Clemente “Corchito” Zavaleta dice que está cuatro kilos arriba de su peso ideal cuando jugaba: “Peso 74, hace poco llegué a los 76 y no me gustó nada verme con pancita (risas)… Mi peso habitual era de 70, y en el peor momento llegúe a estar en los 50”. Ataviado con la remera y después el buzo de la indumentaria oficial de La Hache, el polista reparte indicaciones puntulaes desde el palenque del equipo de la familia Ulloa, que disputa su primer Palermo.
Se lo ve concentrado, aportando todas las enseñanzas de tantos años como profesional del polo, aunque aclara que el verdadero coach del cuarteto es Hilario Ulloa. “Ellos me llamaron para hacerme participar, de buena onda, el coach es Hilario”.
Verlo allí, volviendo a ser parte del deporte que lo apasiona, bien puede considerarse un triunfo de la supervivencia. Porque hace ocho meses, en una accidentada tarde de polo en Palm Beach, el hijo de la trilliza María Emilia Zavaleta protagonizó una durísima caída que conmovió al mundo del polo.
Trasladado de inmediato en helicóptero a un centro médico de la zona, los partes y los pronósticos clínicos delataban un delicado estado de salud. Fueron momentos de incertidumbre y de mucha preocupación, con un desenlace que se presumía poco favorable. Pero los mila- gros existen, y hoy “Corchito”, ya recuperado y reinsertándose pacientemente en su vida cotidiana, puede dar fe de ello.
“De adonde estaba a donde estoy ahora, no puedo más que sentir alegría. A nivel salud me siento bien, el alta me lo dieron en mayo, en junio tuve un mes de recuperación y en julio los médicos me dijeron ‘ya está, volvé a vivir’. Y a nivel emocional estoy muy agradecido por el apoyo y el cariño de la comunidad del polo y de toda la gente, fue impresionante saber después de todas las cadenas de oración que hubo. Eso lo fui viviendo más adelante, cuando empecé a ver todas las notas y los comentarios de lo que había pasado”.
El sábado 12, por la segunda fecha de la Zona A del 129° Abierto Argentino, el campeón reinante, La Natividad, superó a La Hache por 21 a 5. Un desafío mayúsculo para un conjunto que superó la ardua clasificación, y que Clemente Zavaleta iba a integrar como número tres respetando la base del Alegría Fish Creek del Abierto pasado. Pero el destino quiso otra cosa: “Armamos el equipo con Hilario en diciembre del año pasado, él me pidió que armarámos algo para jugar con su hermano ‘Toly’ (Carlos María Ulloa) en reemplazo de Bayugar (Bautista). Y cuando pasó mi accidente se sumó Santiago Cernadas (36), que había sido suplente el año pasado. Para la clasificación les presté caballos y, como dije antes, me pusieron de coach para hacerme participar”.
—¿Le gusta ser coach?
—No, yo quiero jugar…
—¿Pero está en condiciones de hacerlo?
—En mayo el panorama era feo, me lo habían dicho. Pero ahora ya estoy montando, la idea es jugar prácticas en diciembre y volver. Yo me siento normal, no se, si querés te cuento dentro de un año. Y quiero volver no tan de a poco, sino todo lo que pueda.
El accidente de Clemente Zavaleta
En marzo, Clemente Zavaleta estaba en Estados Unidos jugando al polo y sufrió un accidente que le provocó lesiones graves. El polista, que participaba del Abierto de Palermo, chocó contra otro jugador y debió ser operado de urgencia para quitarle un coágulo de la cabeza.
Sucedió en un evento de polo en Palm Beach. Clemente Zavaleta quedó inconsciente por 15 minutos luego de chocar con otro jugador sumado al golpe que recibió al caer con su yegua. Un helicóptero llegó al lugar para asistir al hijo de María Emilia Fernández, quien tuvo que ser inducido a un coma farmacológico para ser operado.
El polista tenía un cóagulo en la cabeza, con una lesión en el tronco del cerebro, más varias costillas fracturadas y un pulmón sangrante. La situación de Clemente Zavaleta fue muy delicada.
Fotos: Pablo Cuarterolo.
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