El 22 de septiembre se estrenará la comedia Perdida mente escrita por Mariela Asensio y José María Muscari, con dirección de este último. Compartirán el escenario del Multiteatro Comafi de miércoles a domingos Leonor Benedetto, Karina K, Julieta Ortega, Ana María Picchio y Patricia Sosa, por orden alfabético.
Ana María Picchio una de las primeras en ser aconvocada, quien confiesa: “Acepté inmediatamente porque sentí que se cumplía el deseo de nuestro profesor del Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Lo tuvimos como docente a Néstor Nocera, quien decía que debíamos compartir escenario con Leonor (Benedetto). De esto hace cincuenta años que se cumplen ahora. Es cierto que pedí que se sacarán algunas frases de la obra que criticaban a la Argentina, porque no es el momento, sino para construirla, desde el escenario o en cualquier lugar”.
Sobrevuela en estos diálogos el afecto, ya que Julieta Ortega sumará otro deseo que se cumple: “Tuve dos madres, Evangelina Salazar y Ana María Picchio. Para mí es muy importante poder compartir este espectáculo. Hicimos una película de Eliseo Subiela (Pequeños milagros, 1997), pero es la primera vez que estaremos juntas en el teatro”.
—¿La obra muestra el mundo femenino?
PICCHIO: Los hombres se abren ante estas situaciones. Ellos son más buenos, menos desconfiados, y con todo respeto, menos inteligentes.
KARINA: No solo el mundo femenino, integrado por estas cinco mujeres y cada una con su problemática personal. Aquí buscan afecto y aparece un dilema general, con la pérdida de la memoria. El planteo es absolutamente universal se podría hacer una versión masculina, sin problemas.
ORTEGA: Desde su época en los sótanos imperaban los personajes femeninos como Mujeres de carne podrida. Siempre la pasé muy bien en las obras de Muscari sólo con mujeres. Fue un fracaso Desangradas en glamour, sin embargo me dejó un excelente recuerdo. Me gusta nuestro mundo femenino y creo que es éste el momento. Soy pañuelo verde y me considero feminista desde siempre, aunque cuando no lo sabía. Uno de mis primeros libros que marqué a mis veinte años fue el de Simone de Beauvoir.
—¿El tema de la justicia es prioritario?
O: No me pasó leyendo la obra. Soy de libra, es la balanza, y voy en búsqueda siempre de la justicia. Analizo una misma situación desde diferentes puntos de vista. Me cuesta enojarme con la gente, porque puedo cambiar de plano, siempre busco ponerme en el lugar del otro. La protagonista que interpreta Benedetto es jueza. Ésta una comedia feroz que no te da respiro, pero se entrecruzan textos bastante filosóficos que tienen que ver con la memoria, el cerebro y la inteligencia. ¿Quién dice la verdad? No hay una sola verdad. Vivo buscando lo que es justo. Incluso cuando me divorcié (N.d.R. Iván Noble) en buenos términos y dije que sería lo más justo en esta situación
—Aparece en el texto varias veces la mentira y la corrupción. ¿Qué sienten?
O: Creo que todos los personajes tienen colores distintos, pero tanto la jueza (hago de su hija) como su empleada juegan de dos caras necesarias. Son personas que existen, las vemos cotidianamente.
K: En el centro está la administración de la fortuna de la protagonista. Nosotros usamos mucho esas dos palabras del título porque debemos transformar esta realidad. Tal vez hace treinta años no se hablaba tanto, ahora las visualizamos más. El que roba, el que se corrompe o miente en nombre de la codicia y del bien personal. Los dos términos nos interpelan, lo que traen los autores está atravesada por la pandemia. —¿Están presentes las clases sociales?
P: Sí aparecen muy nítidamente, desde la jueza que es buena y perversa al mismo tiempo. Su hija a la que se le dio todo, pero tuvo una educación y la muestra. Refleja a todos los personajes de nuestra sociedad. Me gustan las obras que hablan de la familia. Creo que hay que buscar que la gente se sienta reflejada y entretenida. Es muy importante que por un ratito dejen de pensar en ellos.
