Romualdo Arppi Filho, exárbitro brasileño famoso por haber dirigido la final del Mundial 1986 en México que Argentina le ganó por 3-2 a Alemania, murió este domingo en la ciudad brasileña de Santos, estado de San Pablo. El paulista sufría una enfermedad renal. Tenía 84 años.
La cadena de noticias GloboNews consignó que uno de los tres hijos del exárbitro, Ricardo de Oliveira Arppi, fue el que confirmó la muerte de su padre, quien estaba internado en el Hospital Ana Costa.
“Mi padre siempre será una referencia tanto en el deporte como en lo humano, era un ser increíble”, señaló su hijo al canal de noticias.
El lugar que la historia futbolera reserva a Arppi está vinculado a Diego Maradona y a la Selección, porque fue el árbitro de la final del Mundial 1986, cuando Argentina levantó la Copa del Mundo tras vencer al durísimo equipo de Alemania por 3-2.
“150 dólares por día”. Apenas un viático. Eso recordó en una entrevista haber cobrado durante su estadía en México. Fueron, al cabo, 40 largos días hasta el duelo final entre argentinos y alemanes.
Tras la muerte de Maradona el 25 de noviembre de 2020, el exárbitro paulista había expresado su tristeza. Aunque, en esa final, el brasileño lo amonestó.
Pese a los años y al tiempo transcurrido, Romualdo mantuvo intactos hasta el final ciertos recuerdos. “A los 17 minutos, hubo una falta que el zaguero Brown cometió a la izquierda del área. Alemania ejecutó, Maradona salió de la barrera y yo pité. Suerte que la pelota no entró ni nada. Y ahí le saqué tarjeta”, rememoró hace poco en una entrevista.
“Con Diego nunca tuve un problema en esa final. Me pedía la hora obviamente cuando se estaba terminando el partido y los alemanes venían y pedía que siguiera por más minutos, que no lo terminara. Al contrario, Maradona siempre era el que tenía problemas por la violencia que ejercían contra él, nosotros cobrábamos las faltas porque le pegaban mucho”, contó en esa oportunidad.
Una carrera ligada a los equipos argentinos
El paulista dirigió hasta 1990 y fue partícipe de otros grandes momentos para el fútbol argentino, algunos de ellos con grandes polémicas en el medio.
Arbitró el segundo partido de la final de la Copa Libertadores 1973, la revancha en Chile entre Colo Colo e Independiente, y anuló un gol válido de Carlos Caszely que hubiera puesto en ventaja a los trasandinos. El partido salió 0-0, hubo tercer duelo en Montevideo y los de Avellaneda se quedaron con el título.
Hasta hoy lo señalan del otro lado de la Cordillera como un “ladrón”, pese a que jugadores de Colo Colo reconocieron que le pidieron a su presidente que sobornara a Filho.
Para el Rojo fue casi un talismán: también estuvo presente en Tokio, en la Intercontinental 1984 que Ricardo Bochini y compañía le ganaron 1-0 a Liverpool con un gol de Percudani.
Pero incluso estuvo vinculado a un recuerdo positivo para la otra mitad de Avellaneda: impartió justicia en la final de la Supercopa Interamericana que Racing le ganó a Herediano de Costa Rica, título por el que aún hoy el club argentino le reclama a Conmebol que sea contado como oficial.
Arppi Filho además fue el segundo árbitro brasileño en dirigir una final del mundo después de Armando Cézar Coelho, quien condujo en el Mundial 1982 el partido decisivo entre Italia y Alemania, que la “Azzurra” ganó por 3 a 1.
Arppi y sus hijos tenían muy buena relación con la comunidad argentina que vive en Santos y en la ciudad de San Pablo, al punto de que organizaban partidos y campeonatos amateurs seguido por un asado a la brasileña.
La final de Qatar 2022
Antes de la final del 18 de diciembre en Qatar 2022 entre Argentina y Francia, Arppi dijo ante una consulta de la agencia Télam que “no había decidido hinchar por ningún equipo” porque mantenía la forma de pensar heredada de su profesión de árbitro.
Para Arppi, la carrera de árbitro había sido una suerte de bendición ya que logró dirigir casi toda la carrera de Pelé en Santos y a Maradona en la final de México 1986. “Para mí los dos deben dividir el trono del más grande”, solía decir.
Durante 2019, el mismísimo Pelé saludó a Arppi públicamente para su cumpleaños. “Mucha gente pensaba que le tenía bronca, pero fue uno de los mejores árbitros que vi. Discutíamos porque era muy enérgico, pero la verdad que también me protegía al ser rígido y gracias a él no me pegaban tantas patadas”, reconoció O Rey.
Con información de Télam