El éxito de la cantante Taylor Swift es demasiado grande para que los académicos lo ignoren. Ya sean sus canciones pop identificables, su conexión con millones de fanáticos en todo el mundo o su papel como ícono feminista, la artista demostró que su impacto va mucho más allá de los escenarios. Tanto es así que la Universidad de Melbourne en Australia celebró un “Swiftposio” el lunes pasado para discutir la influencia de la compositora en una variedad de disciplinas.
El evento, el primero de su tipo, abrió el telón del Eras Tour de la cantante estadounidense en Australia y contó con más de 400 presentaciones de decenas de disciplinas de estudio e instituciones académicas de todo el mundo, lo que generó una oleada de entusiasmo y titulares a nivel mundial.
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Sin embargo, los organizadores aclararon que la conferencia, que fue respaldada por siete universidades de Australia y Nueva Zelanda, no era una convención de fans. “Aunque algunos de nosotros somos fanáticos, para nosotros ciertamente se trata de intentar tomar en serio a alguien como ella en el mundo académico”, aseguró Emma Whatman, doctora en feminismo. “Esta no es una celebración acrítica”, señaló.
“Es increíble ver de cuántas maneras diferentes puedes analizar a Taylor Alison Swift”, explicó Jennifer Beckett, profesora titular de medios y comunicaciones de la Universidad de Melbourne. Una de las aristas detrás del fenómeno swiftie es su capacidad para impulsar la economía de una ciudad con sólo presentarse. “Ha acumulado una cantidad de poder e influencia tan enorme y, creo, sin precedentes en la industria, económicamente, que sus modelos de negocios son intensos”, indicó Beckett.
Y agregó: “Hay mucho que podemos aprender de ella, pero también debemos pensar críticamente. ¿Debemos preocuparnos por algunos aspectos? ¿Debería ella ser más abierta en su apoyo a ciertos grupos de personas o problemas? ¿Es eso algo que podemos aprender de ella? ¿Deberíamos esperar ahora que ella tenga este nivel de poder?”.
La discusión sobre el éxito de Taylor Swift
También se discutió el papel de Swift como poeta, ícono feminista y astuta empresaria. En ese sentido, el simposio de Melbourne se hizo eco de un curso impartido el año pasado en la Universidad de Gante, Bélgica, que examinó si Swift es “un genio literario”. “Por el momento, no sería exagerado decir que es una de las personas más poderosas del mundo”, afirmó Georgia Carroll, una de las académicas que participó del evento y la única persona en el mundo con un doctorado sobre la artista.
“De alguna manera se ha convertido en la superestrella más divina del planeta, más grande de lo que pensé que era posible”, dijo en la conferencia Brittany Spanos, una de las oradoras principales y reportera de Rolling Stone que en 2020 impartió el primer curso universitario sobre la cantante.
Según Carroll, el éxito de la artista estadounidense se reduce a la marca ampliamente identificable que construyó y a la “intensa conexión” que logró cultivar con sus fans, muchos de los cuales sienten que crecieron con ella. “Taylor ha pasado toda su carrera haciendo creer a sus fans que podían ser sus amigos. Y ella ha hecho toda una serie de cosas que hacen que los fanáticos quieran actuar de una manera que guste a la cantante”, señaló.
Sin embargo, aclaró que ese fanatismo a veces puede conducir a comportamientos preocupantes, tales como ir a acosar en la boda de una amiga de Swift, gastar decenas de miles en mercadería y entradas, y obsesionarse con cada uno de sus movimientos.
A lo largo del simposio, algunos de los asistentes compararon a Swift con Elvis, Michael Jackson, Madonna y Beyoncé. Aunque para Spanos es difícil trazar paralelismos con artistas de una época diferente, cree sin dudas que ella es la artista más popular del planeta en este momento. “Será considerada la mejor compositora de su generación (…) y también una de las mejores compositoras de todos los tiempos”, opinó.
Al respecto, Carroll remarcó la importancia de los fanáticos en la construcción de su fama. “[Para otros artistas], su esfera de influencia no se extiende demasiado fuera de su base de fans. Pero eso ya no es así para Taylor”, expresó. Además, se alegró de que ese fenómeno esté generando interés por parte de otros académicos, siendo que cuando recibió su doctorado la gente se reía del tema de sus estudios: “Es como, ‘¡Dios mío, todo el mundo lo entiende!’. No vamos a estar simplemente sentados en esta conferencia siendo fans -eso ocurrirá- pero hay muchas cosas que estudiar a Swift puede decirnos sobre el mundo”.
Economía, política y RCP: las otras temáticas del “Swiftposio”
Uno de los elementos más extravagantes que surgieron de la conferencia es que los académicos creen que los ritmos de sus canciones también podrían ayudar en la reanimación de los corazones. La canción de los Bee Gees “Stayin’ Alive” se enseñó durante años como un ritmo a seguir en la reanimación cardiopulmonar, y los académicos ahora identificaron las canciones de Swift que alcanzan los ritmos por minuto correctos y pueden atraer mejor a las generaciones más jóvenes. “Antes te enseñaban RCP para ‘Stayin’ Alive‘, pero eso no es del agrado de la Generación Z y los millennials”, expresó Beckett.
También se debatió la Swiftonomía (un término acuñado para explicar el gigantesco impacto de la artista en las economías de las ciudades donde canta) que examinó justamente el efecto económico de la gira de la cantante en las ciudades, la planificación urbana, el transporte público, los restaurantes y los hoteles.
