“Creo que estamos en un momento bastante complicado”

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Inició su cuarta temporada con Almorzando con Juana Viale. Se quedó con los días domingos a las 13.45 siempre por Eltrece. Hace ya bastante que dejó de ser la nieta de Mirtha Legrand o la hija de Marcela Tinayre para ser ella misma. Sigue el ambiente familiar o los cuidados de sus seres queridos más cercanos, es por eso que la producción del programa es de Story Lab, encabezada por su hermano Nacho Viale y Diego Palacio.

Sus trabajos en la televisión, en el cine y también en el teatro confirman su actualidad en el medio. Es una mujer de una belleza natural impactante y tiene una elegancia subrayable. Empezó a conducir en el 2003 con Costumbres argentinas para Telefé, pero su continuidad no tiene un solo canal, ya que también se la vio en Último primer día para Flow. Hay que sumar varias películas, desde Radio corazón de Roberto Artiagoitía en el 2007 hasta Lo inevitable (2021) o las que próximamente se conocerán como la mexicana Recursos humanos dirigida por Jesús Magaña o La Virgen Rosa de Dennis Smith, que se presentará en el festival de Dubai. Tiene en carpeta otra ficción, será una coproducción con Brasil.

En teatro hizo La sangre de los árboles, escrita y dirigida por el chileno Luis Barrales, durante los años 2015 hasta el 2018, en distintas salas. Con El ardor de Alfredo Staffolani estuvo en la temporada de Mar del Plata y participó del FIBA en el 2019, siempre con dirección de Luciano Cáceres. “Me encanta lo que hace. –así se refiere Viale a Cáceres- Todo lo que vi de él me parece que es muy moderno. Es una persona que sabe mucho de teatro. Me parece creativo y es actor, entonces tiene como una sensibilidad como director que no todos la tienen”

—¿Cómo fue la decisión de Mirtha Legrand los sábados y vos los domingos?

—Lo que habíamos arreglado entre nosotras y un poco lo que era su deseo más que nada. Ahora mantuvimos ese formato.

—Así como tu abuela se caracteriza por las preguntas picantes: ¿qué te parece que podría definir tu estilo?

—No sabría. Si pudiese decirte algo tan preciso…me parece que es más a través de lo que genero en la mesa.

—¿Qué invitados preferís? ¿Con qué temas te sentís más cómoda?

—No sé si el rubro es lo que determina un buen invitado, sino las ganas de la persona, más allá de lo que haga. Su voluntad que venga a la mesa o no, pero por lo general todos vienen con ganas de hablar y de dar su punto de vista, que es lo más rico y entretenido que puede suceder.

—¿Qué te incomoda? 

—Creo que las peleas. No me gustan.

—¿Alguna vez pediste que alguien no fuese invitado…?

—(Silencio) Estoy pensando, pero no creo, no soy de decir que no quiero que venga. Por ahí hay temas que no me gusta tocar, pero no pedir que alguien no venga. Por ejemplo, no me gusta meterme en la vida privada, al menos que alguien quiera hacerlo. No soy de hacer ese tipo de preguntas, no me siento cómoda, como no me gusta que me las hagan a mí, tampoco las hago. Respeto la vida personal. Hay gente a la que le gusta, se sientan y cuentan sus temas familiares.

—¿Al ser un programa semanal te permitirá hacer otros proyectos?

—Tengo proyectado hacer teatro el año próximo, estoy atrás de un texto. Busco adquirir los derechos de una obra. Actuaría y sería también la productora, pero aún no puedo adelantar más. 

—Estuviste en Madrid haciendo el unipersonal Tráfico del autor uruguayo Sergio Blanco, con dirección de Cristian Morales. ¿Qué balance hacés?

—Cuando veo la sala repleta, me pongo feliz. Las veces que me presenté la platea estaba llena, de cuatrocientas butacas a lo sumo faltaban cien. Fue una gran experiencia estrenar en la Gran Vía un unipersonal. No sé quién dijo que no me fue bien, pero me encantaría que me lo pruebe. Hoy Madrid está invadido de musicales, desde El fantasma de la ópera, Matilda hasta El rey león, por eso hacer una obra de texto tenía su complejidad. No tienen la movida del teatro independiente que tenemos nosotros.

—¿Cómo ves a nuestra sociedad actual?

—La veo muy dolida. Creo que estamos en un momento bastante complicado como país, predomina lo irascible. Pero hay que seguir, más allá de que cada cuatro años se cambie de presidente y que la economía pueda estar más o menos estable, como individuos hay que continuar.

—¿Fuiste o sos adicta a la televisión, con tantos antecedentes familiares?

—No, no miro televisión. No me hace bien, creo que me basta con mis referentes familiares. Soy de escuchar radio, es un medio más informativo. Toda la ficción que me interesa está en plataformas. Cuando había ficciones en televisión no las veía desde ahí, siempre usé otro dispositivo. Por ejemplo, la única ficción que hay ahora es Buenos chicos por Eltrece y la sigo por las redes. Espero que vengan a la mesa varios de sus protagonistas.

—Cuando se consulta en la Wikipedia se descubre que no hay certezas sobre tu día de nacimiento: ¿7 o 15 de abril? ¿Qué día fue?

—(Se ríe) Y por ahí estuve haciendo mucho y nací muchas veces. Adoro que no esté definida, el año sí figura y es correcto (1982). No me molesta, pero es muy llamativo porque hay mucha gente que me llama en el día errado. Otros lo hacen en el indicado. Que haya una información que es muy fácil de corroborar y que exista ese error me encanta. (No confirma el d

—Te definen como actriz y conductora. ¿Te sentís así?

—Hace veinte años que actúo y cuatro que conduzco. Algo que me interesa es todo lo referente a entrevistar. Respetando este formato que es tan maravilloso, el de una mesa donde se puede tener una pluralidad de gente, para poder conversar de todo.

—¿Por qué desde tus inicios en la conducción elegiste que te vistiera Gino Bogani?

 —Lo admiro muchísimo. A mí me encanta lo que me hace, es súper puntilloso y detallista. Creo que tiene unos géneros increíbles. Además nos divertimos y reímos mucho con las pruebas de vestuario.

—Son varios los intérpretes que escriben guiones: ¿podría ser tu caso?

—Escribo desde hace bastante, pero no nunca me animé a darle un contexto. Me parece un texto dramático más que cinematográfico, porque este tiene otro tipo de complejidad.