Julián Weich: “El argentino tiene un montón de condiciones, pero no nos podemos organizar”

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“Velorio
a
la
carta”

es
la
comedia
de
humor
negro
que
protagoniza
el
actor
y
conductor

Julián
Weich
,
con
la
dirección
de
Diego
Reinhold
en
el
teatro
Regina,
los
viernes
y
sábados
a
las
22.30
y
los
domingos
de
abril,
suma
a
las
18
horas.
“Me
llegó
el
guión
porque
Diego
me
preguntó
si
quería
hacer
la
obra.
No
me
llegan
muchos
porque
la
gente
me
tiene
más
como
conductor.
Lo
leí,
me
maté
de
risa,
me
gustó
y
aquí
estoy”,
dice
Julián,
que
tiene
un
público
cautivo,
que
se
muestra
entusiasta
en
cuanto
se
llega
al
foyer
del
teatro. 

Se
escuchan
comentarios
sobre
él
cuando
actuaba
en
la
legendaria
“Pelito”
(1985),
la
telenovela
para
adolescentes.
Y
una
pareja
sub
60
dice
que
“parece
que
fue
ayer
cuando
hacía
‘Sorpresa
y
½’”.
Con
estudios
realizados
en
la
Escuela
Nacional
de
Arte
Dramático,
también
hizo
teatro
con
varios
maestros.
Actuó
en
“La
Banda
del
Golden
Rocket”
y
“Clave
de
sol”,
“pero
cuando
estuve
en
‘El
agujerito
sin
fin’,
aprendí
a
conducir”
agrega,
marcando
el
comienzo
de
una
nueva
y
exitosa
fase. 

En
1994
se
convirtió
en
el
primer
“Embajador
de
buena
voluntad”
de
Unicef
nombrado
en
Argentina,
y
obtuvo
el
premio
Senador
Domingo
Faustino
Sarmiento,
otorgado
por
el
Congreso
de
la
Nación,
al
cumplir
25
años
como
embajador.
En
marzo
de
2018
​alcanzó
la
cima
del
Aconcagua,
como
parte
de
una
misión
solidaria
conocida
como
Summit
Aconcagua.​

“Hice
más
como
conductor
que
como
actor.
‘360’,
‘Sorpresa
y
½’
con
Maby
Wells
y
con
Araceli
González
trabajamos
en
dos
temporadas
de
‘Fort
Boyard’.
Luego
vendría
el
reality
‘Expedición
Robinson’
y
más
tarde
‘Trato
hecho’”,
enumera,
entre
otros
proyectos.  


Noticias:

¿Fue
por
su
noviazgo
con
Micaela
Brandoni,
la
hija
de
Luis,
que
sintió
el
impulso
de
estudiar
teatro?


Julián
Weich:

Sí,
claro.
Aunque
yo
empecé
a
ver
a
Luis
y
Marta
Bianchi
sin
saber
bien
quiénes
eran,
solo
como
padres
de
mi
novia…
pero
entré
a
ese
mundo
y
asocié
que
mi
papá
y
mi
mamá
habían
sido
actores,
y
algo
se
despertó
en
mí.
Me
puse
a
estudiar
teatro
con
Lito
Cruz,
después
con
Raúl
Serrano
y
siguieron
otros
talleres
mientras
trabajaba
en
televisión.


Noticias:

Tiene
seis
hijos. 


Weich:

En
realidad
tengo
cuatro
biológicos
y
otros
dos
africanos,
de
Mozambique
-Jossias
(35)
y
Larcio
(30)

a
quienes
apadrino.
Ellos
vivieron
10
años
en
la
Argentina,
vinieron
a
estudiar.
Con
mi
primera
mujer,
Valeria
Wainer
tuvimos
a
Iara
(33),
Jerónimo
(30)
y
Tadeo
(26).
Luego
vino
el
menor,
Tomás
(19),
cuya
madre
es
Bárbara
Esses.


Noticias:

Iara,
su
única
hija
mujer,
fue
productora
de
tevé
y
ahora
se
dedica
a
la
moda.


Weich:

Sí,
dejó
la
tele.
Después
trabajó
conmigo
en
mi
marca
Conciencia
y,
con
una
amiga,
pusieron
en
Palermo
una
tienda,
de
second
hand
-segunda
mano-
que
se
llama
Bunker.
Ahora
tiene
un
concepto
más
profundo
porque
implica
una
acción
ecológica,
al
darle
más
oportunidades
a
la
ropa.
Es
moda
circular.


Noticias:

Ha
dicho
que
era
tímido
y
con
poca
suerte
con
las
chicas.


Weich:

De
chico
era
muy
tímido,
creo
que
porque
fui
a
colegio
de
varones
tanto
primario
y
secundario.
¡Para

las
chicas
eran
muy
difíciles!
Después
me
acomodé
y
voy
por
el
tercer
matrimonio.


Noticias:

¿Quién
es
su
última
mujer?


Weich:

Es
mexicana,
se
llama
Jennifer
(39).
Es
chef
y
trabaja
en
Techint.
Vive
en
Argentina
hace
20
años,
nos
conocimos
acá.
Fui
a
Tecpetrol,
a
conducir
una
fiesta
y
ella
era
empleada
de
la
compañía.


Noticias:

Lleva
más
de
30
años
como
embajador
de
Unicef…


Weich:

Sí.
Fui
aprendiendo
a
serlo
con
el
correr
de
tanto
tiempo.
El
punto
es
llegar
a
los
demás,
contagiarlos,
para
que
podamos
mejorar
la
calidad
de
vida
de
los
chicos.
Los
derechos
del
niño
son
medulares;
los
adultos
tienen
que
entenderlo
y
cuesta
mucho.
Mi
rol
es
conducir
eventos
de
Unicef
acá,
en
Bolivia,
Paraguay,
donde
haga
falta
y
difundir
sus
proyectos.
Unicef
siempre
genera
proyectos
de
salud
y
nutrición.