En ese sentido, la Taylormanía se extendió por el mundo el año pasado (la cantante fue nombrada Persona del año 2023 por la revista Time) y no está claro cuándo podría desaparecer. Por si fuera poco, el domingo pasado volvió a dominar los titulares con fotografías de ella y su novio futbolista Travis Kelce tras ganar este el Super Bowl, a lo que se sumó que la semana pasada en los Grammy se llevó el cuarto premio al álbum del año de su carrera. Incluso sus gatos, su publicista y sus amigos de la infancia gozan de reconocimiento y seguidores leales.
En esa línea, Carroll estudió cómo Swift anima a sus fans a derrochar en su mercancía. “Ella recompensa a los fans que gastan dinero con atención… Está muy entrenado y controlado”, indicó. Además, aclaró que los fanáticos que examinan críticamente a Swift también reciben atención, pero siguen siendo firmemente leales.
Coincidiendo con sus argumentos, Spanos consideró que la cantante se destacó en interactuar con sus fans en las redes sociales para “hacerlos sentir muy vistos y conectados con ella”. “Ha sido una de las artistas más inteligentes en términos de utilizar eso como herramienta de marketing. Ha sido una gran parte de su identidad y de cómo se conecta con la gente”, añadió.
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Su estudio como poeta incluyo diversos aspectos. Un ejemplo fue el análisis lírico de sus actitudes hacia el transporte público. Irónicamente, a medida que aumentó su uso de aviones privados en la vida real, también lo hicieron las canciones que hacen referencia a trenes y autobuses.
La cantante estuvo durante mucho tiempo en el centro de grandes momentos y debates culturales, desde que saltó al estrellato cuando era adolescente. Se convirtió en una de las artistas más famosas y con mayores ingresos de todos los tiempos, a la vez que genera conversaciones sobre todo, desde regalías de streaming y propiedad de la música hasta misoginia y cultura de la cancelación.
En cuanto a la política, Madeline Pentland presentó cómo los parlamentarios australianos usan Swift para parecer identificables. La académica descubrió que los hombres eran más propensos a citar a la cantante, pero tendían a usar las letras como ataque político o burla, mientras que las mujeres eran mucho más propensas a usarlas para apoyar temas de debate.
En esa línea, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, bromeó en los últimos días con las conjeturas de que la vida amorosa de Swift es parte de un complot para amañar el Super Bowl y ayudarlo a ser reelegido, mientras que los fanáticos de la cantante hicieron correr por Internet que la regrabación del álbum Reputation era inminente.
Clare Southerton, doctora en sociología, indicó estar interesada en todo lo que esto puede enseñarnos sobre las crecientes comunidades conspirativas. También hubo debates incómodos sobre lo terriblemente implacable que puede ser la base de fans de Swift o sobre cómo su música refleja el colonialismo.
La académica Aimee-Sophia Lim, quien estudia la manera en que la artista está inspirando el activismo político en el sudeste asiático, aclaró ser una gran admiradora, pero manifestó que a menudo se siente decepcionada por el “feminismo blanco y centrado en Estados Unidos” de Swift.
“Quizás las personas negras y las del Sur Global deberían ser las que defiendan sus intereses y sus comunidades (…), pero el alcance de Taylor es innegable”, le aseguró a la BBC. “Sería fantástico si lograra ampliar su activismo, así tal vez podría dar una plataforma a otras personas para que puedan hablar en nombre de sí mismas”, agregó.
El nacimiento de la idea y los talleres para fanáticos
La idea del Swiftposio nació en julio como un tuit medio en broma con apenas unas decenas de “Me gusta”. Sin embargo, cuando los organizadores anunciaron el evento meses después, se volvió viral internacionalmente de la noche a la mañana. En ese sentido, los organizadores se despertaron con la cobertura de la BBC, la revista Rolling Stone y la CNN, entre otros medios. “Pensé: tengo que enviarle un correo electrónico a mi jefe”, afirmó Eloise Faichney, doctora en cultura y comunicación. “Nuestra pequeña conferencia de repente se convirtió en un gigante”, añadió.
Los fanáticos también podían formar parte del Swiftposio. De esa manera, cientos de personas fueron en masa al icónico teatro Capitol de Melbourne solo para escuchar conferencias sobre la megaestrella. Algunos portaron una vestimenta similar a la utilizada por los asistentes del Eras Tour: mucha pedrería, botas de vaquero y el labial rojo característico de Swift.
La fabricación de las pulseras de amistad fue un fenómeno que se replicó a lo largo de toda la gira en los distintos países que la cantante visitaba. Ese hecho no pasó desapercibido en el evento, el cual contó con su propio taller de fabricación de pulseras de la amistad y agotó la venta de entradas.
Al respecto, Soumil, de 19 años, afirmó que el evento, dirigido por la el Royal Melbourne Institute of Technology, está ayudando a sanar las heridas dejadas el escándalo por la venta de entradas para el Eras Tour. “Es divertido seguir siendo parte de todo esto”, manifestó a la BBC.
También hubo otras actividades adecuadas a los distintos gustos de los swifties. Para los aficionados a la literatura, en la conferencia un dúo de madre e hija leyó poesía sobre el desprecio que la sociedad muestra hacia los intereses de las mujeres jóvenes, un tema que provocó la adoración en la multitud.
Y cuando el público de la conferencia se había cansado de escuchar los discursos, se les ofreció un dueto entre la artista y un clon de inteligencia artificial incómodamente preciso de la voz de una Swift más joven, para contrastar cómo ha cambiado su sonido en los últimos 17 años.
MB / Gi