucho y con otros, encuentro cosas que no me gustan tanto de mí. Siempre quise o busqué ser sincera. Esa es lo clave que encontré, para arrancar con mi primer álbum: que sea sincero, que salga del corazón y que no sea algo que me lo armaron y me dijeron: cantá esto. Fue algo de una búsqueda de un montón de tiempo para mí.

—¿Qué sensaciones te quedaron después de terminar el EP de cara al futuro?

—Lo único que quiero es meterme en un estudio a grabar canciones nuevas, es como el deseo más grande que tengo y, si esta cuarentena no estuviera pasando, seguramente, ya habría canciones nuevas y estaría re-manija por sacar mi próximo disco. Pero esta quietud que hay, me ayuda a estar ahora superenfocada en la salida de este EP que, para mí realmente, es superimportante. Estoy pensando en los videos, en el vestuario, en la tapa que va a tener, con la energía puesta en eso. 

*Entrevista realizada en el programa “Voces y memorias” (Eco Media Am 12202).

Una vida actuando desde los 11 años

H.B.

Ángela Torres no ha parado de trabajar en televisión, teatro, cine y comedias musicales desde los 11 años, y, a sus casi 22 años ha desarrollado una carrera impensada para alguien de su edad.

—¿Te sorprende todo lo que hiciste tu edad?

—Un poquito sí, como que me siento grande y eso me da impresión porque siempre me veo chiquita. Ahora, me doy cuenta que estoy creciendo y digo: mirá cuántas cosas que hay en mi haber.

—Estás abocada a la música, pero tu carrera la empezaste como actriz, ¿cómo te definirías entonces?

—Quizás es un tanto egocéntrico, pero como artista. Pasa que la palabra artista tiene como tanto valor y peso que es un poco fuerte autollamarse así, pero no me puedo engañar a mí misma. Siento que es esa la palabra que incluye a ambas cosas, porque me sigo sintiendo actriz, aunque ahora toda mi energía esté enfocada en cantar y en las canciones que tengo.

—¿Qué es lo que sentís cuando cantás?

—Cantar es como hablar, para mí. Siento como que me vuelo, es como que me voy a otros lados cuando me concentro en eso. Me siento como viva, con ilusión, vienen los sentimientos más lindos cuando estoy en contacto con eso.

—Durante muchos años hiciste musicales. ¿Te gustaría volver?

—Me encantaría. Los musicales me tocan como una fibra de corazón re importante. Es algo que admiré siempre, desde chiquitita, por lo que me conecta con algo muy verdadero. De hecho, sé que van a traer La Sirenita en algún momento y ya estoy preparando la audición. Están todos advertidos que voy a ir a ese cásting.