Los
derechos
del
niño
son
básicos,
lo
que
pasa
es
que
no
se
cumplen
.
El
niño
tiene
derecho
a
un
hogar,
a
estar
en
la
escuela,
a
tener
salud
y
estar
alimentado.
Cuando
empecé,
la
mitad
de
los
chicos
eran
pobres.
Hoy
son
muchos
más.
Es
terrible
lo
peor
que
están.


Noticias:

Y
en
época
de
vacas
flacas,
durante
las
crisis
argentinas
¿pudo
manejar
su
economía
con
ese
familión?


Weich:
No
tuve
muchos
baches.
Si
aparecieron,
fueron
cortos.

No
sufrí
en
la
época
de
mis
hijos
chicos,
tuve
la
suerte
de
mantenerme.
Siempre
conduje
eventos
empresariales
o
publicidades…

Nunca
tuve
representante,
soy
yo
mismo.
Me
llaman,
me
buscan
por
las
redes.
Yo
mismo
arreglo
las
condiciones
por
teléfono.


Noticias:

¿Viviría
en
otro
país
o
éste
es
su
lugar
en
el
mundo?


Weich:

Si
el
trabajo
me
llevara,
sí.
Trabajé
desde
acá
para
el
exterior.
Cuando
hice
Fort
Royal
estuve
en
Francia,
pero
por
corto
tiempo.

O
sea
que
me
iría
pero
no
para
dejar
mi
país,
sino
para
trabajar
temporalmente.


Noticias:

¿Qué
le
resulta
más
irritante
de
nuestra
realidad?


Weich:
Vivimos
en
un
país
rico
lleno
de
personas
que
padecen
la
pobreza.
No
lo
puedo
entender.
El
argentino
tiene
un
montón
de
condiciones
y
valores,
pero
no
nos
podemos
organizar.
Creo
que
falta
la
organización,
no
es
un
problema
de
recursos. 


Noticias:

Se
muestra
optimista.


Weich
:
Sí,
porque
trabajo
para
lo
social,
entonces
siempre
tengo
éxito.
Trabajando
para
ONGs
siempre
te
va
bien,
aunque
nunca
llegues
a
cumplir
tu
objetivo
porque
tu
trabajo
no
se
acaba.
Pero
sentís
que
estás
colaborando
para
cosas
que
funcionan.
Es
algo
así
como
donar
sangre.
Vos
no
sabés
quién
la
recibe,
pero
estás
ayudando.

Yo
estoy
gratificado
con
lo
que
puedo
hacer,
obviamente
no
soy
el
único
y
no
alcanza.
Pero
al
menos
soy
parte
de
la
solución
y
no
del
problema.

Tengo
mi
marca
Conciencia
que
dona
la
mitad
de
la
facturación
a
cuatro
ONGs
y
la
gente
colabora
cuando
compra
cepillos
de
dientes,
tomate,
arroz,
arvejas,
termos
y
pinturas.
Me
ayudan
distintas
empresas
con
los
productos,
como
Lumilagro,
Marolio…


Noticias:

¿Si
le
ofrecieran
un
cargo
público
lo
aceptaría?


Weich:

No.
Pero
me
llaman
para
dar
opiniones.
Viajo
a
alguna
provincia,
voy
a
ver
a
la
Jefatura
de
gobierno
de
la
ciudad
a
charlar
sobre
educación,
porque

mucho
de
haberlo
vivido.
Estuve
en
siete
escuelas
rurales
de
todo
el
país;
hace
mucho
que
presto
atención
a
la
educación
y
la
salud
de
la
infancia.
Y
creo
tener
ideas.
Obviamente,
no
soy
el
único
y
no
son
milagrosas.


Noticias:

¿Qué
piensa
de
esta
era
mileísta?


Weich:
Es
poco
tiempo.
Pero
lo
que
digo
es
que
nos
falta
un
rumbo,
gobierne
quien
gobierne.
Si
el
que
gobierna
lo
marca,
vamos
todos
por
ahí.
Sin
rumbo
no
vamos
a
llegar
a
ningún
lado. 


Noticias:

¿Siente
que
no
hay
rumbo?


Weich:

No
sé.
Es
demasiado
pronto
todavía.
Pero
si
al
menos
como
sociedad
lo
marcáramos

¿Qué
queremos
ser
los
argentinos?
Por
ejemplo,
decidimos
ser
los
más
educados
de
la
región.
Entonces,
¿qué
hay
que
hacer?
Trazamos
un
rumbo
y
seguimos
por
ahí.

Creo
que
tenemos
muchas
identidades,
somos
como
una
mamushka
y
no
sabemos
quiénes
somos
ni
qué
queremos
ser
.
¡Ah!
Eso
sí.
Todos
quieren
ser
millonarios,
zafar,
ser
Messi…
Hay
mucho
pensamiento
individual
y
falta
el
social.
¿Qué
queremos
ser
además
de
campeones
del
mundo?
¿Y
qué
más?
Que
nos
devuelvan
las
Malvinas.
¿Y
con
eso
alcanza?
Es
como
comprarte
una
tele
de
800
pulgadas.
Eso
no
es
un
rumbo,
te
va
a
poner
contento
un
rato,
pero
no
te
va
a
hacer
feliz,
no
es
sustentable…

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