
El
proceso
de
construcción
de
Intemperie
o
el
mundo
a
través
de
las
flores.
Grotesco
en
un
acto
se
vio
atravesado
por
la
muerte
de
mi
madre.
Y
aunque
no
fue
eso
lo
que
me
motivó
a
hacer
esta
obra,
pues
ya
nos
encontrábamos
en
el
último
tramo,
sí
me
confirmó
que
el
mundo
que
estábamos
creando
estallaba
lo
real;
que
eso
que
yo
veía
como
la
exacerbación
de
la
forma
no
era
más
que
un
pedazo
posible
de
la
existencia.
Lo
absurdo
de
la
muerte
y
lo
grotesco
del
dolor
componían
lo
escénico
y
el
presente
de
mi
vida,
al
unísono;
con
la
misma
intensidad,
la
misma
crueldad,
la
misma
belleza.
Intemperie
es
el
resultado,
como
la
mayoría
de
mis
obras,
de
ir
tras
la
búsqueda
de
una
teatralidad
exultante;
y
del
deseo
profundo
de
hacer.
El
teatro
es
colectivo
por
definición
y,
en
lo
personal,
no
conozco
otra
forma
de
hacer
una
obra
que
no
sea
por
la
común-unión
de
un
puñado
de
seres
que
coinciden
en
tiempo,
espacio
y,
sobre
todo,
deseo.
Así
fue
que
con
este
elenco
nos
reunimos
para
investigar
sobre
el
grotesco
y
hacer
cuerpo
las
características
que
lo
definen.
Partimos
de
Stefano
y
Mateo
de
Armando
Discépolo,
obras
contenedoras
por
antonomasia
de
esta
poética,
que
nos
arrojaron
directamente
al
vasto
mundo
discepoleano:
sus
temas,
sus
personajes,
sus
colores,
sus
bemoles
y
su
universalidad,
tan
cercana,
tan
existencial,
tan
argenta.
Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios
El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.
Fue
inevitable
que
nos
pasaran
por
encima
lo
injusto,
lo
precario
y
lo
cruel;
rasgos
que
conforman
la
poética,
sí;
pero
también
nuestra
existencia,
pasada,
presente
y,
por
cómo
venimos,
claramente
futura.
Parece
que
los
cuerpos
rotos,
deformes
por
aguantar
las
circunstancias,
nunca
pasan
de
moda.
Por
eso
tomamos
al
grotesco
criollo
y
lo
corrimos
aún
más.
De
sus
personajes
tomamos
sus
funciones
y
así
nos
quedamos
con
la
madre
que
pierde
a
su
hijo
una
y
mil
veces;
con
el
varón
proveedor
que
prometió
una
vida
mejor
y
lo
único
que
logró
fue
no
morir,
aún;
con
“la
mamma”,
la
que
ya
vivió
todo,
la
que
carga
con
todos
los
muertos,
la
que
ya
sabe
que
la
historia
se
repite;
con
el
hijo
menor,
el
que
aún
tiene
ilusión,
el
que
promete
una
y
otra
vez
que
va
a
ser
“la
salvación
de
la
familia”;
con
las
hijas
jóvenes,
la
que
se
resigna
al
existir
y
la
que
es
portadora
de
los
recuerdos;
con
el
explotado,
el
que
tiene
que
“tirar”
para
sacar
adelante
a
la
familia;
y
con
la
música,
la
utopía,
la
que
está
siempre,
pero
lejos.
Nuestros
personajes
devinieron
eternos
inmigrantes,
expulsados
de
todos
lados,
arrojados
a
la
eternidad
que
repite
una
y
otra
vez,
su
“suerte”.
Creamos
un
cambalache
discepoleano.
Mezclamos
a
Margarita,
Stefano,
María
Rosa,
Chichilo,
Ñeca,
Lucía
y
Mateo
para
conformar
una
nueva
familia;
una
que
vive
a
la
intemperie,
porque
la
época
de
vivir
en
una
sola
habitación
apiñados
ya
pasó,
ahora
es
peor.
Estallamos
el
mundo
discepoleano,
que
nos
es
propio
y
tristemente
actual,
porque
la
realidad
estalló.
En
épocas
donde
quienes
nos
presiden
impulsan
la
muerte
real
y
simbólica
de
nuestra
cultura,
se
vuelve
vital
sostener
nuestro
arte,
como
un
acto
de
resistencia,
como
un
gesto
de
rebeldía.
Sin
embargo,
no
todo
es
dolor
y
muerte,
Intemperie
o
el
mundo
a
través
de
las
flores.
Grotesco
en
un
acto,
intenta
salvar
a
la
belleza.
La
salva
de
lo
precario,
de
la
frustración,
de
lo
absurdo
de
la
existencia;
la
salva
de
la
intemperie
y
le
brinda
un
mundo
a
través
de
las
flores
porque
“así
es
más
hermoso”;
y,
por
supuesto,
también
la
salva
de
la
muerte,
real
y
simbólica.
Esa
belleza
que,
también,
es
inherente
a
la
existencia;
esa
belleza
presente
aún
en
lo
grotesco,
como
en
el
dolor,
como
en
el
duelo;
esa
que
surge
por
las
grietas,
a
pesar
de
lo
injusto,
a
pesar
de
la
pobreza;
esa
belleza
que
debe
ser
para
todes;
esa
belleza
del
deseo,
de
lo
“por
venir”,
de
ser
y
estar,
del
arte.
“Sonamos
en
tonos
menores”
dice
Stefano.
Es
cierto
mi
querido,
pero
también
somos
arte.
*Directora
y
autora
de
Intemperie
o
el
mundo
a
través
de
las
flores.
Grotesco
en
un
acto.