El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió este lunes “restaurar la seguridad” en el país actuando en “todos los frentes”, tras una secuencia de violencia que incluyó el disparo de cohetes desde Líbano y Siria en los últimos días, y en una jornada signada por dos nuevas muertes además de la movilización de colonos judíos junto a ministros de Gobierno en la Cisjordania ocupada.
El jefe del gobierno israelí anunció también en conferencia de prensa que mantiene en el cargo al ministro de Defensa, Yoav Gallant, del que había anunciado el cese en marzo por diferencias políticas con respecto a su propuesta de reforma judicial.
Netanyahu anunció que si bien tuvo “disputas difíciles” con Gallant, decidió mantenerlo en su cargo. “Seguiremos trabajando juntos para garantizar la seguridad de los ciudadanos de Israel”, dijo el primer ministro.
“No permitiremos que el Hamas terrorista se asiente en Líbano”, y actuaremos “en todos los frentes”, declaró Netanyahu, después de que el ejército acusara a este movimiento islamista palestino de estar detrás del lanzamiento de decenas de cohetes sobre el norte de Israel, el jueves.
La violencia se agravó después de que la Policía israelí ingresara la semana pasada en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, el tercer lugar más santo del islam, y golpeara a fieles que se habían reunido para orar por el Ramadán, el mes sagrado de ayuno musulmán.
El operativo provocó conmoción en todo el mundo árabe, incluyendo condenas por parte de Egipto y Jordania, países que tienen tratados de paz con Israel.
Tras la incursión en la mezquita, milicianos palestinos lanzaron cohetes contra Israel desde la Franja de Gaza -gobernada por Hamas-, el Líbano y Siria, e Israel respondió con sendos bombardeos.
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) llamaron a la moderación.
El nuevo estallido de violencia se produjo en un momento en que el mes de ayuno musulmán del Ramadán coincidió con la Pascua judía y la cristiana.
Netanyahu ya venía enfrentando estos días una gran tensión interna por la oposición a la reforma judicial promovida por su gobierno, que decidió congelar con la esperanza de recabar más apoyos, mientras que continúan las protestas semanales que denuncian la iniciativa como el fin de la separación de poderes en el país.
También este lunes, tropas israelíes mataron a un adolescente palestino en Cisjordania y una mujer israelí murió de heridas sufridas días atrás en esa misma región en un ataque palestino en el que habían muerto sus dos hijas, informaron autoridades.
El Ejército israelí dijo que soldados llevaron a cabo una operación en un campamento de refugiados palestino ubicado cerca de la ciudad de Jericó, en el norte de Cisjordania, para detener a un palestino buscado.
El Ministerio de Salud palestino anunció en un comunicado que un joven de 15 años murió por disparos de militares israelíes en la cabeza y en el pecho durante el operativo, y que otros dos resultaron heridos en las piernas y fueron trasladados al hospital.
Hamas, el movimiento asentado en la Franja de Gaza, que está separada de Cisjordania por Israel, denunció que el adolescente palestino fue víctima de una “ejecución sumaria por parte de las fuerzas de ocupación israelíes”.
El operativo se desarrolló un día después de los funerales de dos jóvenes colonas israelíes de 15 y 20 años que murieron el viernes en un ataque palestino en la misma zona cisjordana de Jericó, una ciudad palestina.
La madre de las jóvenes sucumbió este lunes a las heridas de gravedad que recibió en el mismo ataque, dijeron autoridades del hospital de Jerusalén donde se encontraba internada.
El ataque se enmarcó en uno de los períodos más violentos en años en Cisjordania y Jerusalén este. Israel capturó ambos territorios en una guerra contra países árabes en 1967 y los colonizó. Los palestinos los reclaman para fundar su propio Estado.
Pese al escenario de tensión, un sector del Gobierno israelí impulsó y acompañó este lunes una movilización por territorio palestino.
Escoltados por un operativo de seguridad y acompañados de ministros de Netanyahu, miles de israelíes marcharon en Cisjordania para fortalecer el movimiento de asentamientos, también denominados colonos, y presionar al gobierno para que permitiera la repoblación de las colonias en ciernes, denominadas puestos de avanzadas, igualmente ilegales.
El Canal 12 de Israel informó que 20.000 israelíes participaron en la marcha, mientras que la emisora pública Kan calculó la cifra en 17.000.
La movilización se dirigió hacia Eviatar, una colonia construida en mayo de 2021 sin la aprobación del Estado y que los residentes aceptaron evacuar unos meses después, mientras las autoridades analizaban si autorizarla. En su recorrido pasó por el pueblo palestino de Huwara, donde en febrero colonos israelíes protagonizaron una quema de autos y propiedades palestinas.
Todas las colonias israelíes son consideradas ilegales por el derecho internacional, pero Israel hace la diferencia entre los que tienen el visto bueno de las autoridades y los llamados “salvajes”, establecidos sin el permiso del gobierno.
Entre la multitud, con muchas familias con niños, también figuraba el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, quien declaró que “la respuesta al terrorismo es construir” colonias, recogió la agencia de noticias AFP.
Durante la marcha algunos lugareños mostraron banderas palestinas y lanzaron piedras a los soldados, que respondieron con gas lacrimógeno.
Según el servicio médico palestino la Media Luna Roja, 216 personas fueron atendidas por inhalación de gas lacrimógeno y 22 por lesiones con balas de goma.
La organización de izquierda Yesh Din denunció la marcha como “una provocación” y “una protesta por la supremacía judía”.
En lo que va de año, el conflicto israelí-palestino se cobró la vida de al menos 94 palestinos, 19 israelíes, una ucraniana y un italiano.