El clásico de Tolkien vuelve a ser la mejor historia posible

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En
el
universo
de
la
series
hay
de
todo,
pero
pocas
series
han
logrado
construir
un
relato
épico
como
El
señor
de
los
anillos:
los
anillos
de
poder,
que
toma
el
universo
de
J.R.R.
Tolkien,
antes
de
todo
lo
que
conocemos
gracias
a
Peter
Jackson,
y
cuenta.
Los
showrunners
J.D.
Payne
y
Patrick
McKay
(junto
con
Lindsey
Weber,
Callum
Greene,
Justin
Doble,
Jason
Cahill
y
Jennifer
Hutchinson,
y
el
productor
coejecutivo
Charlotte
Brändström)
han
demostrado
en
la
primera
temporada
algo
fantástico:
han
sabido
captar
una
esencia,
un
legado,
tanto
en
la
literatura
como
en
el
cine,
y
la
han
convertido
en
la
mejor
serie
del
momento.
En
una
serie
que
con
un
presupuesto
fuera
de
la
norma,
el
imaginario
visual
de
Jackson
y
de
varios
dibujantes
que
lo
han
precedido,
adquiere
una
forma
que
poco
se
ve
hoy:
una
belleza
que
no
parece
basada
en
la
urgencia
pero

en
la
calidad.
Y
en
esa
maravilla,
aparecen
los
personajes,
los
clásicos,
Galadriel
interpretada
por
Morfydd
Clark,
el
Halbrand
de
Charlie
Vickers
y
otros
que
todavía
no
sabemos
del
todo
quiénes
son,
pero
que
dan
cuenta
de
la
variedad
del
universo
de
Tolkien. 

El
actor
Lloyd
Owen,
que
se
suma
en
esta
temporada
como
Elendil,
entiende
que
esta
serie
refleja
esa
preocupación
de
Tolkien
por
el
estado
del
mundo:
“Siento
que,
desde
que
se
ha
escrito,
El
señor
de
los
anillos
es
una
obra
artística
que
habla
sobre
el
estado
del
mundo,
que
como
sabemos,
es
y
no
es,
siempre
el
mismo.
El
continuo
retorno
de
la
lucha
de
hombres
entre
hombres,
mujeres
contra
mujeres,
países
contra
países,
odio
racial,
la
permanente
idea
de
la
oscuridad
avanzando,
y
esa
oscuridad
tomando
incluso
hasta
las
raíces
de
nuestra
propia
naturaleza”.
Y
suma:
“Uno
podría
decir
que
es
una
alegoría,
pero
sabemos
que
en
este
mundo,
con
nuestro
medio
ambiente,
es
cada
vez
más
cierto.
Entonces,
este
show,
sobre
el
mal
creciendo
y
las
responsabilidades
adyacentes
a
todos
los
miembros
de
un
lugar,
de
un
mundo,
de
un
pueblo,
de
un
país,
para
vencerlo,
frenarlo,
es
tremendamente
actual.
Es
un
momento
donde
es
muy
fácil
sentir
que
el
otro
es
el
enemigo
y,
creo,
Tolkien
hablaba
de
eso,
de
cuanto
el
real
poder
se
beneficia
cuando
no
nos
entendernos
y
no
podemos
ver
el
mundo
de
otra
forma,
vernos
de
otra
forma,
incluso
cuando
hay
diferencia
radicales,
que
creemos
imposibles
de
vencer”.

La
actriz
que
interpreta
a
Miriel,
Cynthia
Addai-Robinson,
se
suma
a
las
ideas
de
su
compañero:
“Es
cierto
y
es
importante
entender
eso:
en
esta
historia,
como
en
todo
Tolkien,
es
crucial
la
reunión,
el
entenderse
es
lo
que
permite
avanzar
contra
el
mal.
Es
más,
no
solo
avanzar,
permite
descubrirlo,
entender
que
hace
en
las
sombras,
entender
cómo
se
mueve,
como
nos
divide.
En
este
relato,
en
el
cual
el
mal
va
surgiendo
en
las
sombras
hay
mucho
de
saber
leer
las
intenciones,
y
sobre
que
sucede
cuando
fallamos
haciendo
eso.
Tolkien
creía
en
el
bien
y
el
mal,
y
cómo
eso
se
reflejaba
directamente
en
nuestro
mundo,
en
nuestras
pequeñas
acciones.
La
serie
tiene
gran
parte
de
su
alma
invertida
en
eso,
y
para
eso
es
necesario
recrear
un
mundo,
darle
una
gran
entidad,
que
se
sienta
que
hay
un
mundo
por
el
que
pelear,
un
mundo
habitado,
donde
hay
gente
que
tiene
sus
historias,
y
que
está
dispuesta
a
sacrificar
su
vida,
su
día
a
día,
su
comodidad,
por
un
bien
superior,
a
actuar
y
dar
el
paso
al
frente
en
pos
del
beneficio
general.
En
nuestro
Anillos
de
poder
hay
mucho
de
eso”.

Esto
no
les
gusta
a
los
autoritarios

El
ejercicio
del
periodismo
profesional
y
crítico
es
un
pilar
fundamental
de
la
democracia.
Por
eso
molesta
a
quienes
creen
ser
los
dueños
de
la
verdad.

