Este
verano
ha
sido
uno
de
los
más
atípicos
para
la
Casa
Real
Española,
y
lo
que
parecía
ser
un
simple
descanso
en
Palma
de
Mallorca
ha
terminado
convirtiéndose
en
un
auténtico
drama
digno
de
telenovela,
especialmente
para
la
reina
Letizia
Ortiz.
La
madrugada
del
sábado
al
domingo,
Zarzuela
tuvo
que
intervenir
de
manera
inesperada
para
llevar
de
vuelta
a
la
reina
a
la
isla
balear,
tras
un
frustrado
intento
de
escapar
de
sus
obligaciones
reales.
A
diferencia
de
otros
años,
en
los
que
los
reyes
pasaban
sus
vacaciones
en
Marivent,
este
2024
se
ha
visto
marcado
por
ausencias
y
desplantes.
Aunque
el
palacio
de
Marivent,
propiedad
del
gobierno
balear,
siempre
ha
sido
el
escenario
obligado
de
las
vacaciones
reales,
este
año
la
agenda
ha
estado
más
desordenada
que
nunca,
especialmente
por
la
presencia
de
Letizia,
Felipe
VI
y
las
princesas
Leonor
y
Sofía
en
los
Juegos
Olímpicos.
Letizia,
conocida
por
su
poco
apego
a
las
tradiciones
monárquicas,
había
planeado
cortar
su
estancia
en
la
isla
tras
una
paso
por
París,
una
excusa
perfecta
para
evitar
la
compañía
de
los
Borbones.
El
pasado
martes,
las
cámaras
lograron
captar
un
momento
inusual:
Leonor,
la
heredera
al
trono,
conduciendo
el
coche
oficial
con
la
infanta
Sofía
a
su
lado,
y
en
la
parte
trasera,
Letizia
y
la
reina
Sofía.
Las
sonrisas
forzadas
y
la
ventana
bajada
para
las
fotografías
solo
confirmaron
lo
que
ya
muchos
sospechaban:
la
reina
no
estaba
para
nada
contenta
con
la
situación.
La
escapada
frustrada
de
Letizia
Ortiz
Tras
su
escapada
a
París,
Letizia
pensó
que
podría
librarse
de
su
regreso
a
Marivent,
pero
no
fue
así.
El
sábado
por
la
mañana,
tras
aterrizar
en
Madrid
desde
la
capital
francesa,
Letizia
planeaba
otro
destino,
lejos
de
las
obligaciones
reales.
Sin
embargo,
un
llamado
enfurecido
de
Felipe
VI
cambió
sus
planes.
El
rey
la
obligó
a
regresar
a
Mallorca
para
cumplir
con
la
tradicional
cena
anual
en
el
restaurante
Mía,
una
cita
que
simboliza
la
unión
familiar,
pero
que
este
año
dejó
en
evidencia
las
graves
internas.
Así,
lo
que
debería
haber
sido
un
verano
de
descanso,
se
ha
convertido
en
una
temporada
de
tensiones
para
la
familia
real
española.
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