K: Una de las últimas obras que hice, la de Campanella, también allí la persona más humilde era quien más dignidad tenía a la hora de manifestar los valores. Aparecen todas las posibilidades sociales, desde la jueza muy rica hasta su empleada. Mi personaje es la de la hermana de la protagonista, siempre desvalorizada por la familia. Es quien no termina cumpliendo sus sueños, mala administradora, una jubilada abocada a su perra y sin vínculos afectivos duraderos. Es muy interesante como carácter. Es alguien que perteneció y se cayó de esa clase social. La obra pone una gran lupa sobre los seres humanos. Es un material que te lleva a una reflexión profunda, pero de manera hilarante. A partir de los ensayos el humor devino de las situaciones y de la impronta de nosotras como intérpretes.
O: Radiografiar las clases sociales es muy de Muscari, es un mundo que le gusta mucho, siempre está presente en sus espectáculos. Esta es una familia con mucho dinero y está expuesta todo el tiempo, para marcar las diferencias. Eso a mí me causa gracia.
—¿Cómo fue la composición de sus personajes?
P: Interpreto a la mucama peronista. Lo que más me gustó de la obra fue la relación entre la patrona y la empleada doméstica. Lo viví de cerca, cuando una confía en el “desprotegido” o en una condición social distinta y la empodera, ésta persona termina siendo de ley. Eso me emocionó hasta la lágrima. Dice “no soy corrupta”, explica el por qué y defiende su trabajo. Los otros personajes ya los hice, todos con doble faz, ésta es distinta.
K: Encontré una peluca y creo que me ayudará a transformarme en Queca. Siento que el cabello del personaje es muy importante, desde el corte hasta su color. Mi papel tiene mucho humor, no filtra y es muy mal hablada.
O: Mi protagonista es la hija de la jueza, Isabela, y tiene algo de impunidad. Nació con viento a favor. Viaja, habla alto y tiene un lugar en esa casa porque es la hija.
—¿Este espectáculo viene a sumar más humor a la cartelera?
K: Absolutamente, y suma un humor muy inteligente. Muscari saca lo mejor de cada una de nosotras.
O: Viene a entretener y en este momento me parece algo muy valioso. Siento que hay mucha necesidad de salir, reírse y divertirse. Tal vez en otro momento esta obra me hubiera pasado inadvertida, pero hoy la siento necesaria. No baja línea. No soy una amante de la comedia. Como actriz no hice tantas, pero reconozco que requiere de un ritmo que no es tan fácil de hacer.
P: Creo que es la vida, no todo es triste y tiene que haber humor. También César Vallejos reflexionaba: “Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir».
Proyectos para todo el 2022
Ana María Picchio recuerda con afecto aquellos meses pre pandémicos cuando filmó en España Vis a Vis. Pero ahora está abocada plenamente al teatro, por eso además de Perdida mente la espera el 1 de noviembre otro estreno. Hará Prórroga para una despedida de Florencia Nussbaum, con dirección de Natalia Villar y se completa el elenco con Tamara Kiper, Gonzalo Ruiz y Osvaldo Derejian. Irán sólo los lunes en el Teatro del Pueblo.
Karina K iba a debutar justo un día antes del cierre de los teatros en marzo del 2020 encarnando a Hello Dolly. Dice ahora: “Estoy hablando con Emiliano Dionisi para llevar un espectáculo al teatro San Martín. Juan José Campanella está construyendo el Nuevo Politeama, sobre la avenida Corrientes y espero que me convoque. Por suerte no soy una persona que me dedico al consumo. Afortunadamente había terminado una temporada y teníamos ahorros. Mi pareja, Cinthia (Manzi) se dedicó más a la música. Me falta corregir, pero armé dos obras de teatro y un guión para una serie”.
Julieta Ortega anticipa: “Hice una participación en la miniserie El fin del amor que protagoniza Lali Espósito para Amazon. Sigo con mi marca de ropa de entrecasa, la tenemos desde hace algunos años con mi amiga Fernanda Cohen (Jota & Co) y en abril del año pasado subieron mucho las ventas, siempre on line. Diseñamos pijamas, agregamos batas y pantuflas. No quise depender económicamente de la actriz y quise seguir con la creatividad. Para noviembre haré un programa para el canal Encuentro sobre poetisas latinoamericanas”.
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