
Mientras
la
Tierra
se
incendia,
cuatro
mujeres
continúan
con
su
labor
parlamentaria
en
una
nave
espacial
que
orbita
el
planeta.
A
esta
altura
de
las
circunstancias,
la
parodia
no
resulta
tan
exagerada.
El
mundo
se
ha
vuelto
un
lugar
hostil
y
extraño,
ya
casi
nada
sorprende
tanto.
Y
Parlamento,
la
nueva
obra
teatral
de
Piel
de
Lava,
se
hace
cargo
de
esa
extravagancia
que
hoy
parece
moneda
corriente.
Después
del
sensacional
éxito
de
Petróleo,
una
obra
que
saltó
del
teatro
público
(el
Sarmiento
y
el
San
Martín)
al
circuito
comercial
de
la
calle
Corrientes,
giró
por
el
país
y
el
mundo,
tuvo
más
de
400
funciones
y
unos
85
mil
espectadores
(una
cifra
impresionante
para
una
producción
de
un
grupo
que
se
consolidó
en
el
contexto
del
teatro
alternativo),
Valeria
Correa,
Elisa
Carricajo,
Pilar
Gamboa
y
Laura
Paredes
montaron
una
investigación
performática
en
la
sala
ArtHaus
Central
y
ahora
estrenan
el
13
de
agosto
a
las
20:30
en
el
Teatro
Picadero
(Pasaje
Enrique
Santos
Discépolo
1857,
CABA)
una
versión
más
pulida
de
su
nueva
propuesta
teatral.
Las
funciones
serán
los
martes
de
agosto
y
septiembre
a
las
20:30,
las
entradas
cuestan
18
mil
pesos
y
se
consiguen
en
Plateanet,
Ticket
BsAs
y
en
la
boletería
del
Picadero).
“Parlamento
es
para
nosotras
un
alivio
–dice
Laura
Paredes,
sobre
esta
obra
que
incorpora
la
novedad
de
un
integrante
más
en
escena,
el
músico
Zypce,
encargado
del
diseño
sonoro
y
con
un
rol
muy
importante
en
escena–.
Sobre
todo
porque
de
alguna
forma
confirmamos
que
después
de
Petróleo
podíamos
hacer
lo
que
se
nos
diera
la
gana
en
términos
estéticos.
Que
se
podía
volver
con
mucha
comodidad
a
un
teatro
más
de
cámara,
que
es
el
que
nos
convoca
desde
siempre.
Y
que
podíamos
estrenar
una
obra
que
fue
encontrando
su
forma
final
con
el
público.
Es
difícil
entender
cómo
se
sigue
después
de
una
obra
que
fue
tan
central
para
el
grupo
como
Petróleo,
y
la
respuesta
a
esa
pregunta
nos
sorprendió
riéndonos
y
metiéndonos
en
problemas,
como
siempre.
Cuando
arrancamos
el
proceso,
no
teníamos
claro
el
dispositivo
escénico.
Fue
apareciendo
en
los
ensayos
y
con
el
trabajo
en
colaboración
con
el
escenógrafo
Rodrigo
González
Garillo,
que
ya
es
un
socio
creativo
e
indispensable
para
la
compañía
desde
Petróleo.
Tratamos
de
encontrar
un
dispositivo
que
reuniera
dos
mundos:
el
de
la
política
y
el
de,
por
llamarlo
de
algún
modo,
la
ciencia
ficción”.
Además
de
la
escenografía,
Rodrigo
González
Garillo
es
el
encargado
del
vestuario
de
Parlamento,
mientras
que
la
iluminación
de
esta
puesta,
sin
dudas
la
más
ambiciosa
de
la
historia
de
Piel
de
Lava,
es
de
Santiago
Badillo.
Valeria
Correa
asegura
que
una
de
las
premisas
del
grupo
al
empezar
un
proceso
nuevo
es
no
repetirse.
“Y
así
y
todo
es
emocionante
ver
cómo
van
apareciendo
de
forma
muy
orgánica
e
inconsciente
algunas
cosas
iguales
a
otras
obras
que
hicimos
–sostiene–.
Después
del
éxito
de
Petróleo
queríamos
sentir
que
seguimos
experimentando
en
lugar
de
quedarnos
con
una
supuesta
fórmula.
La
dirección
que
dejó
marcada
la
brújula
de
Parlamento
es
esa:
irnos
muy
arriba
en
el
desparpajo
grupal,
sentir
que
eso
se
celebra
como
gesto
en
sí
mismo”.
Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios
El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.
En
Parlamento,
el
humor
aparece
otra
vez
como
un
ingrediente
fundamental
de
la
propuesta
de
Piel
de
Lava.
“Es
un
modo
grupal
de
mirar
el
mundo
–remarca
Elisa
Carricajo–.
Aunque
esta
obra
es
un
poco
más
grotesca
en
algún
sentido,
creo
que
igual
es
un
humor
que
no
se
produce
por
burlarse
de
lo
que
trae,
sino
porque
nos
mete
en
problemas
como
actrices
que
intentan
dibujar
en
el
escenario
aquello
que
nos
conmueve
del
mundo.
Es
una
obra
muy
distinta
a
las
anteriores,
pero
a
la
vez
todas
las
que
hicimos
son
distintas
entre
sí.
En
fin,
creo
que
hay
continuidad,
hay
timonazo
y
hay
hipótesis
de
cosas
que
podrían
crecer
en
el
futuro,
un
poco
de
todo…”.
Pilar
Gamboa
recuerda
lo
que
pasó
después
de
una
función
de
Parlamento
en
el
prestigioso
Festival
Santiago
a
Mil
de
Chile:
“En
una
charla
posterior
a
una
función,
una
espectadora
nos
dijo
que
la
emocionaba
‘lo
estudiantil’
que
tenemos
a
la
hora
de
trabajar.
