“Nuestro país nunca es el mismo”

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Su
apellido
ya
es
sinónimo
de
infancias.
Diego
Topa
lo
sabe
y
lo
toma
con
mucha
responsabilidad,
sumando
especialistas
a
sus
proyectos.
Desde
el
sábado
13
de
julio
vuelve
con
su
última
creación
Topa,
es
tiempo
de
jugar
y
exactamente
el
mismo
equipo
de
intérpretes
del
año
pasado.
Las
funciones
irán
de
martes
a
domingos
con
dos
horarios:
14
y
16.30
hs
en
el
teatro
El
Nacional
(Avda.
Corrientes
968),
subrayando
que
el
viernes
26
de
julio
harán
una
función
especial
distendida.
Confesará
que
son
muchas
las
personas
que
viven
de
este
espectáculo.
Indudablemente
son
las
vacaciones
de
invierno
el
tiempo
de
más
trabajo.
Comparte
escenario
con
Andrea
Lovera
y
Ramiro
Delgado,
más
los
bailarines
Florencia
Liserre,
Fernando
Vera,
Caterina
Petinari,
Leo
Vasone
y
July
Antonio,
con
las
coreografías
de
Gustavo
Carrizo.
La
dirección
musical
es
de
Mauro
Cambarieri
y
Federico
Montero,
con
texto
y
dirección
de
Emiliano
Dionisi.

—¿Por
qué
volver
con
el
mismo
espectáculo
de
2023?

—La
situación
también
es
bastante
difícil.
La
inversión
inicial
fue
muy
grande
y
a
veces
no
se
llega
a
recuperar
todo.
No
me
parece
malo
volver
a
hacer
el
show.
Muchos
espectáculos
se
repiten
en
Broadway.
Nosotros
hacemos
entre
seis
y
ocho
meses
de
preproducción
con
el
armado
del
libro,
después
tenemos
los
ensayos
y
más
tarde
llegan
las
vacaciones
de
invierno.
Es
la
primera
vez
que
tengo
muchas
ganas
de
volver
al
mismo
espectáculo.
También
la
gente
me
lo
reclamaba
y
por
suerte
se
están
vendiendo
muy
bien
las
entradas.
Significa
poder
acompañar
un
poco
a
los
productores,
a
los
inversionistas
para
seguir
haciendo
un
show
de
calidad.
La
verdad
que
nosotros
le
ponemos
todo
lo
mejor
para
las
familias.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

—Argentina
no
es
la
misma
de
julio
de
2023
a
este
2024…

—Nuestro
país
nunca
es
el
mismo.
La
violencia
trae
violencia.
Hay
que
enseñar
a
no
responder,
incluso
en
el
jardín
de
infantes.
Nunca
hay
que
fomentarla.
Creo
que
el
mundo
lo
entiende,
todo
debe
comenzar
desde
la
casa,
el
trato
a
las
personas
se
va
generando
allí.

—¿Cómo
creés
que
afectará
los
niños
la
inteligencia
artificial?

—No
podemos
enfrentarla,
tenemos
que
aprender
a
convivir
y
adaptarnos.
Es
como
lo
que
pasó
con
Internet,
al
principio
nos
rehusamos
y
hoy
no
hay
nadie
que
no
lo
tenga.
Pero
creo
que
la
inteligencia
artificial
no
va
a
poder
armar
una
coreografía.
Tengo
al
mejor
coreógrafo:
Gustavo
Carrizo.
La
tecnología
siempre
es
bárbara,
te
puede
ayudar
en
un
montón
de
temas.
Hay
que
buscarle
el
equilibrio.
Nunca
va
a
reemplazar
a
un
actor
por
más
que
lo
haga
impecable
la
inteligencia
artificial.

—En
este
momento
hay
muy
visibles
dos
guerras
en
el
mundo:
¿cómo
se
les
explica
a
los
niños?

—Y…
es
difícil.
Me
acuerdo
cuando
era
chico,
vivíamos
la
Guerra
de
las
Malvinas
y
en
ese
momento
no
nos
preparaban.
Tengo
recuerdos
de
cómo
se
hacían
los
simulacros
y
nos
escondían.
La
verdad,
fue
muy
duro.
Me
imagino
lo
que
viven
allá.
Es
muy
triste
porque
el
mundo
sigue
avanzando,
pero
no
se
es
empático.
A
veces
es
inentendible
porque
lo
manejan
con
otra
energía,
con
otros
valores
y
hasta
sin
sentido
común.
Me
duele
ver
cómo
sufre
tanta
gente
inocente
y
chicos.
Me
preocupa,
angustia
y
enoja,
son
muchas
sensaciones.
Siempre
pienso
en
las
personas
que
no
se
lo
merecen
y
tienen
que
pagar
por
cosas
de
otros.

—¿La
pandemia
marcó
mucho
a
los
más
pequeños?

—Sí,
a
mi
hija
le
costó
la
readaptación
de
poder
estar
con
sus
compañeros.
Lo
pude
sentir
en
carne
propia.
Te
puedo
decir
que
recién
hoy
está
todo
un
poquito
más
acomodado.
Fue
difícil
la
adaptación
con
Mitaí
porque
quería
estar
en
casa.
Cuando
son
muy
chiquititos,
la
rutina
es
lo
más
importante
porque
es
lo
que
los
ordena.
Imaginate
de
sacarlo
de
la
rutina
de
estar
todo
el
tiempo
con
papá
o
con
mamá.
En
mi
caso
fue
superdifícil
pero
creo
que
hoy
ya
está
todo
más
acostumbrado.
Lo
noto
en
mi
hija:
ahora
le
encanta
estar
con
los
compañeritos
del
jardín.

