A 35 años de La Mano de Dios, el gol que enfureció a Inglaterra antes de la obra maestra de Maradona

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¿Fue trampa ese gol? Depende de los enfoques. Los ingleses, los vencidos, dirán siempre que sí. Pero en esa Mano de Dios estuvo Fiorito, estuvo el potrero. Y eso es ni más ni menos que el fútbol. Diego Armando Maradona, criado en el barro, estudiante y maestro de picardías, lo hizo y quedó para siempre. Nadie lo olvida. Ni acá ni allá ni en Malvinas ni en Bangladesh (la principal hinchada argentina en el mundo).

El primer tiempo había terminado sin goles. Pero el Diez ya era una amenaza para las expectativas inglesas. Iban apenas seis minutos del complemento. En ese momento nació quizá el gol más polémico de la historia de los Mundiales. Maradona, como siempre, se los gambeteó a casi todos. Dió un pase de los suyos a Jorge Valdano, quien intentó una pared. Pero entonces apareció Steve Hodge. Procuró rechazar la pelota. En ese instante, que duró un suspiro y que duró para siempre, apareció Diego. Medía 22 centímetros menos que el arquero inglés, Peter Shilton. Pero ahí, bajo el cielo del Azteca, de su Ciudad de México, metió la mano más famosa de la historia: la zurda inmortal. 1-0 para la Argentina en ese encuentro que dura en las memorias del mundo.

Cinco minutos después todos sabemos lo que pasó: El Gol de Todos los Tiempos. Pero esa es otra historia, también sin olvido. Eduardo Sacheri diría “me van a tener que perdonar”, pero ese gol -para muchos- fue mejor que el mejor. Pongamos en contexto: sucedió cuatro años después de la absurda Guerra de Malvinas. Un rato antes de ese grito que tanto le duele a Inglaterra, El Diego -capitán de 25 años- le decía a su tropa delante de los rivales: “Miren que esto es por los pibes, eh”. Lo contó alguna vez el Tata Brown, quien también habita la Selección de los que ya no están: “Sentías que entrabas a jugar el partido de tu vida”.

Luego, con los tiempos, hubo muchas resignificaciones. Los rivales de aquel Maradona procuraron objetarle aquella polémica maravilla. Desde el diario The Sun hasta Terry Butcher, víctima del gol que vendría justo después, lo cuestionaron todo el tiempo. Sucedió cuando ya era entrenador de la Selección. Argentina enfrentaba a Escocia justo antes del Mundial de Sudáfrica 2010, y azarosamente o no tanto Butcher era asistente en el cuerpo técnico de ese plantel. En la conferencia de prensa previa al partido lo indagaron a Diego.

-Butcher dijo que no lo iba a saludar porque nunca había pedido disculpas de esa mano.

El Diego puso una cara que hizo reír a la audiencia. Y agregó una frase que también quedó guardada en la historia: “No se olviden de que la pelota en la final contra Alemania, en el 66, no entró”.

Maradona, siempre mago y siempre pendenciero, le volvió a dar vida en aquella ocasión a su gol, a su mano, a su revancha a su modo.