Para
mí
fue
muy
revelador
escuchar
eso.
Parlamento
confirma
que
nos
gusta
pasarnos
un
poco
de
la
raya
en
términos
de
poner
el
cuerpo
al
servicio
de
lo
lúdico
y,
por
qué
no,
del
ridículo.
Ser
siempre
unas
niñas,
con
la
desfachatez
de
una
estudiantina
que
arriesga
porque
en
esta
década
de
los
40
años
largos
largos
y
cómodos
que
atravesamos
ya
no
hay
nada
que
perder”.
En
el
origen
de
Parlamento
hay
una
serie
de
pruebas
que
Piel
de
Lava
puso
en
marcha
entre
diciembre
de
2022
y
febrero
de
2023,
durante
la
residencia
que
ArtHaus
le
propuso
al
grupo.
“Trabajamos
sobre
dos
ejes:
el
aspecto
sonoro
y
lo
parlamentario
como
un
mundo
a
indagar
–explica
Correa–.
Nos
llamó
la
atención
la
aparición
de
formas
más
radicales
de
representación
o
performance
en
los
Parlamentos
en
todo
el
mundo,
en
paralelo
al
crecimiento
de
las
ultraderechas
y
los
discursos
de
odio.
El
vaciamiento
del
protocolo
democrático
de
representación,
el
conflicto
como
estrategia
para
eludir
el
diálogo…
No
pensamos
en
Argentina
en
particular,
lo
vimos
como
algo
mundial.
Cuando
empezamos
a
probar,
apareció
muy
pronto
el
humor,
cierta
tensión
entre
sostener
todo
lo
burocrático
y
las
estrategias
performáticas
para
impedir
que,
por
ejemplo,
una
votación
avance”.
Imposible
no
relacionar
este
nuevo
trabajo
de
Piel
de
Lava
con
el
nuevo
clima
de
época:
cataratas
de
odio
en
las
redes
sociales,
políticos
que
conquistan
en
base
al
exotismo
y
la
radicalización
de
ideas
ultraconservadoras
que
hasta
no
hace
mucho
parecían
un
recuerdo
gris
del
pasado.
Trump,
Bolsonaro,
Orban,
Meloni,
Milei…
Los
ejemplos
se
multiplican
día
a
día.
“Nosotras
empezamos
observando
lo
que
pasa
en
muchos
Parlamentos
europeos
porque
veíamos
muchas
mujeres
(tal
vez
hasta
mujeres
a
las
que
los
movimientos
feministas
habían
empoderado)
sosteniendo
discursos
antiderechos
–revela
Carricajo–.
Algo
de
lo
bizarro
que
aparece
en
la
obra
ya
estaba
ahí.
Por
otra
parte,
esas
mujeres
(Meloni,
las
de
Vox
en
España,
las
bolsonaristas
en
Brasil,
etc.)
tienen
más
o
menos
nuestra
edad.
Primero
probamos
con
pelucas,
pero
después
nos
dimos
cuenta
de
que
estaban
cerca
nuestro,
de
que
era
cuestión
de
peinarse
y
ponerse
un
traje
y
ya
nos
parecíamos
a
ellas.
Y
ahí
surgió
algo
muy
divertido.
Pero
no
pensamos
en
Milei.
No
lo
estudiamos
ni
a
él
ni
a
las
personas
que
lo
acompañan.
Primero
no
creímos
posible
que
fuera
a
ganar
la
presidencia
(como
muchas
personas).
Fuimos
diversificando
las
referencias
y
a
la
vez
generamos
nosotras
mismas
ficción
a
partir
de
todo
eso.
No
queríamos
que
la
obra
sea
simplemente
reproducir
lo
que
ya
vemos
afuera
todos
los
días
(que
también
es
un
mecanismo
de
ficción
muy
potente,
hay
que
decirlo).
Hay
un
clima
de
época
sobre
el
que
la
obra
trabaja,
eso
está
claro.
Está
en
foco
cierta
forma
de
hacer
política
que
instala
este
tipo
de
personajes.
Pero
también
hay
alrededor
de
esa
realidad
una
búsqueda
permanente
de
estar
en
otro
lugar
que
la
representación
o
la
burla
de
la
referencia.
Y
ese
lugar
es
la
ficción,
que
siempre
inventa
un
mundo
nuevo”.
Esos
mundos
alternativos
siempre
resonaron
en
la
obra
de
Piel
de
Lava,
como
pudo
comprobarse
en
la
retrospectiva
de
los
trabajos
del
grupo
que
Vivi
Tellas
organizó
en
el
Teatro
Sarmiento
en
2018,
una
bisagra
en
su
historia,
que
ya
tiene
más
de
veinte
años.
“Fue
muy
importante
esa
experiencia
–asegura
Gamboa–.
Por
primera
vez
cobramos
un
sueldo
por
nuestro
trabajo,
lo
que
nos
permitió
que
sea
una
prioridad
para
nosotras.
Ese
programa
de
artistas
en
residencia
incluía
un
seminario
para
actores,
un
workshop
para
todos
los
que
estuvieran
interesados
en
nuestra
manera
de
trabajar.
Y
eso
fue
fascinante
y
muy
rico
porque
pudimos
tomar
conciencia
real
de
nuestros
procedimientos,
nuestras formas
de
crear,
nuestra
dramaturgia
grupal.
Haber
trabajado
todo
ese
año
juntas
afianzó
nuestro
lenguaje,
nuestra
manera
de
crear
y
también
nuestro
entusiasmo
grupal
como
bandera”.