Estaba jugado y se la jugó Diego Dabove. Después de la eliminación tempranera de la Copa Argentina que profundizó la crisis azulgrana, el DT de San Lorenzo sorprendió de nuevo con los cambios y sacó a Ángel Romero para visitar a Estudiantes. Pero esta vez le salió bien: fue pura contundencia y se trajo un 2-0 de La Plata que mantiene viva la esperanza de clasificación en el grupo A. Después de cinco partidos (tres derrotas y dos empates) el Ciclón volvió a ganar en la Copa de la Liga Profesional y le dio un respiro a su entrenador.
Un giro en los roles sorprendió a toda la defensa de Estudiantes. Porque Franco Di Santo desbordó como si fuera un extremo natural y utilizó su pierna menos hábil, la zurda, para poner un centro medido para la entrada por el medio del área de Nicolás Fernández, uno de los cambios que dispuso Dabove. Uvita apareció como un ‘9’ y definió de frente al arco.
San Lorenzo estaba mejor plantado en tierras platenses en esos primeros minutos en los que logró sacar la diferencia. Y pudo, mejor dicho, debió haber incrementado el marcador, pero Andrés Merlos a instancias de su asistente le anuló un gol a Di Santo por un fuera de juego inexistente.
¿Qué pasó? La jugada se inició en un tiro libre enviado por Juan Ramírez al corazón del área y Bruno Pittón la bajó para el otro palo. Franco Troyansky estaba adelantado, pero no participó ya que la pelota le pasó por arriba hasta llegar al nueve que la metió. El línea entendió que Troyansky estuvo involucrado en la acción, algo que no sucedió.
En su regreso al esquema 4-3-3, el Ciclón de Dabove intentó cubrir todo el espacio en el césped del estadio Uno. Con Troyansky, quien entró por Ángel Romero, desdoblándose por la banda izquierda, Estudiantes entendió que la vía de acceso al área de José Devecchi sería por el otro costado. Por allí había un espacio a espaldas de Julián Palacios que aprovechó Nicolás Pasquini para mandar un par de centros dañinos.
Juan Sánchez Miño, primero, Leandro Díaz y Manuel Castro tuvieron su chance por arriba. Devecchi y sus firmes guantes debieron entrar en acción para mantener la ventaja ante los constantes envíos del Pincha.
San Lorenzo buscó pararse con mayor seguridad y con el resultado de su lado retrocedió unos metros en el campo para recibir más armado al local. Así logró complicarle el camino a los de Zielinski, que con la pelota en su poder poco pudieron hacer por abajo. por eso, siguieron apostando a los centros.
En uno de esos, Martín Cauteruccio no alcanzó a cabecear tras otro cabezazo de Leandro Díaz. En otra pelota por arriba, Castro no llegó y Alejandro Donatti, que saltó con el brazo muy abierto, tocó la pelota con la mano. Era penal no visto por el árbitro.
La tranquilidad para el visitante llegó justo a tiempo: Julián Palacios recuperó sin infracción, subió Andrés Herrera por la derecha como un tren bala, recibió de un atento Di Santo y metió el pase adentro para un Troyansky astuto que supo levantar la cabeza y asistir a Ramírez.
Cuando Estudiantes estaba un poco más cerca de empatarlo, ese 2-0 lo apagó. Y el triunfo se pintó de azul y rojo después de mucho tiempo.