El proyecto contra los millones. Los pibes contra las estrellas. El club del sur del conurbano contra el club reconocido mundialmente. David contra Goliat. La final de esta noche entre Banfield y Boca por la Copa Diego Maradona es también una síntesis de un fútbol argentino cada vez más polarizado. Dos modelos que conviven y todavía -por suerte- se entrecruzan en finales o partidos decisivos.
Uno, Banfield, se asoma como una revelación: un equipo que mejoró con el correr de la Copa, que exhibe juveniles que la rompen y que parece llegar al estadio Bicentenario de San Juan en su cenit. El otro, Boca, llega casi por la inercia que le demanda su historia y su presente de plantel millonario, con muchas individualidades que ganan partidos pero nunca pudieron conformar un equipo. La reciente eliminación contra el Santos lo condiciona: esta Copa es un premio consuelo, ¿pero qué ocurrirá si ni siquiera lo obtiene?
La lógica indica que Boca es superior. Pero lo hermoso del fútbol es que la lógica no siempre prevalece. Es indiscutible que la diferencia de valor de cada uno de los planteles es abismal. Russo pondrá hoy, por citar algunos ejemplos, a Andrada (comprado por 5 millones de euros a Lanús), Izquierdoz (7.5 millones), Salvio (7 millones) o Campuzano (3.4 millones).
Banfield, en cambio, apuesta a sus inferiores. Lo hace por necesidad pero también por estrategia. “Como no podemos ser los más grandes, apuntamos desde la humildad a ser los mejores”, le dice a PERFIL Eduardo Spinosa, expresidente y el referente institucional del club, hoy presidido por Lucía Barbuto.
Spinosa marca algunos puntos claves para entender a este Banfield finalista. Algo que por lo general no se ve por televisión, pero explica este momento: continuidad dirigencial, inversión, interacción entre las juveniles y la Primera (“No queremos que sea una isla”), detección de talentos en todo el país y la consolidación de una identidad (“tenemos un ADN banfileño, un sentido de pertenencia”).
Pero las enormes diferencias no solo son materiales. En lo intangible también existen: mientras que para un sector de Boca pareciera que ganar es lo único que sirve, algo que arrastra a dirigentes a tomar decisiones apresuradas, en Banfield la desesperación, en estos años, fue ver los promedios. Lo explica Spinosa: “Tuvimos templanza en las malas. Nos puteaban porque con los pibes nos íbamos a la B. Y quizás sí: pero bancamos a los pibes porque sabíamos que cuando tuvieran 50 partidos en Primera la iban a descoser. Vos no podés invertir millones por año en inferiores y después no poner a los pibes en el equipo”. En Boca hoy jugarían apenas tres futbolistas surgidos de sus juveniles (Capaldo, Varela y Tevez). En Banfield, son mayoría. Será cuestión de evaluar qué pesa más esta noche en San Juan.
Por la copa
Para Boca, que viene golpeado por la dura eliminación de la Copa Libertadores, es un consuelo. Para Banfield, en cambio, sería la gloria. Alguno de los dos se quedará con la Copa Diego Maradona, a partir de la final que los enfrenta esta noche en San Juan.
Carlos Tevez no viajó ayer con el resto de la delegación por problemas personales y recién se sumará hoy al grupo. De todos modos, Russo no duda que el Apache estará entre los titulares.