Un poco de amor. Eso necesitaba el hincha de San Lorenzo, justo en la víspera de San Valentín. Porque llegaba con despecho a esta Copa de la Liga Profesional 2021. El ciclo de Mariano Soso había sido un profundo desencanto. Y para colmo, sus jugadores favoritos, los hermanos Romero, arrancaban en el banco. Entonces, el duelo ante Arsenal era mucho más que el primer partido del campeonato; eran noventa minutos para volver a creer después de tantas desilusiones con los técnicos.
Y no habrá sido una noche para enamorarse, pero los tres puntos se quedaron en casa. Y hubo algunos momentos para soñar que es posible una relación seria con el campeonato. Media hora ideal del equipo de Diego Dabove en el Nuevo Gasómetro. Suficientes para avanzar en el resultado. Ya habrá tiempo para afianzar el romance en las próximas citas. La serenata es larga.
Dabove jugó una carta fuerte para el bautismo de su ciclo. Prescindió de Angel y Oscar, futbolistas desequilibrantes por su talento, mimados por la gente, mirados de reojo por sus compañeros. Eligió otros intérpretes para ese 4-3-3 que es una marca registrada y ya mostró en Godoy Cruz y Argentinos Juniors. Y los primeros treinta minutos del partido le dieron la razón. Porque San Lorenzo dejó atrás la apatía del conjunto de Mariano Soso para transformarse en equipo insoportable para Arsenal.
Con presión alta para recuperar, triangulación para generar el desorden del rival por afuera y mucha movilidad, encerró a su oponente de Sarandí. Y el arranque fue mejor de lo que hubiera esperado Dabove y hasta el más optimista fanático de San Lorenzo. En una ráfaga de ocho minutos marcó dos goles con el sello del nuevo entrenador.
El primero llegó a través de una pelota parada de Juan Ramírez que derivó en un rechazo que aprovechó Federico Gattoni, Uvita Fernández se filtró en el área y metió el centro atrás para la arremetida de Bruno Pittón, el defensor goleador que tiene San Lorenzo desde los tiempos de Juan Antonio Pizzi.
Y enseguida, otro rebote, un centro exacto de Gino Peruzzi y la cabeza de Franco Di Santo, que se sacó la espina del gol y apagó las voces críticas que pedían su salida.
San Lorenzo era voraz y Arsenal no podía armar circuitos de juego. Con volantes intensos y laterales punzantes, llegaba al área de Nicolás Navarro con mucha facilidad. Lo perdió Uvita, que remató apenas desviado. No pudo marcar el tercero Juan Ramírez porque Navarro desplegó alas y sacó un tiro libre del ángulo. Disparó alto Jalil Elías y Di Santo, con el arco libre por una salida en falso del número uno visitante, la mandó por encima del travesaño.
Era todo a pedir de San Lorenzo. El control del juego, las situaciones de peligro y la victoria, claro. Hasta que empezó a tejer líneas de pases Arsenal. Por afuera con las trepadas de Julián Navas, con las sociedades que podían construir por izquierda Nicolás Castro y Alan Ruiz –muy discontinuo- o por derecha con Jesús Soraire. Con Jhonatan Candia bajando a conectar como segunda punta, dejando la responsabilidad el arrastre de marcas y el cuerpo a cuerpo con los centrales en Lucas Albertengo. Entonces, el tucumano remató de media distancia, hubo un roce, la pelota se perdió al córner y llegó el descuento que se gritó en el Viaducto.
Castro mandó un centro pasado y Navas, por detrás de todos, clavó un cabezazo que se le coló arriba a Fernando Monetti.
El gol pinchó a San Lorenzo. Y Arsenal empezó a ganar terreno. Lastimó, especialmente, con las pelotas cruzadas, exponiendo las dificultades de la última línea azulgrana en el juego área. Hubo un agarrón de Lucas Melano sobre Navas. Un penal que Fernando Espinoza no cobró.
En el segundo tiempo, San Lorenzo pareció recuperar el vigor del comienzo, Uvita y Di Santo estuvieron cerca de anotar el tercero, pero Navarro mostró reflejos para tapar. Después, manoteó un disparo de media distancia de Ramírez.
Arsenal manejaba la pelota, pero no tenía San Lorenzo cortaba y llegaba. Entonces, Sergio Rondina movió el banco: entraron Nicolás Miracco, Luciano Pons y Lucas Necul para refrescar el ataque; salieron Alan Ruiz, Candia y Albertengo, pero no abandonó el 4-3-1-2 inicial. Dabove contestó con Lucas Menossi para reforzar el medio y, por fin, ingresó Angel Romero por Melano. Después, entraron Alexander Díaz y Oscar. El paraguayo se paró de enganche.
El partido se hizo muy parejo y, otra vez, Rondina buscó revitalizar el equipo con los ingresos de Alejo Antilef y Gastón Benavídez. Y empujó. Sobre todo, con algún envío aéreo. Casi lo empata Miracco, pero Monetti tapó abajo en el primer palo.
En el final, Arsenal inquietó, pero se encontró con una defensa firme, más allá de algún desborde que sufrió por los costados. Y se quejó de un árbitro permisivo con las faltas. Siempre estuvo más cerca del tercero San Lorenzo. Navarro fue clave. Resultó un buen arranque para Dabove. No es poco después del mal de amores.