Cuatro años atrás, en un bar de Nuñez, el director Santiago Mitre y el productor ganador del Oscar Axel Kuschevatzky se hacen una pregunta. El mismo Kuschevatzky lo cuenta: “Cuando empezamos a charlar con Santi sobre la idea de Argentina, 1985 empezamos con una pregunta: ¿cómo no hay una película de ficción sobre esto? Y empezamos a charlar imaginando cómo se podría contar esta historia. Y siempre entendimos que se la teníamos que contar a alguien que no sabía lo que había sucedido en el juicio a las Juntas Militares. Sabíamos que mucho de la película iba a ser el juicio, cómo se construyó ese juicio. Santi habló con Ricardo Darín, y Peter Lanzani apareció enseguida. La película fue escrita y pensada para ellos”. La historia de ese juicio que un equipo de fiscales liderado por Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo imprimió para siempre en nuestra democracia se estrena hoy en el Festival Internacional de Cine de Venecia con el nombre de Argentina, 1985. Protagonizada por Darín, claro, y Peter Lanzani. Y llegará a las salas argentinas el 29 de septiembre, para luego ir a Prime Video, una de las compañías productoras, junto a Infinity Hill, Kenya Films y la Unión de los Ríos, además de nombres como la mandamás de Marvel en el cine, la argentina Victoria Alonso.
Kuschevatzky, hoy CEO de Infinity Hill (Staged, Amor es amor, El prófugo), habla sobre la participación de Amazon: “Lo que hizo, fue, cuando le contamos la escala en la que queríamos trabajar, y le dijimos que queríamos que fuera una película argentina por sobre todas las cosas, nos dijeron ‘nos encanta’, y nos apoyaron. Fue una experiencia placentera y compleja, porque es una película enorme”. Esa película enorme, filmada a mediados de 2021, en pleno rebrote de la pandemia, sólo tenía una forma de existir. Kuschevatzky lo deja en claro: “La escala. Está es una película, como dice Santiago Mitre, donde la historia se contrapone con la Historia. La historia de los individuos versus la historia de un país. La película habla sobre el universo íntimo de estos personajes que de golpe se ven frente a un hecho histórico que podría no ocurrir. Los aspectos narrativos, donde seguís esa intimidad, son aquí una película argentina tradicional, en ambientes cerrados, pero cuando la película sube de escala, vos no podes contar estos hechos sin que genuinamente no se vea a Argentina, yendo literalmente de Jujuy a Tribunales. No existe una forma chiquitita de contar esta película. Esta historia solo se puede contar grande, y eso marcó claramente las reglas del juego”.
Sin dudas, Argentina, 1985 busca ser una película masiva, y lo fue desde que era solo una idea. Así lo deja en claro Federico Posternak, de la productora Kenya Films (con Ricardo Darín y el “Chino” Darín, con films como La odisea de los giles): “Lo primero que nos llamó la atención fue cuando Santiago Mitre nos contó de que iba la cosa. De movida entendimos que había un concepto que hasta ahora no habíamos visto en el cine argentino”. La productora Agustina Llambi Campbell, de la Unión de los Ríos (Pequeña Flor, El estudiante, entre otras) sigue en esa línea: “ Nosotros, la Unión de los Ríos, nunca habíamos hecho algo de esta envergadura involucrados de esta forma. Tampoco es que se hagan tantas películas de esta envergadura en la Argentina, pero tuvimos, además del recurso económico, mucha mucha preparación. Igual fue un momento muy bravo, la vacunación no estaba avanzada. La preproducción fue muy particular, mucho del equipo se conoció en la semana previa antes de salir a filmar. El tiempo compensó esa particularidad. Tuvimos 20 semanas de preproducción, y eso es un lujo. Se pudo cranear bien. Se dice en el cine que el tiempo es plata, filmar 11 semanas es un privilegio. La mayoría de las películas argentinas tienen que meterse en cuatro, si no, no dan los números”.
