Dos técnicos, distintos escenarios

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Aunque de muy distinta manera, los técnicos de Boca y River vieron esta semana cómo sus equipos quedaron eliminados de la Copa Libertadores. Los dos perdieron en semifinales, es cierto, pero su posición está lejos de ser similar o equiparable. Mientras Marcelo Gallardo está de vacaciones, Miguel Ángel Russo prepara la final de la Copa Diego Maradona ante Banfield. A uno, en River, le suplican continuidad; el otro, en Boca, suplica un cambio de actitud en el equipo.

Abrumado por el nivel y la falta de reacción del equipo ante Santos, Russo exigió que el que no se sienta a la altura de jugar otro partido decisivo, se lo comunicara. Dicen que dijo, en esa ronda inicial antes de cada entrenamiento: “El que no esté preparado para jugar otra final de gran presión, que me lo diga ahora”. Hay más catarsis que otra cosa en esas frase, básicamente porque ningún jugador va a tirar la primera piedra y autoinflingirse la culpa, algo que el DT quizás encontró en encuentros personalizados con cada jugador. 

Sin embargo, hay un sentido en ese pedido-mensaje luego de la eliminación copera: Russo también quiso sentar las bases del futuro. Algo así como que si no hay juego, al menos que haya rebeldía, lo que no tuvo Boca en esa goleada abúlica en Vila Belmiro. 

Y aunque ahora algún sector del periodismo deportivo mainstream ponga en duda su continuidad en el caso de que Boca pierda la final de mañana ante Banfield, vale recordar algo: hace apenas dos meses, el vicepresidente Juan Román Riquelme y el Consejo de Fútbol que integran Raúl Cascini, Jorge Bermúdez y Marcelo Delgado anunciaron que Russo seguirá durante todo 2021. Sería de mínima desprolijo -pero a tono con la administración general del fútbol argentino- que se rectifique esa decisión por malos resultados en instancias finales. 

Vacaciones. A diferencia de Russo, Gallardo entró en silencio luego de su brevísima conferencia de prensa en el Allianz Parque de San Pablo, el estadio en que River quedó a un paso de la hazaña ante Palmeiras. Luego de ese manifiesto de orgullo y la deliberada omisión al rol que tuvo el VAR y el árbitro uruguayo Esteban Ostojich en la eliminación, el Muñeco inició sus vacaciones y los interrogantes sobre su continuidad empezaron a emerger. No es la primera vez. Es tan fuerte la marca de Gallardo en River que su permanencia siempre es un tema inquietante en cada fin de año o receso. 

Con dudas sobre la continuidad de varios referentes del plantel -Nacho Fernández, Enzo Pérez, Leo Ponzio, solo por citar algunos- fue el presidente Rodolfo D’Onofrio el que tuvo que aclarar el escenario: “Él está de vacaciones y cuando vuelva tendremos alguna conversación. Siempre decide de forma personal hacer análisis y nos dirá si continúa o no”, aseguró. Y agregó, como para que no haya dudas de su deseo: “No hay ningún plan B. Me queda un año de gobierno en River, mi idea es que el problema lo tengan los que vienen”. D’Onofrio, que soñaba con que Gallardo sea su Alex Ferguson -el legendario entrenador del Manchester United entre 1987 y 2013- le pedirá al Muñeco un año más. Quedará en Gallardo aceptar o no.