“Hoy se ha perdido el gusto por la experiencia”

0
12

Tenía ganas de filmar en Trenque Lauquen, mi familia es de ahí. El espacio rápidamente comanda, y arma una lógica y circuito de cosas que van pasando, que son las que construyen finalmente la película” dice Laura Citarella, y la película de la que habla es su nueva realización como directora y productora: Trenque Lauquen. La película sigue la línea de la ópera prima de una de las fundadoras de El Pampero, la productora que mutó el ADN del cine argentino a través de films como La Flor e Historias extraordinarias, entre muchas otras. Es decir, sigue el sendero de Ostende, que plantaba un personaje en una localidad bonaerense y que muta todo a su alrededor con su mera presencia (o ausencia); un personaje interpretado por Laura Paredes (que también es guionista aquí) y que la misma Citarella define como alguien que “donde pone el ojo, pone la ficción”. 

Trenque Lauquen narra desde muchos puntos de vista una partida, una disrupción, y Citarella define su estructura celebrada en todo el circuito de festivales desde su estreno en Venecia: “La película nace con una serie de antojos, si se quiere. Y de voluntades, que se conservan en el formato final. Los elementos que están dispuestos en la película estuvieron siempre, como cierto trabajo con la fusión de los géneros, o la conversión de un género en otro, o la fusión de misterios. Con cierta idea de una figura de una mujer que se fue, que era algo que siempre había fascinado de La aventura, de Antonioni. Más allá de la cita puntual que hay en Trenque Lauquen, ese era el elemento de ficción que tenía ganas de trabajar, desde un lugar diferente a como se lo puede llegar abordar”. Y suma de cara al estreno en salas comerciales: “El otro día pensaba que hay una escena muy linda en La Aventura donde ellos la van a buscar a un pueblo que se llama Nono, y pensaba que esos pueblos italianos por donde pasan los personajes en el film podrían ser los pueblos de la provincia de Buenos Aires. Me interesaba trasladar eso muchos años después y en una geografía diferente. Paralelamente quería seguir trabajando con Laura Paredes: me interesaba la idea de una saga, con este personaje: nos identificabamos con el personaje”. 

—Volves al trabajo con Laura Paredes, integrante de Piel de Lava ¿cómo ves ese vínculo hoy?

—Es dupla que se arma, se arma en Ostende. Pero fuimos compañeras trabajando en La Flor y a la vez tenemos una relación de amistad muy grande, es la mamá de Pepón, que es el mejor amigo de mi hija, y su marido es mi socio. Hay una relación que excede, somos equipo en muchos aspectos de la vida. Fue muy fácil y natural ese trabajo. Hay algo de una soledad bastante propia del trabajo de dirigir en el cine, hay como una cierta soledad, y entonces en los lugares donde se puede meter el trabajo con alguien más, funciona mejor. A mí me funciona mejor. Yo co-dirigí dos películas, y no es lo mismo que dirigir sola: para mí el colaborar es importante. No me interesa el trabajo en soledad, no tener donde rebotar ideas. No solo pasó con Laura, pasó con gran parte del equipo… Ezequiel Pierri, que no solo es productor y actor, sino que es mi marido. Trabajamos muy de cerca la película. Eso se traduce en una forma que me da comunidad para trabajar, que me da comodidad, y que tiene que ver con combatir esa cuestión solitaria de dirigir películas.

—¿Cómo definís la creación de la película, considerando la forma de trabajar que suele tener El Pampero, fuera de canales tradicionales de financiación?

—Por la manera de trabajar que tengo, me es difícil distinguir entre el producir y dirigir películas. Para mí, en un punto, es hacerlas y ya. Es esa la forma que encontré de hacer películas, y no tanto pensado en términos de rubros. Entonces hay una separación que se produce y ahí aparece algo de lo artesanal. Todas las cosas que pasan en Trenque Lauquen – por ejemplo, cualquier invención que aparezca en términos de decorado – está hecho con nuestras manos. Laura Caligiuri o Flora Caligiuri, (“las hermanas Caligiuri”, una es directora de arte y la otra es vestuarista) siempre están pensando en no estandarizar los objetos, en cómo producir una imagen. 

—¿Qué sentís que quizás le falta al cine argentino?

