Osqui Guzmán: “Me dan miedo las butacas en un teatro comercial”

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Es
infrecuente
encontrar
un
unipersonal
con
tanta
historia
previa.
Es
el
caso
de
“El
Bululú.
Antología
endiablada”
de
Leticia
González
de
Lellis
y
Osqui
Guzmán.
Vuelve
al
escenario
por
pocas
semanas
y
serán
los
martes
a
las
20.30
la
cita
en
el
Met
Sura.
La
historia
la
inicia
en
1975
el
actor
español
José
María
Vilches
(1935-1984)
que
lo
presenta
en
Buenos
Aires
y
con
el
que
estará
nueve
años
en
cartel.
Mucho
tiempo
después
un
joven
y
atrevido
intérprete
argentino
decide
revisionar
aquella
propuesta
aportándole
su
propia
historia.

—¿Cómo
se
gestó
“El
Bululú.
Antología
endiablada”?

—Lo
estrenamos
en
el
Cervantes,
en
el
2010,
cuando
Julio
Baccaro
era
su
director.
Él
había
sido
mi
docente
en
el
Conservatorio
Nacional
de
Arte
Dramático.
No
confiaban
mucho,
ya
que
todos
tenían
el
recuerdo
de
José
María
Vilches
haciéndolo.
Pero
la
gente
de
mi
generación
dejó
atrás
esa
situación
de
comparación
y
empezamos
a
hablar
de
la
convivencia
y
de
los
híbridos
teatrales.
Cuando
estudiaba,
como
tenía
poco
dinero
para
el
viaje,
me
iba
desde
La
Boca
hasta
Palermo
caminando
y
recitando
esos
textos,
era
como
mi
alfombra
mágica.
Lo
guardé
durante
veinte
años
hasta
que
un
día
lo
presentamos
como
proyecto
y
salió
a
la
luz,
así
surgió
esta
versión
que
escribimos
con
Leticia.
Los
poemas
del
Siglo
de
Oro
nos
trasladaron
a
ese
oro
que
se
llevaron
de
Bolivia,
donde
nacieron
mis
padres.
Cuando
nos
pusimos
a
investigar
sobre
Vilches
descubrimos
un
reportaje
donde
él
decía:
“El
Bululú
es
un
homenaje
a
mis
dos
patrias,
la
española,
a
la
que
pertenezco
y
a
la
Argentina,
la
que
adopté
y
que
me
adoptó”. 

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—¿Eso
te
decidió
incluir
a
Bolivia
en
tu
espectáculo?

—Fue
volver
a
mis
raíces,
ya
que
mis
padres
son
bolivianos.
Aquí
son
tres
las
patrias,
la
española,
de
donde
heredamos
textos
maravillosos
de
Lope
de
Vega
o
de
Cervantes,
que
me
hicieron
encontrar
con
el
teatro
argentino,
al
que
pertenezco
como
actor
formado
en
la
universidad
pública
y
como
boliviano
que
son
las
raíces
de
mis
padres.
Tengo
de
mi
familia
sus
costumbres,
como
sus
comidas
y
rituales.

—¿Te
sentiste
discriminado?
¿Alguna
vez
te
dijeron
“bolita”?

—Esta
palabra
en
mi
casa
se
escuchaba
mucho.
Tal
vez
por
eso
mismo,
siempre
sentí
orgullo
de
mis
orígenes
bolivianos.
Mi
madre
nos
decía
que
hablamos
el
mejor
español,
el
verdadero
y
que
nunca
nos
sintiéramos
menos.
Sí,
sabía
de
la
discriminación
y
veía
el
daño
que
hacía,
por
ejemplo,
en
mis
primos,
pero
a

nunca
me
pasó.
Las
diferencias
son
tan
claras
y
contundentes
que
queda
siempre
mucho
peor
parado
el
que
te
agrede.

—¿Por
qué
decidiste
volver
con
este
unipersonal?

—Empecé
a
sentir
que
lo
necesitaba.
Volvió
a
aparecer
la
historia
con
mi
viejo,
esos
años
sin
dinero,
que
eran
muy
parecidos
a
estos.
La
palabra
“plata”
tener
o
no
tenerla
era
muy
frecuente
en
mi
casa,
como
también
está
muy
presente
en
“El
Bululú”.
Me
da
miedo
la
cantidad
de
butacas
en
un
escenario
comercial,
pero
creo
que
la
humanidad
es
la
que
va
dejando
huellas.

—Integraste
los
elencos
de
“Toc
Toc”
y
“Los
Bonobos”.
¿Cómo
se
viven
los
éxitos?

—Hice
“Toc
Toc”
durante
dos
años
en
giras.
No
sólo
es
un
éxito
de
público
a
nivel
teatral,
también
eran
maravillosos
los
compañeros
de
elenco
y
los
productores,
detrás
hay
mucho
trabajo.
Imagínate
hoy
aún
con
la
crisis,
“Los
Bonobos”
en
el
Lola
Membrives
casi
siempre
se
llenaba.
Me
encantó
descubrir
a
Lizy
Tagliani,
es
un
animal
escénico,
estás
con
ella
y
te
ponés
nervioso
porque
puede
pasar
de
todo.
Había
que
ser
muy
preciso
y
contundente
ya
que
fue
una
comedia
planteada
de
manera
física.

 

Las
ganas
de
contar

Entre
la
extensa
lista
de
espectáculos
estrenados
por
Osqui
Guzmán
figuran
dos
con
el
sello
de
Mauricio
Kartun:
“El
niño
argentino”
y
“Salomé
de
Chacra”.
Afirma:
“Es
tan
lindo
trabajar
con
Mauricio,
es
un
ser
muy
creativo,
contundente
en
su
investigación
sobre
el
material
que
tiene,
para
aportarte
las
imágenes.
Las
conversaciones
se
vuelven
un
viaje,
te
permite
jugar
a
nivel
metafórico
con
el
cuerpo,
la
palabra
y
la
expresión.
Cada
ensayo
evidencia
el
amor
profundo
que
tiene
por
el
teatro
y
por
el
espectador.
Es
en
un
sentido
profundo,
nunca
lo
trivializa”.

Las
pantallas
no
le
fueron
esquivas,
por
eso
se
lo
pudo
ver
en
“Apache”,
la
vida
de
Carlos
Tévez,
por
Netflix
y
más
cercano
“Maradona,
sueño
bendito”
para
Amazon
Primer
Video.
Refle-xiona:
“La
plataforma
es
la
plataforma.
Hay
un
momento
en
que
lo
que
queda
es
parte
de
ellos,
vos
no
podés
ni
opinar
y
entonces
ves
lo
que
quedó.
Creo
que
lo
que
tiene
es
el
beneficio
que
en
te
ven
todo
el
mundo.
Con
la
de
Maradona
fui
a
filmar
a
Nápoles,
México
y
Barcelona.”

Fue
en
el
2011
que
estrenó
“El
centésimo
mono”,
donde
Osqui
Guzmán
asumió
la
dramaturgia
y
la
dirección.
Recuerda:
“Los
actores
son
también
magos
y
me
dijeron
que
en
un
congreso
afirmaban
que
era
imposible
mezclar
magia
y
teatro.
Eso
me
resultó
un
desafío,
ya
que
decían
que
es
imposible.
La
magia
lleva
al
espectador
a
pensar
cómo
lo
hizo
y
el
teatro
le
propone
que
piense
qué
va
a
pasar”.
La
conclusión
fue
un
éxito
de
la
escena
independiente
durante
nueve
temporadas.