De ser la compra más cara de la historia a irse tras una rescisión de contrato. Así terminó la historia de Lucas Pratto con River. Una historia que tuvo capítulos muy felices tanto para él como para todos los riverplatenses y una despedida alejado de las canchas y del plantel. Ganó cuatro títulos (Copa Libertadores, Recopa Sudamericana, Copa Argentina y Supercopa Argentina) y a falta de un año para finalizar el contrato, le puso el punto final a su recorrido en River, de común acuerdo con la dirigencia.
Entre una merma futbolística suya, la decisión de Marcelo Gallardo de no contar más con él y una deuda económica del club, Pratto se quedó con el pase en su poder mientras se recupera de una grave lesión que sufrió en Holanda. Y Una persona cercana al Oso graficó con un par de frases la situación: “No jugaba y la deuda se abultaba. Una salida es una manera de descomprimir una situación insostenible”. Ahora, ¿cómo se llegó a esa situación insostenible?
En primer lugar, hay que remarcar que, si bien Pratto se sumará a la lista de jugadores que se van libres de River en los últimos tiempos, en este caso todas las partes saldrían, de algún modo, beneficiadas. El jugador tendrá el pase en su poder y podrá negociar con cualquier club libremente una vez que se recupere de la fractura en el peroné de la pierna derecha que sufrió en el Feyenoord, club en el que estaba a préstamo. Y la dirigencia, por su parte, no sólo dejará de pagar un contrato fastuoso para la economía argentina, sino que además se ahorrará casi dos millones de dólares como parte de la deuda que tenían con el jugador.
Desde enero, cuando Pratto se fue al Feyenoord, este problema está latente por más que para el Muñeco, el Oso formaba parte del pasado. “Estoy pensando en los jugadores que tenemos hoy acá como para pensar en Pratto, que hoy no está dentro de las posibilidades de nuestro plantel”, había dijo Gallardo hace unos meses, cuando le consultaron por la posible vuelta del delantero de 33 años nacido en La Plata.
Tiempo después, el Muñeco volvió a hablar del Oso: “Pidió irse en su momento cuando estábamos compitiendo en Copa Libertadores y campeonato. Él sabe lo que yo pienso. Yo considero que cuando el jugador ya no quiere estar no es una decisión del entrenador, es una decisión del jugador”. Y agregó: “Es un gran chico que nos aportó enormemente, fue un jugador fundamental mientras estuvo bien, pero el fútbol es así, tiene esta dinámica y le deseó una pronta recuperación”.
Pratto ya estaba de vuelta en Argentina luego de su paso fugaz por Feyenoord que terminó con una lesión grave. A ese club había llegado en enero de este año luego de anunciarle a Gallardo que iba a aceptar el ofrecimiento, justo a pocos días de que River jugara contra Boca por la Copa Diego Maradona, lo que fue el primer Superclásico del año.
Esa decisión, en el seno del cuerpo técnico, no cayó bien. Pratto asumió el costo porque veía que era una oportunidad de jugar y una nueva chance de mostrarse en Europa. Además, estaba cansado. Bancó mucho tiempo a River con los atrasos en los pagos y jugaba poco. “Sintió que estaba relegado”, confió un allegado al jugador.
Desde el entorno de Pratto aseguran que esa no fue la única razón de la determinación de Lucas. Cuentan que estaba molesto porque le decían que lo tenían en consideración pero él sentía otra cosa internamente. Y que tuvo esa sensación contraria en el 8-0 de River a Binacional, el último partido antes de la pandemia, que el Oso miró completo desde el banco de suplentes. Gallardo sí lo había mandado a la cancha en los minutos finales del partido contra Atlético Tucumán, un encuentro caliente que River no pudo ganar (empató 1-1) y perdió la Superliga, que quedó en manos de Boca.
Al margen, la participación de Pratto en el equipo ya había caído y se acentuó en luego de la cuarentena por la pandemia. Apenas jugó 543 minutos, distribuidos en 13 partidos, es decir 41 minutos (menos de un tiempo) por cada uno de esos encuentros. Y antes del coronavirus, había jugado 5985 minutos en 96 partidos, lo que equivalió a 62 minutos por cada juego. Convirtió 26 goles en 109 cotejos (0,24 de promedio). Y más allá de que su salida no fue la deseada, él siempre estará agradecido a Gallardo por haberlo ayudado a conseguir su gran deseo que era ganar la Copa Libertadores.
Pratto llegó a River por un dinero muy abultado, a tal punto que más de un dirigente reconoció que esa compra desbalanceó la economía del club. No sólo por lo que costó sino también porque su alto valor de contrato (y eso que el Oso resignó una buena parte de lo que percibía en Brasil) elevó el techo del plantel y tuvieron que subir los salarios de otros futbolistas de nombre, antes de que llegaran los reclamos.
La dirigencia, por pedido expreso de Gallardo, hizo todo lo posible para cumplir con el deseo que tenía el entrenador. Hasta se podría decir que hipotecó la tesorería. En enero de 2018 se selló la compra del delantero que jugaba en San Pablo una suma cercana a los 14 millones de dólares, cuando el resto de las adquisiciones durante la gestión de Rodolfo D’Onofrio no superaron los cinco millones de dólares.
Pratto arribó a Núñez con el cartelito de ser el jugador más caro de la historia. Y algunos lo miraban de reojo porque tenía el número 12 en su cuenta de Twitter que luego quitó. En esos tiempos hicieron viral una entrevista suya en la que contaba que cuando era chico su tío lo llevaba a la Bombonera a ver a Boca. Pero, lejos de apichonarse, Lucas se la bancó y se enfocó en su trabajo. Tenía un gran objetivo por delante: conquistar la Copa Libertadores.
El 2018 fue soñado. Tanto para Pratto como para River. Primero, con la Supercopa Argentina. Después, con la Libertadores más inolvidable de la historia. Ambas, ganadas a Boca en la final. Y con una gran participación del Oso en la definición continental. Hizo dos goles, uno en la Bombonera y el otro en Madrid. Los dos para poner el 1-1 transitorio.
Ambos tantos quedaron para el recuerdo de todos. Se hicieron virales y se hicieron hasta memes. El que hizo en La Boca, por haber sido tras culminar una jugada luego de sacar del medio después del gol de Wanchope Ábila. Y el del Bernabéu porque definió tras una gran jugada colectiva. Era, además, un momento caliente, ya que River estaba 0-1 y transcurría la mitad del segundo tiempo. Seis meses después, jugó lesionado la final de la Recopa ante Athlético Paranaense. Hizo el segundo gol del 3-0 de la revancha, un tanto decisivo.
Unos meses más tarde, Pratto pagó el costo de no poder hacer una buena pretemporada. Falló en la final de la Copa Libertadores contra Flamengo. No se achicó y reconoció su error. Siguió adelante. Incluso, no aceptó una oferta del Inter de Porto Alegro en febrero de 2020. Gallardo lo tenía en cuenta en ese entonces y eso fue clave para que no aceptara la oferta.
Todo cambió tras la reanudación del fútbol y este lunes Pratto firmó la rescisión de su contrato. No se va como hubiera deseado pero tiene la gloria que fue a buscar en River a sus espaldas. Será por siempre uno de los héroes de Madrid…