Es
simple
perderse
en
las
noticias
amarillas
sobre
Delfina
Chaves.
Pero
lo
cierto
es
que
desde
La
casa
del
mar,
Chaves
es
una
actriz
que
necesita
pista,
que
pide
más
y
más
proyectos
que
sepan
aprovechar
esa
genial
combinación
entre
saber
ocupar
el
plano
como
estrella
de
Hollywood,
poder
generar
comedia
como
casi
instantanéa
y
lograr
que
la
cámara
se
pierda
en
sus
ojos
(para
allí
encontrar
el
corazón
de
sus
personajes).
Felices
los
6,
un
original
de
Max,
es
quizás
la
prueba
perfecta
de
Chaves
y
su
capacidad:
es
sexy,
es
naif,
es
poderosa,
es
parte
de
un
equipo
(con
Nicolás
Furtado,
Paty
Duval,
Juan
Sorini,
Malena
Sanchez
y
Federico
Salles)
que
actualiza
la
rutina
de
la
comedia
en
tiempos
del
poliamor,
es
alguien
sin
miedo
a
la
cámara.
En
meses
será
Máxima,
pero
Chaves
es
de
esos
nombres
que
merecen
muchísimo
más
que
chismes,
y
que
el
cine
la
empiece
a
ver
con
los
mismos
ojos
que
ella
mira
a
sus
personajes.
¿Qué
es
lo
que
la
conmueve
del
hecho
de
contar?
Chaves:
“La
capacidad
que
tenemos
los
actores,
que
es
el
punto
del
oficio
y
me
conmueve,
que
tiene
que
ver
con
que
todos
juntos
estamos
jugando
un
juego
que
va
a
ser
un
relato,
un
relato
colectivo.
Si
bien
podes
estar
haciendo
un
unipersonal,
sola
en
el
escenario,
hay
un
director
que
te
dirige,
hay
una
puesta
de
luces,
hay
mucha
gente
tirando
para
el
mismo
lado”.
Y
suma:
“Todos
tiran
al
mismo
lado
para
contar
un
mismo
mensaje.
Eso
es
lo
más
puro
y
es
la
raíz
de
nuestra
profesión,
es
lo
más
sincero
de
nuestro
mensaje.
Todas
las
áreas
son
importantes,
ninguna
lo
es
más
que
la
otra.
Eso
para
mí
es
muy
importante.
Lo
que
me
gusta
es
entender
un
comportamiento
humano,
una
emoción,
y
lo
que
prefiero
es
cuando
el
personaje
siente
una
emoción
que
no
quiere
sentir,
que
no
quiere
que
este
ahí,
que
intenta
esconder.
Leer
un
personaje
que
le
pasa
algo
así,
me
encanta
saber
que
eso
se
siente,
respetando
mucho
un
dolor
que
quizás
nunca
sentiste.
Siempre
los
miedos
y
los
dolores
hay
que
respetarlos.
Eso
no
implica
que
desde
la
empatía
no
busques
tender
un
puente
y
así
rescatar
alguna
emoción
similar,
que
vos
creas
similar,
para
vivir
algo
así
en
el
relato.
¿Qué
podes
prestarte
vos
para
mostrar
ese
miedo
y
ese
alegría?
Durante
muchos
años,
mis
personajes
los
hablaba
con
mi
psicólogo”.
—¿Qué
te
gusta
de
los
relatos?
—Me
parece
fascinante
la
capacidad
que
tenemos
de
contar.
Es
una
pregunta
amplia,
pero
me
conmueve
mucho
lo
que
hacemos
los
seres
humanos
en
pos
de
negar
algo,
de
no
hacernos
cargo
de
algo,
hasta
que
pones
todo
encima
de
la
mesa.
Hasta
llegar
al
“esto
es
lo
que
puedo
hacer
con
lo
que
me
pasa”.
Es
algo
que
me
conmueve,
cuando
un
personaje
se
da
cuenta
de
cosas,
de
sus
cosas,
hace
su
camino,
tal
cual
como
en
la
vida.
Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios
El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.