—¿Creías
que
la
sociedad
iba
a
mejorar
pospandemia? 

—Como
en
todo,
en
algunas
cosas
salimos
para
mejor
y
en
otras
salimos
para
peor.
También
depende
de
uno,
lo
que
quiere
hacer
para
su
vida,
y
para
qué
le
sirvió.
En
mi
caso
me
sirvió
para
fortalecerme
y
decir
para
esto

y
para
esto
no.
La
pandemia
fue
muy
dura
en
varios
sentidos,
a

particularmente
me
costó
mucho.
Imagínate
que
me
quedé
sin
trabajo.
Tuve
que
cerrar
mi
productora
porque
no
teníamos
cómo
poder
pagar,
ya
que
no
había
shows.

—Hoy
se
ve
mucho
público
en
las
salas.

—Creo
que
la
gente
tiene
ganas
de
no
pensar
un
rato.
La
verdad
que
todo
lo
que
nos
va
pasando
día
a
día
con
todas
las
situaciones
no
solo
las
de
uno
y
la
de
su
familia
directa,
sino
la
de
los
amigos.
En
general
estás
escuchando
tantos
problemas,
que
tenés
ganas
de
meterte
en
una
ficción.
Poder
olvidarte
y
reírte
un
poco,
porque
la
risa
también
sana
y
cura.
Por
eso
me
parece
que
la
gente
también
se
volcó
un
poco
a
esto
y
también
está
bueno.
Aquí
hay
actores
reales,
no
hay
inteligencia
artificial,
delante
de
la
luz
actuamos,
bailamos
y
cantamos.
Agradezco
a
la
gente
que
confía
y
sigue
apostando
al
arte.
Se
está
haciendo
muy
buen
teatro,
con
grandes
producciones
y
me
pone
contento.

—¿Para
qué
edad
está
pensado
el
espectáculo?

—Es
un
espectáculo
para
toda
la
familia
y
de
hecho
lo
pusimos
ahora
en
la
gráfica:
de
cero
a
noventa
y
nueve
años.
Si
bien
a

los
más
chiquititos
me
siguen
por
YouTube
o
por
los
programas
que
me
ven
en
Disney
la
verdad
si
no
me
conocés
también
lo
podés
ver.
Está
armado,
es
una
obra
que
empieza
y
termina,
con
su
historia
y
su
música.

—Proponen
una
función
distendida
(26
de
julio):
¿por
qué?

—La
pensamos
para
los
niños
que
tienen
diferentes
tipos
de
sensibilidad.
Cada
vez
que
la
lanzamos
es
un
acto
de
amor
tan
enorme
desde
los
dos
lados,
tanto
por
parte
del
público
como
nuestro.
Hay
chicos
que
tienen
mucha
sensibilidad,
auditiva
o
visual.
Tiene
que
ver
con
la
luz,
el
sonido,
deben
estar
las
puertas
abiertas
y
también
con
la
forma
de
actuar.
Estamos
contenidos
por
un
grupo
de
especialistas
que
nos
especifican
qué
se
puede
hacer
y
qué
no.
Madres
y
padres
realmente
emocionados
de
poder
compartirlo
con
sus
hijos.
Es
una
sensación
increíble:
es
como
cuidar
al
otro.

—¿Se
puede?

—Sí,
hay
que
acompañarnos
siempre,
no
desde
esta
famosa
grieta.
Me
parece
que
hay
que
mirarse
un
poco
más,
porque
todos
estamos
en
la
misma,
eso
es
claro,
ir
para
adelante
y
seguir,
dejar
de
pelear
y
de
envidiar,
Siempre
digo
que
vivimos
en
uno
de
los
países
más
lindos.
Me
conozco
toda
Latinoamérica
y
Argentina
es
tan
hermosa,
tan
rica.
En
algún
momento
se
va
a
acomodar
todo. 

—¿Hay
alguna
canción
que
cobró
más
actualidad?

—Creo
que
sí,
sería
la
canción
que
habla
de
la
libertad,
dice:
“Elijamos
ser
como
realmente
queremos
ser,
sin
la
mirada
del
otro
y
bailemos.
Que
bailes
adelante
de
todos
como
si
bailaras
cuando
estás
solo
en
tu
casa.
Ser
libre
y
que
no
te
importe
la
mirada
del
otro
y
que
nos
abracemos
entre
todos”.
Para

es
mágico
el
poder
transmitírselo
a
los
más
chiquititos
y
que
sean
como
quieran
ser.
Hoy
me
parece
que
tiene
otra
relevancia.

—¿Tenés
miedos?

—Desde
que
soy
padre
sí.
Temo
que
a
mi
hija
le
pase
algo,
que
si
se
enferma
no
pueda
curarse
rápido.
No
quiero
verla
sufrir.
Los
miedos
me
atraviesan
todo
el
tiempo
y
una
de
las
frases
que
me
dicen
siempre
es
que
crecen
con
los
hijos.

—¿Deudas
pendientes? 

—Me
encantaría
poder
hacer
más
cine.
Una
de
mis
metas
es
filmar
una
película
navideña.
Y
tengo
ganas
de
cantar
una
canción
con
Xuxa,
es
uno
de
mis
sueños,
porque
ella
es
uno
de
mis
referentes.