—Me doy cuenta que tiene que ver con lo que te decía antes, de esta idea de producir y dirigir. Me parece que una cosa que trae la fusión de esos rubros – que siento que es algo que al cine argentino le podría venir bien dada la situación de crisis constante para filmar y producir – es volver a pensar en esa fusión y en la relación del cine con la invención. Uno piensa en el cinematógrafo, en los Lumière, y en esa idea de invento. Algo que tenía esa picardía del invento, si se quiere. Ahora me da la sensación de que eso, ese mundo de las ideas, que podrían habitar a los rodajes o a los proyectos cinematográficos, han tendido a desaparecer y aparecen imágenes más prefabricadas, con la imagen más estandarizada. Por eso mencionaba a las Caligiuri: creo que todo el tiempo se pelean con la posibilidad de que un objeto dentro de la imagen no sea un invento de la propia película. Y siento que eso se traslada a todo: el lenguaje de los actores, a la planificación, e incluso a la manera de  producir la película (que también debería ser un invento cada vez, para cada película). Eso me mantiene muy ocupada pensando de una película a la otra. Eso es lo que me mantiene activa y viva en relación con el cine, y eso le da a la película y a sus imágenes una vida diferente.

—El Pampero ha logrado una forma de trabajo que gana festivales, que sorprende y que se ha convertido casi en un paradigma ¿cómo definís la forma en que trabajan?

—Se produce mucho por contagio, somos un grupo haciendo cosas y los rubros van cambiando pero somos siempre los mismos. Gabriel Chowknijk es el músico de todas nuestras películas más allá de que en Trenque Lauquen haya música de Lautaro Barceló, La sobrecarga; o los montajistas sean Miguel de Zuviría y Alejo Moguillansky. Hay algo de que estamos experimentando y nos interesan las mismas cosas, y nos vamos formando unos a otros. Haciendo cosas. Respondiendo, una película le puede responder a otra, o replicarla. Eso pasa bastante. Es un proceso grupal que está bueno. 

—Hay siempre texturas de literatura, frente y detrás de cámara…

—Hay algo de la literatura y de la experiencia de la literatura, como cuando uno lee y las palabras no pueden terminar de decir sino que uno lee entre esas palabras y va más allá, y en ese más allá hay un encuentro con algo más misterioso, que no se puede nombrar. Hay algo que me interesa del hecho que no se puede nombrar. El hecho que no se pueda nombrar es algo que le pasa a los varones de la película, que se frustran cuando no le encontrar una lógica y un nombre a eso que le pasa al personaje de Laura. Entonces hay algo en la historia de la película que se parece a eso que te digo, que a mi me remite mucho a la experiencia de leer.

La actualidad y la crisis

Laura Citarella es clara a la hora de sus ideas: ”hay una dificultad grande porque hay un horizonte… por ejemplo, haciendo un recorrido de festivales, que está película generó, y pude observar cómo se tienden a cerrar los mismos hacía determinadas cinematografías o no teniendo programaciones diversas en algunos casos. O, por ejemplo, no pudiendo llevar a directores o directoras porque hay una crisis enorme por la falta de presupuestos (entonces presentas una película en un festival y no podes asistir a presentarla). Hay un momento de cambio tan grande que estoy viendo un horizonte difuso.Pensar quizás hasta acá llego esto que conocíamos como recorrido, el ir de un festival a otro hasta el estreno”. Y suma a su hilo de pensamiento: “Obviamente las plataformas ganaron mucho terreno, y no creo que eso atente, sino que volviendo a la idea de los inventos, debería poder reinventarse, porque el mundo cambió muy rápido. Una de las pérdidas más grandes que hubo en estos años de pandemia, la pérdida de gusto por la experiencia. Pero hay algo de la curiosidad que amainó, hubo tanto de replegarse tanto que lo viene hacía nosotros lo consumimos pero sí hay que salir a descubrir es más difícil. Se volvió más sedentario ese aspecto. No sé bien cuál va a ser la resolución que tenemos que empezar a encontrar los cineastas y la estructura que rodea a las películas. La distribución es hoy también un enigma e incluso la posibilidad real de hacer película así. Siguiendo la lógica de la invención, creo que existe cabeza y tiempo y voluntad para seguir inventando como formas de producir, y pensar películas que sean posibles”.

También te puede interesar