—¿Qué
sentís
ahora
desde
la
repercusión
de
la
serie?
—La
filmamos
hace
dos
años
ya.
Yo
me
moría
de
ganas
de
que
se
estrene,
que
se
conozca,
que
la
vea
el
público.
En
esta
era
donde
todo
es
tan
efímero,
todo
cambia
tan
rápido,
los
temas
de
esta
serie
pueden
quedar
viejos.
Ya
era
hora,
y
por
suerte
los
temas
siguen
estando
vigentes.
Si
pasa
mucho
tiempo
se
puede
transformar.
Y
por
suerte
no
fue
así.
Me
encanta
lo
que
la
serie
despierta
en
cada
uno.
Tiene
eso
el
proyecto.
En
algunos
incomodidad,
en
otros
risa,
en
otros
rechazo.
El
arte
tiene
esa
subjetividad
que
a
cada
uno
le
despierta
lo
que
le
despierta.
—¿Hay
algo
de
tu
personaje
que
era
secreto
para
vos?
—Siempre
hay
algo.
Para
mí
todos
tenemos
que
jugar
el
mismo
juego,
y
yo
lo
hablé
mucho
con
Kaplan.
Me
gustaba
que
ella
fuera
calentona,
que
se
caliente,
que
sea
visceral
a
la
hora
de
los
demás.
Me
gustaba
eso
del
mundo
interior
de
ella,
nosotros
en
el
día
a
día
siempre
intentamos
esconder
y
reprimir.
El
personaje
también,
pero
como
no
se
sabe
visto,
es
lindo
mostrar
lo
que
a
ella
le
gustaría
esconder.
Los
primeros
pasos
El
futuro
de
Delfina
Chaves
tiene
en
su
horizonte
la
serie
original
sobre
la
vida
de
Máxima
Zorreguieta.
Su
paso
en
series
como
Días
de
gallos,
Ringo,
Edha,
y
Argentina:
Tierra
de
Amor
y
Venganza,
son
algunos
de
los
pasos
de
su
carrera,
que
siempre
termina
demostrando,
sea
cual
sea
la
calidad
de
lo
contado,
su
potencia
en
escena.
Entonces,
considerando
trabaja
desde
hace
mucho
tiempo,
la
pregunta
es:
¿cuándo
fue
que
Delfina
Chaves
comenzó
a
sospechar
que
contar
iba
a
ser
parte
de
su
vida?
Chaves:
“Tengo
el
recuerdo
más
fuerte,
que
hoy
de
grande
lo
puedo
analizar
y
decir
fue
ahí:
mis
papás
se
separaron
cuando
yo
tenía
10
años,
y
siempre
estaba
con
uno
o
con
el
otro.
Y
no
siempre
había
con
quien
dejarme,
y
recuerdo
que
mi
mamá,
que
es
una
gran
comediante,
que
estudió
de
chica,
hacía
monólogos,
hacía
las
fiestas
de
fin
de
años,
tomaba
una
clase
improvisación
arriba
de
un
café
en
avenida
Maipú.
y
recuerdo
que
lo
lo
ví
a
ellos,
haciendo
juegos
de
improvisación,
y
yo
me
acuerdo
que
me
paré
y
me
levanté
y
les
dije
“yo
quiero
jugar”.
Es
un
juego,
al
menos
en
idioma
infantil,
el
“hagamos
que
vos
sos
mi
hermana”,
es
el
lenguaje
de
los
chicos.
Te
sacaban
de
una
silla,
o
sacabas
a
alguien
de
una
silla,
y
en
esa
sesión
e
improvisación
tenías
que
darle
los
motivos
por
los
que
vos
te
querías
sentar.
Yo
me
acuerdo
que
estaba
al
ladod
e
la
señora,
y
le
dije
que
estaba
con
mi
abuela,
y
que
mi
abuela
necesitaba
una
silla.
De
la
nada.
A
los
15
empecé
a
estudiar,
y
a
profesionalizarse.
Pero
ahí
fue
donde
dije
que
este
juego
con
responsabilidades
me
gustaba”.