Es
uno
de
los
rostros
más
conocidos
tanto
en
el
teatro
como
en
la
televisión.
Raúl
Rizzo
no
reniega
de
sus
inicios
en
la
publicidad
y
desde
hace
semanas
pudo
cumplir
un
sueño:
interpretar
Rojos
globos
rojos
de
Eduardo
Pavlovsky.
Hoy
confiesa:
“Desde
1994
que
la
vi
en
su
estreno
que
quiero
hacerla”.
Está
los
domingos
a
las
19
horas
en
el
Centro
Cultural
de
la
Cooperación
junto
a
Gabriela
Perera
y
Marta
Igarza,
en
versión
y
dirección
de
Christian
Forteza.
—¿Por
qué
quisiste
volver
a
un
texto
de
la
década
de
los
noventa?
—Es
una
maravilla
y
tiene
una
actualidad
notable,
parece
escrita
hoy
o
ayer.
Sigue
reflejando
la
conducta
humana,
la
cuestión
existencial
ideológica,
el
miedo
a
la
muerte,
el
suicidio,
la
vida
y
el
amor.
Toca
todos
los
temas,
los
transita
como
solía
hacerlo
Tato
(Pavlovsky)
en
sus
propuestas
teatrales.
Pasaron
treinta
años
desde
el
estreno,
ya
que
la
escribió
un
poco
a
raíz
del
menemismo,
pero
encaja
también
en
nuestros
días.
Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios
El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.
—¿El
público
cómo
reacciona?
—Nosotros
charlamos
cuando
terminamos
la
función
y
los
espectadores
nos
subrayan
la
vigencia
notable
del
texto.
Estos
espectadores
que
vienen
al
Centro
Cultural
de
la
Cooperación
tienen
esa
inquietud,
curiosidad
y
sensibilidad.
Creo
que
en
este
momento
estamos
todos
involucrados
en
un
fenómeno
bastante
particular
que
nos
está
ocurriendo
y
que
no
es
nada
grato,
por
lo
menos
desde
mi
punto
de
vista.
—¿Considerás
que
es
biográfica?
—Sin
duda
lo
es.
A
él
le
tocó
como
a
muchos
pasar
ese
momento
histórico
que
fue
la
dictadura
cívico
militar.
Tato
la
vivió
de
una
manera
muy
tremenda
y
terrible,
escapando
por
los
techos
de
su
casa
para
salvar
su
vida.
Fue
un
hombre
muy
apasionante,
todo
lo
hacía
de
esa
manera,
también
dolorosa
y
siempre
con
humor,
porque
no
reniega
de
ninguna
de
los
aspectos
de
lo
que
es
la
vida.
Para
mí
es
como
una
llaga
abierta
y
esto
me
conmocionó
cuando
vi
Rojos
globos
rojos
y
motivó
para
querer
hacerla.
—Encaraste
muchas
personas
reales
e
históricas,
desde
Vincent
van
Gogh
hasta
Juan
Lavalle…
—Hacer
esas
obras
me
permitió
ingresar
en
la
historia
de
otra
manera,
preguntándome
y
queriendo
saber
más
de
lo
que
sucedió.
Si
te
metes
en
la
historia
argentina
es
gigantesca,
pero
mal
contada
adrede.
Fue
por
supuesto
ocultada,
negada
y
distorsionada.
Por
suerte
podés
recurrir
a
autores
como
Pacho
O’Donnell,
Felipe
Pigna,
Adrián
Brienza
o
Juan
José
Hernández
Arregui
que
te
permiten
encontrar
otra
visión
y
mirada
de
los
episodios
históricos.
Me
empapé
bastante
de
nuestra
historia,
además
por
tener
la
oportunidad
de
charlar
con
un
historiador
y
dramaturgo
como
O’Donnell.
Nosotros
no
venimos
de
la
nada.
Tenemos
214
años
de
historia
e
intentamos
ser
una
nación
y
también
ser
libres
e
independientes.
Tuvimos
gobiernos
democráticos
nacionales
populares
sólo
unos
veinte
o
veinticinco
años,
el
resto
fueron
ultraliberales
a
lo
largo
de
la
historia,
reciente,
lejana
y
no
tan
lejana.
Pero
como
escribió
el
autor
Carlos
Somigliana
en
la
declaración
de
principios
en
Teatro
Abierto
en
1981:
“porque
amamos
dolorosamente
a
este
país“
y
a
mí
me
pasa
eso.
—¿Las
grietas
son
de
este
siglo
XXI?
—Para
nada,
había
grietas
cuando
fueron
las
Invasiones
Inglesas,
porque
estaban
los
que
querían
sostener
la
colonia
española
y
los
que
buscaban
que
los
ingleses
se
plantasen
en
estas
tierras.
Hubo
grieta
entre
los
de
Saavedra
y
los
de
Moreno,
en
la
Primera
Junta,
después
entre
unitarios
y
federales.
Tuvimos
distintas
etapas,
las
más
cercanas
radicales
y
anti
radicales,
peronismo
y
antiperonismo.
Televisión,
plataformas
y
teatro
Raúl
Rizzo
confesará:
“Trabajar
en
televisión
puso
en
juego
mi
propia
rebeldía
frente
incluso
a
mis
maestros
de
teatro.
Sentía
que
podía
intentar
actuar
allí,
a
veces
con
buena
suerte
y
otras
no
tanto.
De
hecho
fue
una
publicidad
la
que
a
mí
me
permite
empezar
a
tener
cierta
notoriedad.
Era
de
cigarrillos,
no
estaba
más
que
cinco
segundos
pero
al
cierre
jugaba
al
truco
y
me
ponía
un
as
de
espada
en
la
frente.
Fue
notable.
Me
sorprendió
cuando
la
gente
me
reconocía
en
la
calle.
En
esa
época
buscaba
trabajo
en
televisión
y
eso
me
facilitó
el
instalarme
y
dialogar
para
pedir
trabajo”.
Acaba
de
terminar
de
filmar
Un
león
en
el
bosque,
coproducción
de
Flow,
Kuarzo
e
Idealismo
Contenidos
que
filmó
en
Pinamar
junto
a
Julieta
Cardinali
y
Federico
D´Elia.
“Antes
competíamos
entre
nosotros,
actores
y
actrices
de
acá
y
ahora
competimos
con
todos
los
actores
y
actrices
del
mundo.
Por
las
plataformas
te
pueden
conocer
en
muchísimos
países.
Todo
ha
cambiado
en
lo
audiovisual,
ya
no
se
hace
como
en
tiempos
de
la
televisión,
hoy
se
parece
mucho
al
cine.
La
estructura
de
grabación
y
los
escenarios,
son
casas,
calles
y
ámbitos
reales.
Si
comparás
una
tira
que
tenía
ciento
cincuenta
capítulos
como
Padre
coraje
con
estas
series
de
ocho
que
ahora
tienen
la
posibilidad
de
tener
mayor
cuidado,
elaboración
y
están
más
atentos
a
los
detalles,
incluida
la
actuación
de
los
intérpretes.”
Anticipa:
“La
perspectiva
es
continuar
con
Rojos
globos
rojos
y
además
sigo
dando
clases
de
teatro,
que
comparto
con
mi
mujer.
Anda
dando
vueltas
otro
proyecto
teatral,
pero
aún
nada
firmado”.