Alemania, Suecia y Polonia replicaron el gesto de Moscú y expulsaron a diplomáticos rusos

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Navalny está preso desde el 17 de enero, cuando regresó a Moscú desde Alemania, donde se recuperó de un envenenamiento que atribuye al presidente ruso, Vladimir Putin, y que éste ha negado una y otra vez.

Navalny está preso desde el 17 de enero, cuando regresó a Moscú desde Alemania, donde se recuperó de un envenenamiento que atribuye al presidente ruso, Vladimir Putin, y que éste ha negado una y otra vez.

Alemania, Suecia y Polonia anunciaron este lunes, por separado, la expulsión de diplomáticos rusos, una decisión idéntica a la que Moscú adoptó la semana pasada con funcionarios de esos países a los que acusó de “injerencia” en las protestas por la liberación del líder opositor Alexey Navalny y a la que sumó su queja por la decisión “infundada y hostil” de las naciones europeas.

Las decisiones de uno y otro lado parecen un paso más en la escalada que endureció las relaciones de Rusia con buena parte de la Unión Europea (UE), que reclama la liberación de Navalny.

Berlín, Estocolmo y Varsovia se tomaron apenas el fin de semana para devolver a Moscú la estocada del viernes pasado y anunciaron, casi en simultáneo, la expulsión de diplomáticos rusos.

Inmediatamente después, el Gobierno ruso rechazó la decisión de los países europeos: “La decisión tomada hoy por Polonia, Alemania y Suecia es infundada y hostil”, declaró la vocera de la Cancillería rusa, Maria Zajarova, a la cadena de televisión pública Rossia 1, citada por la agencia de noticias AFP.

Poco después, el propio canciller Serguei Lavrov se quejó de que estos “países occidentales intentan convertir el tema de Navalny en uno de los principales en el diálogo” bilateral y multilateral con Moscú.

La particularidad de la decisión de Rusia del viernes pasado fue que dispuso las expulsiones –por las participaciones de los diplomáticos en las protestas del 23 de enero, lo que Moscú consideró “inaceptables e incompatibles con su estatuto”- mientras estaba de visita en Moscú Josep Borrell, el canciller de la UE, lo que reforzó las dudas sobre cuán inteligente había sido decidir ese viaje.

El Ministerio Federal de Asuntos Exteriores de Alemania ha declarado hoy persona non grata a un miembro del personal de la embajada rusa de Berlín”, anunció Berlín en su comunicado.

El gobierno sueco, en tanto, dijo haber “informado al embajador de Rusia que una persona de la Embajada debía abandonar Suecia”.

“Es una respuesta clara a la decisión inaceptable de expulsar a un diplomático sueco que no hacía más que cumplir sus funciones”, escribió la ministra de Asuntos Exteriores, Ann Linde, en Twitter.

En el caso de Polonia, la cartera de Relaciones Exteriores también expresó en Twitter su decisión de declarar “a un empleado del Consulado General de Rusia en Poznan como persona non grata”, ante la decisión “injustificada” de Moscú del viernes pasado.

El cruce puso de relieve con mayor crudeza la queja de la UE por Navalny, cuya liberación el bloque reclama, además de repudiar la represión y las detenciones masivas durante las protestas.

Navalny está preso desde el 17 de enero, cuando regresó a Moscú desde Alemania, donde se recuperó de un envenenamiento que atribuye al presidente ruso, Vladimir Putin, y que éste ha negado una y otra vez.

Hace una semana, la Justicia rusa decidió que Navalny había incumplido las condiciones de una condena en suspenso que tenía al salir del país y viajar a Alemania y, por eso, dictaminó que deberá terminar de cumplir en la cárcel su sentencia: dos años y ocho meses.

Mientras la UE y Estados Unidos redoblan su presión y amenazas frente a Rusia por esa detención y otras 10.000 de simpatizantes y aliados en menos de un mes, el canciller ruso, Lavrov, llamó a sus pares occidentales a buscar avanzar en una agenda común y desmintió otra vez las acusaciones de envenenamiento al líder opositor.

Estos “países occidentales intentan convertir el tema de Navalny en uno de los principales en el diálogo con nuestro país”, dijo y cuestionó: “¿Quién se distancia de quién? Tal vez sea la Unión Europea la que se aleja de Rusia, del idioma y la cultura rusa”.

Una visita con polémica

Según la agencia de noticias rusa Sputnik, Lavrov contó que durante la visita de Borrell a Moscú su Gobierno “reafirmó su disposición a normalizar todo el conjunto de las relaciones con la UE, no sobre la base de exigencias unilaterales, sino de respeto e intereses mutuos”.

Sobre ese viaje, la Comisión Europea –la conducción política del bloque- buscó este lunes acallar el debate al considerar que la visita del Alto Representante para Política Exterior era “necesaria” para transmitir un mensaje claro a las autoridades rusas sobre Navalny y los manifestantes detenidos.

En una rueda de prensa casi con único tema, el vocero principal de la Comisión, Eric Mamer, explicó que la presidenta del Ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, mantuvo contacto en todo momento con Borrell y avaló la visita.

“De una forma natural respaldó su viaje, que es verdad que era muy sensible. Hemos visto sin duda el efecto del viaje. Ahora el Colegio de comisarios tiene que oír la opinión de Borrell y extraer lecciones”, apuntó.

En el mismo encuentro con los periodistas, el vocero de Exteriores de la UE, Peter Stano, juzgó que el viaje cumplió con los objetivos que se marcó la diplomacia comunitaria, más allá de la polémica, porque Borrell debe mantener contactos de este tipo.

“Se quería mandar un mensaje claro e inequívoco sobre el caso de Navalny y sobre las relaciones con Rusia y se hizo”, argumentó Stano.

Aunque Estados Unidos no se pronunció este lunes, el jueves pasado, en su visita al Departamento de Estado, el presidente Joe Biden no solo prometió que su país hará frente al “avance del autoritarismo” y mencionó “el deseo de Rusia de debilitar nuestra democracia”, sino que fue aún más allá y reclamó la liberación “inmediata y sin condiciones” de Navalny. “Nos preocupa mucho, a nosotros y a toda la comunidad internacional” el caso, dijo Biden.

Otra decisión que traerá consecuencias

Para sumar otro elemento de discordia, el tribunal del distrito de Basmani de Moscú dictó este lunes una orden de arresto en ausencia por un delito de fraude contra el empresario Alexandr Jomenko, donante de la Fundación para la Lucha contra la Corrupción (FBK), la ONG creada por Navalny, a la que el Ministerio de Justicia ruso considera agente extranjero.

“El tribunal resolvió favorablemente la solicitud de la investigación y dictó a Jomenko una medida cautelar de arresto por dos meses desde el momento de su extradición o detención en el territorio ruso”, comunicó a la agencia Sputnik el servicio de prensa del órgano judicial.