El derecho al duelo en plena pandemia: el dolor de Solange que conmovió a todos

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El caso de Solange Musse, la joven de Alta Gracia que falleció este viernes de cáncer de mama sin poder ver a su papá y a su tía, quienes viajaron desde Neuquén a Córdoba solo para despedirse de ella, conmocionó a toda la provincia y ya tiene sus repercusiones a nivel nacional.

El padre de la joven, Pablo Musse, no contaba con el dinero para hacerse un hisopado de manera particular como lo exige el COE (Centro de Operaciones de Emergencia) de Córdoba, para ingresar a la provincia. Desde el COE de Alta Gracia le indicaron la forma segura de ingresar, dada las circunstancias. Por tal motivo, según contó Pablo, viajó a Córdoba con su cuñada, quien tiene una discapacidad motriz. Pero, debido a dos test rápidos que les realizaron en un control policial al ingreso de la provincia,-que habían dado “positivo”- no los dejaron pasar. Tuvieron que regresar a Neuquén.

A pocas horas se enteraron del fallecimiento de Solange, y luego se les informó que el hisopado de Covid-19 dio negativo. La costosa odisea para la familia había sido en vano.

Solange dejó una carta antes de morir con la angustia e impotencia oprimiendo en su pecho, en la que se preguntaba dónde estaban los derechos de las personas en situaciones como ésta.

“Lo que han hecho con mi padre y mi tía es inhumano, humillante y muy doloroso. Siento tanta impotencia de que sean arrebatados los derechos de mi padre para verme y a mí para verlo. Quién decide eso si queremos vernos? Acuérdense, hasta mi último suspiro tengo mis derechos, nadie va a arrebatar eso en mi persona”, escribió la joven en la carta publicada en algunos medios.

Y luego pidió que a ningún ser humano le vuelva a pasar lo mismo por lo que pasó ella y su familia, además de ser consciente que muchas otras personas deben estar pasando por lo mismo.

Las “despedidas dignas” parecen no ser contempladas en tiempos de Covid-19 , salvo algunas excepciones ocurridas en La Plata y en el proyecto en curso que tiene la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo.

Lo mismo sucedió con un caso en Villa Carlos Paz, al iniciar la pandemia. La historia de Silvia Sosa, la mujer que no pudo despedirse de su madre internada en la UTI de una clínica de nuestra ciudad, podría haber sido otra si el protocolo de ese nosocomio hubiera pensado y permitido una despedida adecuada al caso.

Los duelos por las grandes pérdidas en épocas de pandemia parecen no contemplarse en el sistema que busca con ahínco respetar todas las medidas sanitarias y de prevención para evitar contagios por Covid-19.

Por un lado se ubica a la vida y se la cuida como el valor máximo de la sociedad (de allí la importancia  de la cuarentena total al inicio de la pandemia): ¿quién podría estar en contra de esta idea?, pero al momento de la pérdida de esa vida, de tantas vidas, el sentido de humanidad parece diluirse. Contradicciones del sistema y de esta larga pandemia que genera situaciones complejas, marcadas por fuertes contradicciones e incoherencias a la hora de transitar sus diferentes fases, de permitir y prohibir actividades, de sancionar y aplicar punitivos.

Los casos excepcionales y las emergencias de distinto tipo también son difíciles de gestionar por estos días. Si se necesita auxiliar a un familiar que se encuentra en otra provincia, por equis motivo, es necesario sortear una serie de dificultades bastante pesadas no solo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista humano.

La mirada crítica sobre estos hechos no se resuelve siendo o no anti-cuarentena, sino tratando de apelar al juicio, al sentido común que parece perdido por estos días y sobre todo, acudiendo a los valores humanos.

Contemplar dentro de los diversos protocolos existentes, las excepciones y situaciones inherentes a la vida misma, nos haría una sociedad más sensata, mucho más humana y menos prohibitiva, en un contexto donde ciertas restricciones ya se perciben incómodas e inconvenientes no solo por su permanencia en el tiempo, sino por el peso de sus incoherencias.

Carta de Solange Musse. Foto gentileza Cadena 3.