El lanzamiento de un misil que cayó en el mar del Japón, realizado esta semana por el Gobierno de Kim Jong-un, refuerza la posibilidad de que Corea del Norte continúe por la senda de su programa nuclear, en lugar de iniciar negociaciones sin condiciones previas con Estados Unidos.
Si bien Pyongyang aseguró que lanzó el miércoles una “ojiva hipersónica deslizante”, Corea del Sur desestimó esta información y dijo que solo se trató de un misil balístico que podría haber sido interceptado por sus fuerzas militares.
Para el ministro Defensa de Corea del Sur, Song Young-moo, Pyongyang no ha adquirido hasta la fecha la tecnología necesaria para lanzar misiles supersónicos, armas difíciles de detectar ya que viajan a baja altura y pueden cambiar de rumbo durante el vuelo.
Sin embargo, si Kim quería impresionar a la Casa Blanca, con un nuevo desplante o con una nueva muestra de poder de los que ya los tiene acostumbrado, parece haber logrado su objetivo.
La prueba fue condenada por el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, quien hasta la fecha no ha logrado reunirse con el líder norcoreano
Como era de esperar, la prueba fue condenada por el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, quien hasta la fecha no ha logrado reunirse con el líder norcoreano, tras reafirmar su compromiso “inquebrantable” con la defensa de Corea del Sur.
El 18 de diciembre pasado, Kim cumplió su primera década al frente del Gobierno de Corea del Norte, tras la muerte de su padre, Kim Jong-Il.
En cualquier caso, el ensayo parece estar a tono con el pedido formulado recientemente por Kim para fortalecer a las fuerzas armadas de su país, con el fin de “contrarrestar la inestable situación internacional”.
“Kim busca mantener cierta capacidad de disuasión efectiva y activa. Y, por otro lado, transformarse en un proveedor de ese tipo de tecnología dado que Corea del Norte tiene experiencia en proliferación” militar, dijo a Télam Juan Battaleme, experto en temas de Defensa y docente en Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Para este analista, “es posible que el problema este ahí: que Kim esté ofreciendo una alternativa no nuclear a aquellos países que tengan misiles en los rangos medios y de corto alcance”.
En cuanto a la posibilidad de que Pyongyang y la Casa Blanca retornen las negociaciones por el programa nuclear norcoreano, Battaleme respondió: “No lo veo mucho a Biden negociando con Kim. Irán, ahora Corea: son demasiadas concesiones” para Washington.
Pyongyang abandonó en junio de 2019 las conversaciones con Estados Unidos tras el último diálogo entre Kim y el expresidente Donald Trump, con quien el líder norcoreano mantuvo tres encuentros, uno de ellos en la Zona Desmilitarizada de las dos Coreas, conocida como ZDC.
El 24 de octubre pasado, tras el lanzamiento de un misil submarino por parte de Corea del Norte, el enviado de Estados Unidos para dicho país, Sung Kim, dijo en Seúl que la Casa Blanca estaba dispuesta a dialogar con Kim sin condiciones previas.
Este diálogo, según EEUU, incluía también una declaración oficial sobre el fin de la Guerra de Corea (1950-1953), o la probable ayuda humanitaria a ese país, donde son frecuentes las hambrunas.
Sin embargo, Pyongyang respondió que el regreso de las negociaciones está condicionado a que Estados Unidos deje atrás la llamada “política hostil” hacia Corea del Norte, refiriéndose a una serie de sanciones y simulacros militares que cada año realizan Washington y Seúl.
El lanzamiento de un misil hipersónico, según el Gobierno de Kim, sería el segundo ensayo con este tipo de armas, tras realizar el primer test en septiembre desde la provincia de Chagang, en el norte del país.
El hecho sucedió horas antes de que el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, colocara la primera piedra de una línea de ferrocarril que uniría a las dos coreas en el futuro
Curiosamente, el hecho sucedió horas antes de que el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, colocara la primera piedra de una línea de ferrocarril que uniría a las dos coreas en el futuro, de acuerdo a un proyecto tratado durante las negociaciones de 2018 entre Pyongyang y Seúl.
Sin embargo, un año después, las negociaciones se estancaron entre los dos países.
Los misiles supersónicos, que vuelan cinco veces a la velocidad del sonido, podrían constituir un desafío para los sistemas de defensa, a raíz de maniobrabilidad, según los expertos.
Esta arma estaría dentro de una lista de sofisticados activos militares que Kim reveló el año pasado, formado por misiles de ojivas múltiples, satélites espías y cohetes nucleares lanzados desde el agua, entre otros accesorios, de acuerdo a varios informes de prensa.
Los misiles y el poderío militar norcoreano, con un ejército de casi 1.300.000 hombres, son la contracara de un país sumido en una profunda crisis económica, reconocida incluso por el propio Gobierno norcoreano.
En diciembre, Kim dijo que Corea del Norte debía prepararse para enfrentar una lucha “muy de gigantes”, con el fin de continuar haciendo progresos en áreas tan significativas como la defensa, la agricultura y la construcción.