La vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, sostuvo este jueves que las empresas líderes en inteligencia artificial (IA) tienen el “deber ético y moral” de proteger a la sociedad de los peligros potenciales de esta tecnología, que van desde la discriminación hasta el socavamiento de la democracia.
“El sector privado tiene el deber ético, moral y legal de asegurarse de la seguridad de sus productos”, indicó Harris en un comunicado tras haberse reunido con los directivos de Google, Microsoft, Open Ai y Anthropic y varios miembros del Ejecutivo.
Harris señaló que la IA tiene el “potencial de mejorar la vida cotidiana y abordar algunos de los mayores desafíos de la sociedad”, pero también podría “aumentar drásticamente las amenazas a la seguridad, reducir los derechos humanos y la privacidad y socavar la confianza pública en la democracia”.
Agregó que apoya, junto con el presidente Joe Biden, quien rápidamente pasó por la reunión, “nuevas regulaciones potenciales” y “nueva legislación”.
La inteligencia artificial está presente hace años en la vida cotidiana, desde las redes sociales hasta los electrodomésticos de alta gama y los programas de reclutamiento de personal.
Sus riesgos van desde la discriminación hasta la automatización de tareas realizadas por humanos, el robo de propiedad intelectual o la desinformación sofisticada a gran escala, entre otros.
Sin embargo, el deslumbrante éxito desde fines del año pasado de ChatGPT, la interfaz de IA generativa de OpenAI, una empresa emergente financiada ampliamente por Microsoft, fue el origen de una carrera hacia sistemas cada vez más intuitivos y eficientes, que son capaces de generar textos, imágenes y códigos de programación cada vez más complejo.
“Es bueno tratar de anticiparnos en el tema de la regulación. No va a ser fácil, pero creo que podemos llegar”, expuso la mandataria a los periodistas antes de ingresar a la Casa Blanca, informó la agencia de noticias AFP.
Su lanzamiento despertó entusiasmo e inquietudes a una nueva escala. Especialmente cuando Sam Altman, el director de OpenAI, anticipó la próxima generación de la llamada IA “general”, donde los programas serán “más inteligentes que los humanos en general”.
A fines de 2022, la Casa Blanca publicó un “Plan para una Declaración de Derechos de la IA”, un breve documento que enumera principios generales como la protección contra sistemas peligrosos o falibles.
Y a principios de este año, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST), un centro afiliado al gobierno, diseñó un “marco para la gestión de riesgos” relacionado con esta impactante herramienta tecnológica que últimamente viene causando asombro e impacto mundial.
Biden dijo el mes pasado que estas empresas “claramente deben asegurarse de que sus productos sean seguros antes de ponerlos a disposición del público en general”.
Sin embargo, “estas directrices y declaraciones no obligan a las empresas afectadas a hacer nada”, subrayó David Harris, quien fue director de investigación en IA en Meta.
“Los propios patrones reclaman más regulaciones”, remarcó, aunque Facebook, a pesar de haber “llamado públicamente” a mejorar las leyes que rigen la confidencialidad de los datos personales, “paga al mismo tiempo a lobbies que combaten estos proyectos de ley”.
La Casa Blanca anunció este jueves nuevas inversiones en la investigación sobre IA y nuevos métodos de evaluación de los sistemas actuales.
Los gigantes de la IA no niegan que existan riesgos, pero temen que se asfixie la innovación por leyes demasiado restrictivas.
“La IA será utilizada por actores maliciosos, y sí, va a causar daños”, admitió el economista jefe de Microsoft, Michael Schwarz durante un panel en el Foro Económico Mundial, según la agencia Bloomberg.
Pero pidió a los legisladores que no se apresuren y que cuando haya un “daño real”, se aseguren de que “los beneficios de la regulación sean mayores que el precio para la sociedad”.
Al otro lado del Atlántico, Europa espera liderar de nuevo el camino hacia una regulación ad-hoc en torno a la IA, como ya los hizo con la ley de datos personales.