La danza: reflexión en movimiento

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Cada vez que comienzo un nuevo proyecto se desatan en mí una gran cantidad de preguntas. Lanzo al aire algunas que considero importantes para pensar en los “por qué” y los “cómo” de nuestra tarea como creadores y gestores de la danza: ¿cuál es la tarea de un artista en la sociedad donde se desarrolla? ¿Para qué la danza? ¿Para quién la danza? ¿Qué es aquello que hoy me convoca para continuar creando? Con estas preguntas en mente podemos avanzar en las cuestiones referidas a la producción y sus formas, y a la creación y sus metodologías. No obstante, es necesario antes tratar de comprender el panorama político cultural en que intentamos desarrollarnos como profesionales artistas y trabajadores.

En el  diseño de la estructura para las políticas culturales de nuestro país existe un Estado gobierno que piensa y ejecuta políticas públicas culturales para toda la población; podríamos traducir esta tarea en la imagen de “un gran paraguas” que cubre a la mayoría, o al menos eso se propone. Nuestros colegas artistas que se desenvuelven en el cine, el teatro y la música cuentan con una doble mirada, una del estado en relación con las políticas generales que repercuten en sus disciplinas. Y otra, de los organismos establecidos, también por el Estado, que proponen políticas para cada uno de estos sectores culturales. El Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales) lleva 65 años de existencia, el INT (Instituto Nacional de Teatro) lleva 26 años y el Inamu (Instituto Nacional de la Música) lleva 11 años, pero aún no existe un organismo para el fomento, la producción, la difusión y el resguardo de la danza.

Existen sí universidades, profesorados, escuelas, estudios, talleres y seminarios en donde la danza es protagonista, en donde se forman miles y miles de estudiantes con la intención de desarrollarse en un mercado apenas incipiente, pero donde la docencia se vislumbra como la única salida laboral sustentable en el sector. Por otra parte, en la ciudad de Buenos Aires se encuentra el único instituto para el fomento de la danza: Prodanza. Un organismo cuya tarea resulta indispensable para obtener algunos recursos económicos para la producción, pero dada su constitución, su gestión es limitada. Asimismo, algunas producciones pueden llegar a ser contenidas a través de vinculaciones virtuosas entre el área de cultura de la Ciudad y el sector privado. Lo cierto es que si bien hay iniciativas valiosas, en el mapa de gestión se observa la desarticulación de proyectos, y la ausencia de elaboración de políticas públicas contextualizadas.

Aun así, la danza independiente del AMBA sobrevive y es prolífera, las carteleras de los espacios y salas que reciben danza están llenas de programación. Las y los jóvenes bailarines siguen creando y encuentran en el trabajo en red, una solución a la ausencia de estructura. Cabe señalar también, que gracias a la creación –por parte de hacedores de la danza- del Consejo de Administración de la Fundación Movimiento Federal de Danza, y de la Cooperativa Cultural Observatorio Argentino de la Danza, se están realizando diagnósticos y elaborando datos concretos sobre el sector a los fines de promover el diseño de políticas públicas, la creación de archivos, y la activación de propuestas de divulgación (podcasts, congresos, ferias, etc.), entre otras acciones, para fortalecer el crecimiento y sustentabilidad del ámbito. 

Es a partir de este contexto, donde me propongo pensar y construir las posibles respuestas a las preguntas que compartí al comienzo. La simple búsqueda de respuesta nos provoca y estimula la reflexión sobre nuestra tarea, y en esa reflexión se construye la empatía y el pensamiento colectivo. Temas como el tiempo, los vínculos, los cuerpos dañados y la fé, me interpelan y conviven en las búsquedas y en las construcciones de las obras que voy creando. En este nuevo proyecto, llamado Todo lo que desaparece, decido entrelazar estos temas para que convivan en una estructura diagramada en escenas.

Me interesa abordar una dramaturgia construida de a pedazos, de situaciones, de vínculos y de imágenes. Todas discontinuas, todas listas para ser entretejidas por el espectador. Fragmentos para dar cuenta de aquellos pedazos de vidas, de experiencias, de certezas y de miedos que nos construyen como humanos. Esta nueva creación, Todo lo que desaparece, me brinda la oportunidad de reflexionar acerca del valor de los vínculos ante todo lo que desaparece, y lo más importante, compartirla con todas las y los espectadores para conmovernos, movernos de a dos.

Busco en la danza un lugar de acción y de reflexión; una reflexión en movimiento que nos convoque a pensar la disciplina, y al mismo tiempo, a construir redes y espacios inclusivos de creación artística y trabajo sustentable.

*Maestro, coreógrafo, director y gestor cultural. Presidente de la Cooperativa Cultural Observatorio Argentino de la Danza, miembro del Consejo de Administración de la Fundación MFD (Movimiento Federal de Danza), y codirector del Centro Coreográfico Sur (Centro Cultural de la Cooperación).