Estrenaron
primero
en
Buenos
Aires,
luego
hicieron
una
exitosa
temporada
en
Villa
Carlos
Paz
y
ahora
regresan
a
la
misma
sala
donde
se
vio
a
este
nuevo
elenco.
Los
mosqueteros
del
rey,
de
Manuel
González
Gil,
está
de
jueves
a
domingos
siempre
en
el
teatro
Astral,
con
Nicolás
Cabré,
Jorge
Suárez,
Nicolás
Scarpino
y
Fredy
Villarreal.
Casi
con
cuarenta
años
de
teatro
profesional
sobre
sus
hombros,
Jorge
Suárez
es
un
referente
de
actor
dúctil,
ya
que
encarnó
tanto
a
Sigmund
Freud
como
a
Homero
Manzi
en
el
teatro,
pero
también
a
Vicente
Sánchez
en
Sandro
de
América
(Telefe)
o
Adolfo
Rodríguez
Saá
en
Diciembre
2001,
para
Star+.
—¿Fue
tu
primera
temporada
teatral
en
Villa
Carlos
Paz?
—Sí
y
fue
una
fiesta.
No
conocía
a
ese
público,
creí
que
tenía
un
teatro
más
frívolo,
pero
descubrí
que
aceptan
otro
tipo
de
propuestas.
Toda
la
provincia
de
Córdoba
es
muy
teatrera
y
a
lo
largo
de
la
temporada
tuvimos
mucho
público.
Nos
llevamos
muy
bien
como
elenco
y
pude
viajar
con
toda
mi
familia,
incluso
fueron
mis
dos
hijos.
Sólo
tengo
palabras
de
agradecimiento
para
la
producción.
—¿Por
qué
aceptaste
volver
a
hacerla
en
Buenos
Aires?
—Soy
muy
afortunado,
porque
me
convocan
para
nuevas
propuestas,
pero
cuando
uno
es
feliz
haciendo
lo
que
hace,
y
le
va
bien
en
esta
realidad
que
nos
rodea,
no
me
parecía
bien
bajarme
de
este
éxito.
Siento
que
es
el
mejor
lugar
donde
puedo
estar.
—¿Alguna
vez
te
bajaste
de
un
éxito?
—No.
A
nosotros
en
el
Conservatorio
nos
educaban
con
algunas
consignas:
al
teatro
sólo
se
falta
muerto
y
nunca
hay
que
bajarse
de
un
éxito,
pase
lo
que
pase.
Para
mí
el
escenario
es
un
lugar
sagrado,
en
donde
se
intenta
–no
importa
si
se
logra–
el
juego
de
generar
un
mundo
donde
la
gente
pueda
por
esta
hora
y
media
o
dos
irse
de
este
plano
y
disfrutar.
El
nuestro
es
un
trabajo
comunitario
y
me
emociona
pensar
que
cuando
hacemos
teatro
hay
un
montón
de
personas
que
están
trabajando
y
eso
me
hace
feliz.
—Durante
2003/2004
hiciste
el
unipersonal
muy
exitoso
“Novecento”,
de
Alessandro
Baricco,
con
dirección
de
Francisco
Javier,
sin
embargo
nunca
más
lo
repusiste…
—Durante
dos
años
interpreté
Novecento
y
para
mí
fue
suficiente.
Tengo
una
manera
de
trabajar
por
la
cual
no
me
gusta
volver
a
repetir
lo
que
ya
hice.
Necesito
dejarlo
a
un
lado
y
enfrentarme
a
nuevos
desafíos.
También
hice
La
última
sesión
de
Freud
por
dos
temporadas
y
durante
once
años
me
pedían
que
volviera
a
hacerla,
pero
no
quise.
Por
suerte
hoy
la
interpreta
maravillosamente
bien
Luis
Machín
junto
a
Javier
Lorenzo.
Con
Manzi,
la
vida
en
orsai
me
pasó
lo
mismo.
Son
ciclos,
pero
me
gustaría
dirigir
Novecento,
aunque
eso
sería
hacerla
desde
otro
lugar.
—¿Te
cambiaron
mucho
los
tres
bypass?
—(Se
ríe).
Me
cambió
la
vida
momentáneamente.
Me
ayudaron
a
poder
seguir
y
se
lo
agradezco
a
mis
médicos.
Fueron
seis
horas
de
operación
y
ya
hace
nueve
años
que
pasó.
—Hiciste
muchos
textos
clásicos:
¿no
volvieron
a
proponértelos?
—Estuve
casi
diez
años
consecutivos
trabajando
en
el
teatro
San
Martín
y
me
dejaron
una
enseñanza
inmensa.
Para
mí
las
dos
salas
-Martín
Coronado
y
Casacuberta-
son
mi
casa.
Allí
estrené
obras
de
Griselda
Gambaro
y
Mauricio
Kartún.
Hice
dos
veces
El
inspector
de
Gorki
con
directores
distintos.
Hay
algo
del
San
Martín
que
le
agradezco
mucho
a
Kive
Staiff
porque
confío
en
mí
y
no
paraba
de
llamarme.
Son
períodos,
ciclos,
pero
no
quiero
volver.
Hoy
haría
un
clásico
solamente
si
me
gusta,
ya
se
hicieron
muchos
y
muy
bien.
¡Quién
te
dice
cuando
sea
mayor
quisiera
hacer
alguno,
pero
no
lo
nombro
porque
no
lo
quiero
quemar!
“Busqué
transformarme
lo
más
posible”
Jorge
Suárez
estrenó
numerosas
piezas
en
estos
años
de
profesión,
pero
también
lo
convocaron
para
la
televisión,
cuando
se
hacían
ficciones
y
ahora
las
plataformas.
Cuando
se
le
pregunta
por
cómo
reacciona
la
gente,
asegura:
“Saben
que
soy
actor
y
me
lo
dicen.
Me
saludan
y
muchas
veces
no
me
dejan
pagar
un
café
diciendo
que
me
invita
la
casa.
Pero
no
es
un
tema
que
me
ocupe.
Por
el
contrario,
me
preocupé
toda
la
vida
para
que
la
gente
no
me
conozca.
Busqué
transformarme
lo
más
posible.
A
mí
no
me
importa
si
se
dan
cuenta
que
hice
Freud,
Manzi
u
Otelo.
Me
significa
un
placer
más
inmenso
estar
arriba
de
un
escenario.
Por
ahí
no
es
fácil
de
explicar,
pero
el
reconocimiento
está
en
cada
noche,
cuando
la
gente
te
aplaude
y
se
divierte”.
Durante
2023
se
lo
pudo
ver
en
Diciembre
2001
y
en
la
película
Doble
discurso
junto
a
Diego
Peretti,
Rafael
Ferro
y
Julieta
Cardinali.
Confiesa:
“Mi
relación
con
el
mundo
audiovisual
es
más
o
menos
como
fue
toda
la
vida,
siempre
está
en
un
lugar.
Para
decirlo
delicadamente,
me
dedico
al
teatro
y
éste
me
exige
mucho
compromiso,
horas
de
trabajo
y
sobre
todo
no
existen
las
noches.
Mientras
que
en
el
cine
casi
todo
se
graba
de
noche.
Hoy
es
muy
difícil
porque
aparte
hay
tres
ficciones
en
este
momento,
una
que
está
terminando,
otra
andan
por
el
medio
y
se
empezará
una
tercera.
No
podría
vivir
de
esas
ficciones
o
la
estaría
pasando
muy
mal.
Mi
prioridad
es
el
teatro
y
son
cinco
noches
que
le
dedico
y
mi
representante
no
siempre
consigue
que
filme
a
la
mañana”.