Fredy
Guarín,
exfutbolista
colombiano
de
38
años,
ha
contado
en
una
entrevista
concedida
a
‘La
Gazzetta
dello
Sport’
que
“el
alcohol
devastó
mi
vida,
pero
lo
superé
y
renací”.
El
ex
de
Boca
Juniors,
Saint-Étienne,
Oporto
e
Inter,
entre
otros
equipos,
habló
con
Francesco
Pietrella
desde
Miami
de
la
adicción
que
acaba
de
superar.
Trabajo
todos
los
días
para
ahuyentar
esos
fantasmas,
No
tuve
límites
por
mucho
tiempo
y
me
desgasté
el
alma
“Trabajo
todos
los
días
para
ahuyentar
esos
fantasmas,
pero
vuelvo
a
ser
el
mismo
de
antes.
Después
de
dejar
de
jugar
en
2021,
Comencé
un
camino
difícil,
tomé
caminos
equivocados
y
me
consumí
con
alcohol.
No
tuve
límites
por
mucho
tiempo,
me
desgasté
el
alma,
pero
cuando
me
di
cuenta
que
estaba
perdiendo
el
control
dije ‘basta’.
La
adicción
es
cosa
del
pasado,
pero
sigue
escondida
a
la
vuelta
de
la
esquina”,
relata.
El
alcoholismo
siempre
será
un
rival
difícil
de
regatear
“El
alcoholismo
siempre
será
un
rival
difícil
de
regatear,
digámoslo
así.
Uno
de
esos
que
siempre
intentarán
ponerme
en
dificultades,
pero
estoy
trabajando
en
mí,
en
mi
nueva
vida
y
en
mi
salud.
Todo
por
mis
hijos
y
por
quienes
me
rodean”,
explicó
el
antiguo
ídolo
de
la
afición ‘nerazzurri’.
Fredy
Guarín,
que
estuvo
en
la
órbita
Real
Madrid,
ya
habló
de
su
alcoholismo: “Llamé
al
diablo”
En
mayo
de
2024
Guarín,
que
en
2011
estuvo
en
la
órbita
del
Real
Madrid,
ya
habló
en ‘Semana’
de
su
adicción
al
alchol.
“Lo
mío
fue
durante
20
años
entregarme
al
fútbol
y
es
lo
que
yo
sé
hacer.
Tampoco
me
preparé
para
otras
cosas.
Quedé
como
desamparado
y
tomé
decisiones
que
no
fueron
buenas”,
reflexionó
el
de
Puerto
Boyacá.
Guarín
declaró
que
reconoció
que “la
verdad
fue
que
me
desvié”
y
que “mi
decisión
fue
aferrarme
al
alcohol”.
A
la
pregunta
de “¿Usted
es
alcohólico?”
la
respuesta
de
Fredy
Guarín
fue
contundente: “Ciento
por
ciento.
Soy
alcohólico,
lo
reconozco
y
soy
un
adicto
en
recuperación.
Pero
aprender
es
de
gran
motivación”.
Pero
Fredy
Guarín
ve
la
luz
al
final
del
túnel
de
su
adicción
al
alcohol: “Llegó
un
punto
donde
ya
no
podía
más
seguir
con
esa
forma
de
vida
y
me
tocó
pedir
ayuda
porque
lo
intenté
varias
veces,
pero
había
recaído.
Me
tocó
rendirme
y
entregarme
a
mi
ser
superior,
a
unos
profesionales
con
los
que
estoy
trabajando
para
poder
remediar
muchas
cosas.
Recuperar
la
confianza
tanto
mía,
como
la
de
mis
hijos,
la
de
mis
familiares.
Proyectarse
y
aceptar
fue
lo
principal.
No
podía
solo
y
me
dejé
ayudar.
Estoy
en
ese
proceso.
Con
toda
seguridad
le
puedo
decir
que
este
es
el
definitivo.
Ya
le
toqué
la
puerta
al
diablo
y
no
es
lo
mejor”