LA
COMUNIDAD
DEL
ANILLO.
El
mítico
actor
Charles
Edwards,
que
hace
de
Lord
Celembrimbor
y
además
tiene
un
historial
en
series
como
Downton
Abbey
o
films
clásicos
varios,
celebra
al
equipo
de
la
series:
“Es
importante
entender
que
el
contar
hay
también
una
comunidad.
Al
menos
en
esta
forma
de
contar,
hay
una
comunidad
enorme,
gigante:
un
equipo
de
producción
que
hace
que
todo
lo
que
hacemos
sea
más
fácil.
Y
entre
nosotros
no
es
difícil
sentirse…”.
Antes
que
Edwards
pueda
finaliza,
es
el
actor
Maxim
Baldry,
quien
lo
interrumpe
amablemente:
“…
una
familia.
Hemos
estado
mucho
tiempo
juntos,
el
rodaje
de
Nueva
Zelanda
unió
mucho
al
equipo,
muchísimo.
Pero
por
cada
cosa
que
se
ve
en
pantalla,
hay
un
gran
equipo
en
acción.
No
se
trata
solo
de
una
inversión,
se
trata
de
una
familia,
que
cuenta.
Todos
estamos
empujando
hacía
el
mismo
lugar”.
Edwards
agrega:
“No
sabes
lo
importante
que
es
dirigirse
a
un
set,
entrar
al
mismo,
y
ver
un
trabajo
que
realmente
te
quita
el
aliento,
que
te
hace
sentir
que
estás
en
un
libro,
un
rincón
que
nunca
pensaste
que
podías
estar.
Es
algo
muy
impresionante,
que
ayuda
mucho
que
contemos
con
mucha
firmeza,
creyendo
en
nuestros
personajes,
creyendo
en
sus
pasos,
en
donde
viven,
en
ese
mundo.
Hay
un
nivel
de
orfebrería,
de
efectos
especiales,
de
canciones,
que
realmente
abruman.
Uno
no
puede
acostumbrarse
a
eso,
nunca.
De
hecho,
uno
vive
muy
agradecido
por
eso”.
Y
se
agrega
a
esa
idea
la
alegría
de
Baldry:
“Es
algo
que
te
permite
elevar
a
tu
personaje,
te
permite
pensar
distinto.
En
todo
lo
que
se
hace
aquí,
es
muy
especial
el
apoyo
que
recibimos,
y
ahí,
como
decía
Charles,
entran
los
sets,
la
música,
todo,
absolutamente
todo.
Cuando
vemos
el
producto
final,
no
es
difícil
entusiasmarse,
sentir
que
estás
contando
la
historia
más
grande
del
mundo.
Y
sentir
humildad,
miedo,
y
muchísima
alegría”. 

CONTAR
JUNTOS.
El
actor
Lloyd
Owen
festeja
la
alegría
que
la
serie
ha
generado.
Y
el
fanatismo.
Owen:
“Mucho
de
lo
de
lo
que
he
hecho
en
mi
vida
ha
sido
en
el
teatro.
Entonces
mi
entrenamiento,
mi
vida,
ha
respondido
más
contar
en
la
intimidad.
Acá
hay
otra
cosa
que
contar,
otro
formato,
hay
un
relato
gigante,
vistos
por
millones,
que
ha
costado
millones,
que
busca
crear
un
mundo,
y
que
ese
mundo
sea
visto
por
muchos.
En ese
sentido,
ir
a
San
Diego
Comic
Con,
a
lHall
H,
sentarse
frente
a
7000
personas
y
sentir
esa
energía
es
algo
nuevo.
Que
te
frenen
en
la
calle
y
te
pregunten
de
tu
personaje.
Es
un
nivel
que
desconozco
de
exposición.
Entonces,
ese
fanatismo,
sentirse
parte
de
un
legado
que
ha
definido
una
gran
parte
del
ADN
de
la
cultura
a
nivel
global,
que
todavía
es
adorado
por
una
legión
de
fans
es
muchísimo.
Entonces,
empiezas
a
ver
que
en
el
cuento,
en
el
relato,
tenga
la
forma
que
tenga,
hay
un
punto
de
comunidad,
hay
un
punto
de
unión,
un
punto
donde
podemos
encontrarnos.
Es
la
historia
más
vieja
del
mundo:
el
cuento
alrededor
del
fuego.
Y
aún
así,
impresiona
cuánto
puede
conectarnos
a
otros
un
relato
sobre
el
bien
y
el
mal.
Lo
que
allí
hay,
va
más
allá
de
otras
cosas.
A
veces
no
nos
damos
cuenta
de
ese
poder
de
contar.
Y
de
escuchar
lo
que
nos
cuentan”.
Agrega
Cynthia
Addai-Robinson:
“En
un
momento
del
mundo
donde
es
muy
sencillo
perderse
en
lo
que
solo
queremos
escuchar,
ver
a
otros
que
escuchan
lo
mismo
que
nosotros,
que
pueden
o
no
pensar
lo
mismo
que
nosotros,
es
un
montón.
En
sociedades
que
han
sido
divididas
por
cosas
tan
simples
y
complejas
como
la
tecnología,
donde sentimos
una
distancia
abismal
que
nos
separa,
en
un
segundo
estamos
pensando
en
tal
o
cual
personaje.
En
los
relatos
aparece
lo
que
somos,
aparece
la
comunidad,
aparece
lo
que
somos
nosotros
en
el
set,
lo
que
es
todo
ese
equipo
gigante,
esos
fans
de
los
que
hablamos,
y
mucho
más.
Por
eso
estos
relatos
grandes
son
más
de
lo
que
a
veces
creemos,
son
un
punto
de
encuentro,
de
hablar,
de
entender.
Y
esta
serie apuesta
a
ser
grande,
a
ser
vista
por
todos,
a
tener
un
corazón
que
permita
que
muchos
se
sientan
identificados
con
él”.

*Desde
México.