El rodaje. Cuenta Federico Posternak sobre la épica filmación: “Todo el rodaje fue atravesado por la pandemia. En julio de 2021 había una especie de rebrote. Dicho esto, el rodaje fue espectacular, sobre todo cada vez que entrábamos a Tribunales. Filmamos literalmente en la sala donde fue el juicio y esa sala no se parece a nada. Es el tribunal de la Corte Suprema de Justicia. Había una halo de mística que se vivía cuando uno ingresaba a ese lugar. Yo me acuerdo perfecto la primera vez que entramos”. Y suma: “A medida que avanzamos en el rodaje, llegamos al alegato final, y tenemos a actores caracterizados de los militares en la sala. Te genera algo, te impresiona. En cuanto te distraes, tenes a un tipo vestido de Strassera leyendo su alegato y a nueve tipos vestidos de militares insultando. Y la sala llena y los jueces. De alguna u otra forma, lo estás viviendo. El rodaje tenía esa mística. En la zona, por
Tribunales, mucha gente que trabaja por ahí, lo conocían a Strassera y a Moreno Ocampo; y de repente ibas con ellos lookeados por la calle, con Ricardo y Peter, y la gente te decía ‘esto era así en aquel entonces’. Llambi Campbell amplifica esa emoción: “Cada vez que los testigos, los actores haciendo de los testigos, daban testimonio, después de cada toma había aplausos, había llanto. Y todos sabíamos que era una película. Cuando Laura Paredes hace el testimonio de Adriana Calvo de Laborde toda la sala aplaudió. En la acusación de Strassera, lo mismo. Yo le agradezco a todos. A Santiago, a todo el equipo, a mis compañeros de producción, a Amazon. Tuvimos toda la mística que pudimos imaginar”. Y continúa: “Me siento parte de algo importante pero menos como productora y más con respecto a los hechos. Yo no puedo creer que no se haya hecho antes una ficción sobre el juicio a las Juntas. Lo extraordinario es el juicio. Nosotros recreamos eso lo mejor posible, y con las licencias que se toma la ficción para que la importancia de esos hechos se transmitan en arco temporal un poco distinto a como fue en realidad. Quiero que la sociedad argentina vea la película. Refrescar el alegato de memoria, verdad y justicia. sobre todo porque creo que estos hechos le hablan al hoy: hay derechas en el mundo, hay fascismo en el mundo, hay violaciones a los derechos humanos en el mundo, hay dificultades para que la justicia sea independiente, digo, hay muchas cosas que no están saldadas”.
Más allá de los rumores, de premios, de grandes alfombras rojas y demás, todos en la producción dejan en claro algo. Kuschevatzky lo establece con emoción: “Argentina, 1985 es una película sobre la democracia, no sobre el proceso, no sobre la dictadura. Trata sobre la fragilidad de la democracia y como la democracia necesita justicia para existir. Y la capacidad de la justicia para unificar a las personas. Es de las películas que están vivas en la media que la gente las disfrute. Mi deseo es que la gente se apasione con la película, incluso si están en desacuerdo”.
El comienzo del camino
Con la función de hoy en el Festival Internacional de Venecia comienza un camino importante para Argentina, 1985. Su cruce de productores incluye a Victoria Alonso, famosa por su participación crucial en la franquicia más popular del cine actual, Marvel. Axel Kuschevatzky cuenta: “Victoria estuvo siempre muy interesada en la película. Siempre le es cercano el tema, como muchos del equipo creció durante el proceso y bajo ese clima de terror, como muchos del equipo la vuelta de la democracia significó renovar un vínculo con la política y con el deseo de vivir en un país transparente y equitativo. Cuando le conté que el proyecto existía, ella me dijo que quería ser parte y que quería que su hija conozca esta historia. Lo planteamos como equipo y a todos nos pareció una buena idea”. La productora Agustina Llambi Campbell muestra el salto dado por todos: “Estoy muy agradecida por la confianza que se tuvo en nosotros. Como te decía, películas de esta envergadura rara vez se hacen por productoras de nuestra escala, y cuando digo ‘nuestra’ me refiero a las tres productoras de Argentina, 1985. Sentimos un privilegio y una responsabilidad enorme. Estoy muy agradecida con Santiago (Mitre) y Mariano (Llinás), con Mariana Mitre que hizo el casting, con el elenco y equipo que asumió la responsabilidad de hacer una película sobre este hito de nuestra democracia, los productores aprendemos mucho de la gente con la que hacemos las películas. A la hora de los resultados finales, Federico Posternak declara: “No sabemos si será la películas argentina más vista del año. Lo que uno busca es generar emociones en las personas. Durante la película, e, idealmente, cuando te vas. Buscamos que la película sea algo que todos lo que la vean la recuerden: que sea algo memorable”.
También te puede interesar