El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, visitó este lunes Bucha y pidió al mundo reconocer el “genocidio” supuestamente cometido por Rusia en esa localidad de la periferia de Kiev, donde cientos de cadáveres fueron hallados en calles o fosas comunes tras la retirada de las tropas rusas.
Enfrentada a la condena y amenazas de más sanciones de Estados Unidos y otros aliados occidentales de Ucrania, Rusia volvió a rechazar las acusaciones y advirtió que podrían perturbar el proceso de negociaciones que mantiene con Ucrania para tratar de poner fin a la ofensiva.
“Son crímenes de guerra y serán reconocidos como genocidio”, declaró Zelenski a medios de comunicación en una calle de Bucha, al noroeste de la capital ucraniana, en su primer viaje conocido desde el comienzo de la invasión rusa, que ya está en su sexta semana.
#Rusia 🇷🇺 rechazó este lunes todas las acusaciones en su contra por la presunta masacre cometida por sus tropas en la localidad ucraniana 🇺🇦de #Bucha.
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Ucrania afirmó el domingo que tropas rusas masacraron a civiles en su retirada de Bucha luego de ocupar la ciudad durante varias semanas.
El gobierno de Zelenski lanzó las denuncias después de que la agencia de noticias francesa AFP publicara fotos de cadáveres tirados en las calles de Bucha tomadas durante una recorrida con el Ejército ucraniano tras la salida de las fuerzas rusas.
“Ustedes están aquí hoy y ven lo que ha pasado. Sabemos que miles de personas han sido asesinadas y torturadas con las extremidades cortadas, las mujeres violadas, los niños asesinados”, agregó el mandatario, vestido con un chaleco antibalas y acompañado de militares ucranianos.
Zelenski aseguró que en Bucha se cometieron “crímenes de guerra” que serán “reconocidos como genocidio”.
El domingo, el alcalde de Bucha, Anatoly Fedoruk, aseguró que otros 280 cuerpos habían sido enterrados en fosas comunes en la ciudad, y la fiscal general ucraniana, Irina Venediktova, elevó a 410 la cantidad de cadáveres de civiles hallados tras la recuperación de territorios de la región de Kiev.
El gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin, por su parte, volvió a decir que las imágenes de cadáveres en Bucha fueron una puesta en escena de Ucrania para los medios occidentales, pidió investigaciones y reiteró una solicitud de una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU.
El Reino Unido, que ejerce la presidencia del consejo, anunció una reunión para mañana.
“Vamos a convocar un Consejo para mañana (martes) sobre Ucrania, para abordar las crecientes pruebas de crímenes de guerra, incluidos los de Bucha”, tuiteó la embajadora británica ante la ONU, Barbara Woodward.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, evaluó: “Conociendo la diplomacia británica, querrán disolver esta falsificación de la ciudad de Bucha con argumentos demagógicos sobre la naturaleza de la crisis ucraniana”, informó la agencias de noticias rusa Interfax.
El vocero de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, sostuvo que, a partir de la nueva situación planteada tras la difusión de las imágenes de Bucha, no tenía “información, por el momento, sobre el calendario futuro de las negociaciones” de paz que llevan adelante Ucrania y Rusia.
En paralelo, Estados Unidos aseveró que buscará la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y el presidente Joe Biden, que reiteró que considera a Putin un “criminal de guerra” y resaltó que “tiene que rendir cuentas”, abogó por un “juicio por crímenes de guerra”.
Al igual que Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y el Reino Unido anticiparon que preparan nuevas sanciones contra Rusia, mientras que Alemania y Francia anunciaron la expulsión de más de 70 diplomáticos rusos y Lituania la del embajador de Rusia, en respuesta a las presuntas matanzas en Bucha.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, fue uno de los primeros líderes europeos en decir que lo ocurrido en Bucha podría ser catalogado como “genocidio”, como lo hizo el primer ministro, Mateusz Morawiecki, que pidió hoy una comisión internacional para investigar el posible “genocidio” en Ucrania.
El descubrimiento de fosas comunes en Bucha, cerca de Kiev, planteó serias dudas sobre posibles crímenes de guerra, afirmó el domingo la ONU y pidió se preserven todas las pruebas.
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En esa línea, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que UE estaba dispuesta a enviar equipos de investigadores a Ucrania para ayudar reunir pruebas sobre presuntos crímenes de guerra.
Ucrania también acusó a Rusia de “tratos inhumanos” a los prisioneros de guerra.
Liudmila Denisova, responsable de derechos humanos del Parlamento ucraniano, sostuvo que soldados ucranianos recientemente liberados contaron cómo “los mantenían en un campo, en una fosa, en un garaje”.
Hace unos días, Rusia informó que se retiraría de la periferia de Kiev y se centraría en la “liberación” del este y del sur de Ucrania.
En esa zona hay ciudades portuarias claves para crear un enlace terrestre entre la península de Crimea -anexada en 2014 por Rusia- y las regiones separatistas rusoparlantes de Donetsk y Lugansk.
Este lunes, el gobernador de Lugansk, Sergii Gaiday, advirtió que veían “equipamiento viniendo de diferentes direcciones” y que las fuerzas rusas preparaban un “ataque masivo” contra las tropas locales, luego de que anoche intentaran llegar a Rubizhne, cerca de Lugansk capital, pero fueran repelidos por el Ejército ucraniano.
En la sureña ciudad de Mariupol, en Donetsk, asediada y bombardeada desde hace un mes por el ejército ruso, el 90% de las viviendas quedó destruida, informó su alcalde, Vadim Boichenko, quien hace dos semanas abandonó la ciudad.
“Unas 130.000 personas” siguen atrapadas en Mariupol, que antes de la guerra tenía una población de 430.000, dijo el alcalde.
También este lunes en el sur de Ucrania, diez civiles murieron y al menos 46 resultaron heridos en bombardeos rusos en la ciudad de Mikolaiv, informó su alcalde, Oleksander Senkevich.
La ONU dijo ayer que ya pudo corroborar la muerte de más de 1.400 civiles en Ucrania por la invasión rusa, que comenzó el 24 de febrero.
Más de 10 millones de personas abandonaron sus casas en el país por el conflicto, incluyendo más de 4 millones que se refugiaron en el extranjero, según la ONU.